Música y poesía: alivio de la memoria y venganza contra el olvido
La poesía y un poco el azar me llevaron al encuentro con el jazz original de Roger Nuncio Jazz Trío, integrado por los artistas locales con trayectoria internacional Roger Nuncio, Francisco Lelo de Larrea y Raúl Ramos, músicos consagrados pero poco conocidos para los ignorantes del movimiento underground en la ciudad.
Sucede que Silvia Eugenia Castillero, poeta y ensayista residente en Guadalajara, actual directora de la revista Luvina, llegó a la ciudad de Monterrey para impartir el segundo módulo, dedicado a la poesía, del Diplomado de creación literaria, ofrecido por el INBA y difundido por CONARTE. Como Silvia debía irse el viernes temprano, los integrantes del taller convenimos juntarnos en algún lugar el jueves. Todo coincidió para que ese lugar fuera el San Juanito Blues Café, proyecto que comenzó hace dos años, aunque en el presente local llevan apenas cinco meses.
Los colegas del taller nos quedamos de ver en el lugar a las ocho y media de la noche. Dado que llegué puntualmente aprovechar la oportunidad para entrevistar a la dueña del lugar, Raquel Sirena Esquivel y llevarme una genial sorpresa. Sucede que Raquel, músico, vocal y compositora de Sirena Blues, maneja junto a su compañero, el artista Joao Quiroz el San Juanito Blues Café, localizado en Dr. José María Coss 317 Sur, entre las calles Washington y 15 de mayo, en la periferia del Barrio Antiguo de Monterrey, la casi extinta zona cultural de la ciudad, que ahora vuelve ardiente y policromática como sólo un ave fénix o el monstruo del doctor Frankenstein podrían hacerlo.
En otras ocasiones había asistido al café, también bar y galería, por invitación del poeta Guillermo Jaramillo, pues los miércoles de cada quince días, a partir de las nueve de la noche, organiza lecturas de obra poética intercaladas por performance y pausas musicales. Apenas en esta ocasión tuve oportunidad de conocer a fondo la propuesta del San Juanito. Raquel me dio un rápido recorrido cultural a través de la historia del blues y el jazz y la plástica en la ciudad, así como del concepto que maneja su espacio y galería, compuesta por piezas de Jaime Flores Mendoza, cuya obra ha pasado por Estados Unidos, Nueva York, Argentina, Los Ángeles, las manos de Manu Chao, y de Flavio, de Los fabulosos Cadillacs. También hay obra de Edgar Bacalao, grabador formado en Oaxaca y de Orlando Delgado, seleccionado en 2012 para la Bienal Rufino Tamayo, así como de Joao Quiroz cuya obra ha viajado por el Distrito Federa, Zacatecas y Real de Catorce, en San Luis Potosí.
Vislumbro rayos láser de esperanza; el San Juanito Blues Café es un espacio ideal para que los huérfanos del amnésico siglo XX se conozcan, reconozcan y proliferen. Como dice Raquel, los empresarios deben apostarle a la cultura porque la gente necesita opciones. Los únicos lugares, continúa, que permanecieron abiertos durante la ola violenta que petrificó más de dos años la ciudad y el área metropolitana fueron lugares con algún tipo de oferta cultural, como Gargantúas, La chunga, La tumba, el Café Nuevo Brasil e incluso restaurantes como Neuquén, donde ocasionalmente también hay expresiones musicales independientes, todos en la zona centro de Monterrey y la mayoría en el Barrio Antiguo.
En lo particular, seguiré pendiente de lugares como el San Juanito, no sólo porque me recuerdan por la atmósfera a novelas como, En el camino, Rayuela o Los detectives salvajes, sino también porque la oferta musical es de máxima calidad, a un precio bastante accesible (sesenta pesos por dos horas de concierto, los jueves de jazz y los viernes de blues), el ambiente es genial y las horas felices, frecuentes.
En fin, recordando lo que dice Chesterton sobre la música y la sociedad de consumo, concluyo que no tengo mucho dinero, pero soy rica porque estoy más cerca de la poesía.