Lecturas solidarias y colectivas
“Ya somos 66 pueblos y ciudades solidarias en trece países”, se lee en el blog del grupo llamado Escritores por Ciudad Juárez. En la entrada inicial escriben también los motivos por los cuales durante el mes de septiembre de 2011, decidieron reunirse por primera vez, para realizar recitales y lecturas colectivas. Uno de esos motivos, escriben: “Recuperar los espacios públicos.” Me detengo a pensar en esta línea. Recuerdo que existen lugares donde la mera acción de caminar de noche por las calles es todavía un placer auténtico. Recuerdo que me he quedado algunas veces, en otros lugares, conversando hasta el amanecer sin un ápice de miedo. Sin preocupación. Pero recuerdo también que —hace doce años aquí en Tijuana—, un día supe aproximadamente a las 8:15 a. m., que no importaba si era día o noche: existen lugares donde las situaciones más terribles se presentan y pueden acontecer frente a los ojos de todo el mundo, sin que nadie diga o haga algo al respecto. No hace falta describir la escena. Fue muy rápido y por lo mismo nunca se me ha olvidado, la vi tras el vidrio de la ventana. Un parpadeo. Esa mañana, yo iba dentro del camión hacia mi trabajo.
¿Cuántas muertes en Ciudad Juárez, México? ¿Y cuántas muertes y agravios en las otras ciudades del país ahorita mismo, Mundo? ¿Cuánto terror en otras ciudades, otros países, Planeta? ¿En cuántos no? ¿Es posible contabilizar la violencia? ¿Sirve eso para algo?
En el blog especifican: “Ciudad Juárez, debe y quiere ser conocida por otras muchas causas y acciones que van más allá del constante recuento de víctimas. Necesitan que desde afuera, desde el otro lado de las balas, lleguen mensajes claros y contundentes del compromiso que mantenemos con su esfuerzo. Con este motivo se lanzó desde el pasado año, una sencilla convocatoria, que consiste en organizar recitales y lecturas en distintas ciudades del mundo, coincidiendo con la celebración del ‘Encuentro de Escritores por Ciudad Juárez’. Escogimos esta ciudad fronteriza y multicultural, como ícono de todos los pueblos y ciudades que necesitan el aliento y la esperanza de un tiempo más justo y en paz. Por ello, estos recitales no sólo nos sitúan en Ciudad Juárez, sino en cualquier lugar del planeta donde se sufra las consecuencias de la violencia, sea cual sea su origen o naturaleza.”
¿Qué pasa cuando con lupa se empieza a diagnosticar la violencia? Se cae en cuenta que obviamente Ciudad Juárez no representa “nada más” los feminicidios continuos, registrados desde 1998. Ciudad Juárez da cuenta —como el espejo fragmentado de la fragmentada sociedad mexicana, en una fragmentada época— de cómo la fragmentada historia del fragmentado país ha pasado de carroña a neocarroña. Es decir, los cambios no son cambios; los avances, hacia donde sea, tampoco son avances. Desgraciadamente, la historia de México, como sociedad en supuesto progreso, continúa en declive.
Es preciso recordar que no vivimos pensando en la humanidad ni en el futuro de las sociedades como referente o registro del cotidiano. Vivimos como individuos a través de momentos y situaciones; acontecimientos de diferente orden, lapsos de tiempo: felices, tristes, iracundos, etcétera. Continuidad y ruptura. La vida que se hace cada día, cada hora, cada minuto, cada segundo. A esa transición es necesario darle “sentido”, por más problemas que el concepto traiga consigo. El primero: no saber qué es. Se necesita pues, plantear el problema.
¿Y qué con la anterior reflexión? Una convocatoria para realizar lecturas solidarias y colectivas de manera simultánea en todo el planeta es intentar “dar sentido” en más de una perspectiva o dirección a un contexto social de violencia extrema y desasosiego en todo el mundo. Un intento colectivo cuenta como el indicio o interacción de un sector de la sociedad que se manifiesta y expresa, y que aún con todo encima, no permanece en una zona de silencio ante la injusticia y ante la violencia; como pasa con las marchas, de las cuales quizá lo mejor que puede derivarse es hacer evidente si los participantes en una sociedad expresan su desacuerdo o acuerdo frente a un sistema.
Cuando el ser humano deviene indolente los niños y niñas drogados en la calle, los indigentes enfermos pidiendo limosna, los indígenas humillados, las mujeres violadas, asesinadas se convierten en un elemento más del paisaje. Un paisaje que puede pasar de largo, cuando se va en un autobús hacia el trabajo, o cuando se camina la calle, por ejemplo.
En la ciudad de Tijuana, el sábado 28 de septiembre, coordinada por la gestora cultural Eugenia Elizondo se llevará a cabo la lectura colectiva con escritores de la región fronteriza, en el mirador del faro de Playas de Tijuana. A partir de las 12:00 hrs., hasta las 18:00 hrs. La invitación está abierta para todas las personas que quieran solidarizarse con esta causa.
En coordinación con las actividades del Festival de Poesía Caracol, en esta ocasión dedicado al escritor Rafa Saavedra, recientemente fallecido en la ciudad, los poetas participantes se reunirán allí mismo para leer sus textos.
Las fronteras se rompen para unir causas. A veces también sucede, y eso, creo, ayuda a sanar.
Aquí el link al blog: ( http://escritoresporciudadjuarez.blogspot.mx/ ).