Lionel Asbo
Titulo: Lionel Asbo. El estado de Inglaterra
Autor: Martin Amis
Editorial: Anagrama
Lugar y Año: España, 2014
¿Quién dejó entrar a los perros? ¿Quién? ¿¡Quién!?
Con insistencia en esta interrogante, Martin Amis comienza su novela más reciente, Lionel Asbo. El estado de Inglaterra, que gira alrededor de las aventuras y desventuras de Lionel, un criminal de poca monta en el polvoriento condado de Diston, Inglaterra, y de Desmond Pepperdine, su sobrino adolescente, un humanista “sin remedio” que aspira a abandonar su entorno y lo que éste le depara. La historia cubre ocho años en la vida de los protagonistas, periodo en el que Lionel gana la lotería mientras Desmond vive temeroso de que la relación sexual que sostuvo por algunos meses con su abuela salga a la luz, ya que Lionel tiene un historial de violencia contra quien se atreve a tocar a su madre. No obstante, el narrador construye a Desmond como una persona intachable, y es por eso que los contrastes entre las personalidades de ambos protagonistas desarrollan la latente confrontación principal entre ellos. Durante toda la novela se acumula una tensión cómica que surge por la relación incestuosa y desemboca en la relevancia de la pregunta, ya no tan graciosa, que se repite una y otra vez: ¿quién dejó entrar a los perros?
A partir de esto, el suspenso creado responde a la estrategia narrativa que Amis emplea, pues aunque no se explicitan los crímenes de Lionel, gran parte de lo que se insinúa produce aversión, y es a través de la incomodidad de los lectores que el autor evidencia la verosimilitud y contemporaneidad de su obra. Por extensión, se invita a una lectura ágil que resulta memorable. El balance que Amis establece entre la brutalidad de lo que deja a la imaginación y el humor con el que se sugiere contribuye a que la configuración de Lionel devenga en una entretenida caricaturización del estereotipo hooligan, no sin una nota perturbadora. Así, el autor se vale de las maneras en que Lionel y Desmond se desenvuelven en su contexto para denunciar, con su característico humor negro, una sociedad que se rige por los excesos, la indiferencia y el escándalo.
En términos de la crítica a la que apunta, una de las ironías más claras en la novela es la que lleva a Desmond por el camino del éxito personal sin ayuda, mientras que Lionel se consolida como antihéroe de una cultura, tal vez no exclusivamente inglesa, que se dedica a entretenerse con los malabares del criminal. Tras ganar ciento cuarenta millones de libras, “el Patán de la Lotería”, como lo llaman los medios, adopta un estilo de vida de despilfarre, y esto, más su trasfondo personal, lo lleva a ser el centro de atención de los tabloides que le dirigen burlas nacionales. “El Psicópata de las Apuestas” se la vive entre hoteles lujosos y mansiones, por lo que Desmond se libra de su constante y enfermiza presencia, y tiene tiempo para estudiar, trabajar e incluso para enamorarse después de la aventura con su abuela. Si bien con esto se hace evidente que el dinero no compra la felicidad, Lionel parece conformarse con muy poco y, como figura pública iletrada y bravucona, alardea de no necesitar mayores logros. En este sentido la narración podría adoptar un corte moralizador, pero si se toma en cuenta la crítica social más amplia a la que apunta el subtítulo de la novela, la necesidad de leer más allá de la historia es clara.
Martin Amis se vale de la observación minuciosa para construir retratos sociales tan irreverentes como crudos. En Lionel Asbo se documentan la personalidad y las acciones del propio Lionel, pero que esto se haga desde la perspectiva de Desmond adquiere importancia si se contrasta con los fragmentos aislados que muestran qué pasa realmente en la cabeza de Lionel, quien incluso es capaz de generar cierto grado de empatía en el lector. Aunque la sátira se centra en Lionel, la superficialidad de la sociedad que se alimenta del escándalo se enfatiza por la importancia que el multimillonario tiene para los medios. Así, a partir de la relación Lionel-sociedad, podría definirse no sólo “el estado de Inglaterra”, sino también el de los aparentes intereses culturales contemporáneos.
La novela se disfruta tanto por el humor como por el tono que adopta. La prosa de Amis suele ser clara en términos de lenguaje, pero en Lionel Asbo, además, resulta divertida la manera en que el narrador subraya todas las deficiencias del protagonista analfabeto, así como la emulación del propio discurso de Lionel, quien siempre incurre en alguna confusión de términos o en otra y tiene un estereotípico acento cockney. Muchas de las bromas tienen relación directa con los juegos de palabras y los dobles sentidos, y aunque en la traducción al español que presenta Anagrama muchas se pierden, la obra no resulta menos efectiva. Después de todo, que Amis y su novela sean tan irreverentes no sólo entretiene e intriga, sino que también resalta ciertos aspectos culturales que, para bien o para mal, podrían estar relacionados con ese mismo morbo del que la novela depende y con el que prueba sus argumentos.