Mi pa(í)z
Ilustración: Gerardo Suzán
En este ensayo, Karen Villeda escribe mano a mano con Octavio Paz para reflexionar sobre algunos de los temas más urgentes del país: los derechos humanos, las fosas clandestinas, la impunidad. En México, dice la autora, «los objetivos políticos han usurpado los derechos cívicos».
Cada sociedad al definirse a sí
misma, define a las otras.
OCTAVIO PAZ
DERECHOS HUMANOS
1. m. pl. Especialmente en el ámbito internacional, derechos fundamentales.
~derechos fundamentales m. pl. Derechos que, por ser inherentes a la dignidad humana y por resultar necesarios para el libre desarrollo de la personalidad, son normalmente recogidos por las constituciones modernas asignándoles un valor jurídico superior.
2. «Es bueno el encaje pero no tan ancho».
3. Paz: Siempre hay un nosotros en cada uno de nosotros […] El fin del hombre no es el hombre sino algo que está más allá y que no acertamos nunca a llamar con un nombre propio sino con otro que, aunque sea vago, nos define y define a nuestros semejantes: los otros. Estamos aquí sobre esta tierra con los otros y por los otros. («Nuestra Fundación: principios y fines», p. 12).
4. Méx. Los expertos señalan que todo derecho es una construcción sociopolítica. En el México real los derechos humanos son una construcción de valor ornamental. En el México desgraciado las violaciones reiterativas a los derechos humanos son construcciones de antaño. Sus muros son impenetrables; sus vigas, preferentes, y sus losas de una argamasa inconmovible. Los expertos también señalan que los derechos humanos no pueden protegerse a expensas del resto de la sociedad. Tienen razón. Aquí estamos a la vanguardia. Mientras persisten la masacre y la represión, hay derechos humanos que están en boga, como el derecho de acceso a la información, la transparencia y la rendición de cuentas. Los objetivos políticos han usurpado los derechos cívicos. Los expertos insisten en la autodeterminación del ciudadano mientras el Estado de derecho es presa de un poder público insaciable. Los expertos le echan la culpa a los actores sociales, quienes deben reconocerse como sujetos de derechos. De esta manera pueden construirse como ciudadanos y redefinir la posición de los servidores públicos ante la sociedad y su desempeño. Los expertos hablan de cultura política sin un enérgico fomento al seguimiento y evaluación de los afortunados que conforman la división de los tres poderes.
La supuesta rotación de partidos en los gobiernos federal, estatal y municipal, la apática ida a las urnas y el conteo minado en las votaciones son el entretelón de un desastre que nos es natural: la damnificación de los derechos humanos. Cuando sube el telón, el espectáculo es de primer nivel: un día de octubre de 1519, los encomenderos chasqueando las Leyes de Indias, una Procuraduría de los Pobres vendida al mejor postor, los veintinueve artículos en la Constitución de 1857, las socavadas garantías individuales, otro día de octubre de 1968, el halconazo, la guerra sucia, Acteal, Atenco, la guerra contra el narco. Reformas consecutivas. Discursos vacíos, ratificaciones de la demagogia. La sangre nos purifica como pueblo y los herederos de los encomenderos siguen su programa de limpieza de sangre.
EMANCIPACIÓN
1. f. Acción y efecto de emancipar o emanciparse.
2. «Mal de muchos, consuelo de tontos».
3. Paz: El que monta en burro no cree en las utopías ni en las ideologías. Cree en el cielo y en el infierno. La utopía es la enfermedad de los intelectuales, no del pueblo. Ni en México, ni en ningún otro lado, el pueblo ha creído en las utopías. («América en plural y en singular. II. Los nacionalismos y otros bemoles» p. 28).
4. Méx. Se les exige a los grupos vulnerables y a las minorías pensarse como personas situadas en su propio contexto social e histórico. Hablamos de sectores afectados por determinados roles y limitados por algunas prácticas socioculturales. Desde la perspectiva general de algunos enfoques específicos, como la equidad de género o la atención a las adicciones, se revela que sendos porcentajes de la población son vulnerables: las mujeres, los niños de casa o en situación de calle, los preadolescentes, los adolescentes, los pueblos indígenas, las personas de la tercera edad, las personas discapacitadas, los pobres debajo de la línea de la pobreza. Si la justicia es una obra colectiva, entonces la emancipación es una suerte de acuerdo compartido. Cada comunidad protege las virtudes que considera más espontáneas y cada comunidad también tiene un concepto diverso sobre la distribución de sus bienes, los cuales, a su vez, son evaluados de manera diferenciada. Las políticas públicas se aprovechan de esta situación dando cabida a las demandas de las minorías y se colocan en el aparador como la solución innovadora para la desigualdad prevaleciente. Proponen la implementación de cuotas y estrategias separatistas que se convierten en permanentes, empeorando el desequilibrio.
Estas enmiendas promueven una determinada concepción del bien común que nos divide drásticamente porque siempre responden al parámetro de bienestar de unos cuantos, al tiempo que se alejan de un estándar en el que las preferencias y los deseos de los implicados son evaluados competentemente. No hay integración, sino exclusión velada. El resultado es que los excluidos somos (casi) todos.
FOSA
1. f. Enterramiento, sepulcro. | f. Hoyo en la tierra para enterrar uno o más cadáveres. | f. Anat. Depresión que existe en la superficie de algunos huesos.
fosa común f. Lugar donde se entierran los restos humanos exhumados de sepulturas temporales o los muertos que, por cualquier razón, no pueden enterrarse en sepultura propia.
2. «El muerto y el arrimado, a los tres días apestan».
3. Paz: Hoy recuerdo a los muertos de mi casa. / Rostros perdidos en mi frente, rostros / sin ojos, ojos fijos, vaciados, / ¿busco en ellos acaso mi secreto, / el dios de sangre que mi sangre mueve, / el dios de yelo, el dios que me devora? / Su silencio es espejo de mi vida, / en mi vida su muerte se prolonga: / soy el error final de sus errores. (Fragmento de «Elegía interrumpida»).
4. Méx. Las fosas ya no solamente aparecen en la perra frontera, no están al lado de sus bardas y endebles rejas. Ciudad Juárez o Tijuana ya son un desierto paradigma. En San Fernando encuentran fosas clandestinas con cientos de migrantes. No todo está perdido. Al noroeste de Sonora hay un pueblito con un nombre poético. En Altar venden artículos a los migrantes para resistir: anticonceptivos para las mujeres y bloqueador solar para los hombres.
La fosa es, ahora, una cortina de humo que nos embrutece: tantos muertos y no nos hemos hecho más sabios. No sabemos sus nombres. Acaso intuimos sus edades y su origen. Hay incontables víctimas que son un caldo en ácido o una osamenta enterrada en la arena. Excluidos de la historia, estos muertos pierden su humanidad. Otra vez Paz: la deshumanización de las víctimas […] correspondía a la deshumanización de los verdugos. (La llama doble: amor y erotismo, p. 169).
Los verdugos se erigen como semidioses debido a una matanza sistemática en aras de lo que hace a un país: territorio, población y gobierno. Una excursión familiar que toma un camino equivocado, una mirada dirigida a la persona inadecuada, una simple negativa ya es buscarnos la muerte. Nos la estamos jugando. La muerte se ha institucionalizado.
GRILLO
1. m. Insecto ortóptero, de unos tres centímetros de largo, color negro rojizo, con una mancha amarilla en el arranque de las alas, cabeza redonda y ojos muy prominentes.
andar a grillos. loc. verb. coloq. Ocuparse en cosas inútiles o baladíes.
2. «Nadie sabe para quién trabaja».
3. Paz: [La ingobernabilidad] no es ni ha sido un fantasma sino una realidad que ha ensombrecido muchos periodos de nuestra historia («Las elecciones de 1994: doble mandato», p. 12).
4. Méx. Estamos rodeados de alacranes cebolleros. Son hondamente agresivos y sus patas están preparadas para cavar las cámaras donde cuidan sus huevecillos. Los acunan con un canturreo monótono que dura tres o seis años. Hasta cuando están tranquilos, se rozan entre ellos. Dicen que se comen al más débil para absorber su poca energía.
Sin embargo, el sistema político no puede remediarlo todo. Paz siempre reflexionó sobre el nuevo pensamiento político que necesita el país que «no podrá renunciar a lo que llamó la otra voz, la voz de la imaginación poética. La vuelta de los tiempos será el tiempo de la reconquista de aquello que es irreductible a los sistemas y las burocracias: el hombre, sus pasiones, sus visiones» (Paz, Obras completas, 1. La casa de la presencia. Poesía e historia, p. 18).
Ser grillado es ser alelado. Tal vez el país no quiera cambiar. Tal vez no queramos ser sensatos aunque «lo que necesitamos para asegurar nuestro futuro es la moderación, es decir, prudencia […] México ha vivido siempre en entre los extremos […] Nos ha faltado casi siempre un centro y por eso nuestra historia ha sido un largo fracaso. La prudencia, natural enemiga de los extremos, es el puente del tránsito pacífico del autoritarismo a la democracia» («México, después del 6 de julio: una encuesta », p. 19).
HEMOTECA
1. f. ant. Banco de sangre; centro de recogida y almacén de sangre destinada a transfusiones.
2. «La sangre es más espesa que el agua».
3. Paz: Patria de sangre, / única tierra que conozco y me conoce, / única patria en la que creo, / única puerta al infinito. (Fragmento de «Cuerpo a la vista»).
4. Méx. Ésta es un palabra olvidada o en desuso. Somos leales. Somos una sociedad que no se derrama. Juramos con sangre. La hilvanamos en madejas de esperanza aunque seamos un país de huérfanos y de padres sin hijos. En toda casa estamos quedándonos sin padres y deshijándonos. Un reguero de sangre es lo que nos queda porque «desde niños nos enseñan a sufrir con dignidad las derrotas, concepción que no carece de grandeza. Y si no todos somos estoicos e impasibles (…) al menos procuramos ser resignados, pacientes y sufridos. La resignación es una de nuestras virtudes populares. Más que el brillo de la victoria nos conmueve la entereza ante la adversidad» (El laberinto de la soledad, p. 11).
Los indígenas viven antes del tiempo y nos hemos enriquecido a manos llenas a su costa suya. Sus heridas siguen sangrando. Con el hueso occipital molido y los nervios condicionados a las porciones escamosas nos han heredado la complicada tarea de desvestir a una gran herida abierta. La utilidad del odio es el desconocimiento hacia uno mismo. La única pureza en nosotros es la animalidad porque el resto de lo que tenemos está levantado por circunstancias y contextos.
IMPUNIDAD
1. f. Falta de castigo. | f. Escape de la multa.
2. «Del árbol caído todos hacen leña».
3. Paz: Si cada uno es el rey de su casa, el reino es como una casa y la nación como una familia. Si el Estado es el patrimonio del Rey, ¿cómo no va a serlo también de sus parientes, sus amigos, sus servidores y sus favoritos? («El ogro filantrópico», p. 43).
4. Méx. La impunidad que ha forjado nuestra identidad es una costumbre del Imperio español. Haciendo honor al lema nacional Plus Ultra, la impunidad siempre fue más allá de los territorios ibéricos de la corona de Castilla. En «El ogro filantrópico», Paz rescata el modo de actuar de la reina, quien «en un momento de apuro del erario público, decidió consultar con los teólogos si era lícito vender al mejor postor los altos cargos (…) Los teólogos no encontraron nada en las leyes divinas ni en las humanas que fuese contrario a este recurso» («El ogro filantrópico», p. 43). A lo largo de los veinte millones de kilómetros cuadrados que conformaban el imperio que nunca veía el sol se glorificaba a la impunidad, la cual perdura hasta nuestros días como un escándalo disimulado, pues «personas de irreprochable conducta privada, espejos de moralidad en su casa y en barrio, no tienen escrúpulos en disponer de los bienes públicos como si fuesen propios» (Íbid, p. 43).
La raíz oscura de la impunidad es la corrupción. Instrumentos de medición de varios organismos internacionales nos colocan en un lugar incómodo que significa «extremadamente corrupto». La ironía es que nueve de cada diez personas encuestadas en México están interesadas en involucrarse activamente para detener la corrupción. Este empacho permea en toda la estratificación socioeconómica: desde el albañil que se roba un saco de cemento en la construcción donde trabaja hasta el encumbrado político que realiza transferencias bancarias para lavar extravagantes cantidades de dinero.
Cada uno de nosotros es el motor de la impunidad. Nadie puede echar de cabeza al otro sin ensuciarse un poco.