Las diez series y los diez episodios de 2015
La televisión es una cosa difícil. Si antes sólo había que estar atento a HBO y una que otra serie en uno que otro canal, la Era Dorada® ahora nos pone a vigilar lo que salga en cualquier estación. Una buena serie puede salir de cualquier lado. Ahí está Vikings de History Channel, ahí vemos Empire en Fox (tal vez más fenómeno que buena, pero buenísima para lo que es), ahí nos cae todo lo que avienten Netflix, Amazon, Hulu y hasta PlayStation Network. ¿Es justo así enlistar «Lo Mejor del Año» en Televisión? ¿Qué hacer si unos y otros consideran —justamente— ver lo mejor, pero nadie comparte la misma programación? Nos ahogamos en recomendaciones.
Por agosto, The Week nos avisaba de 63 shows para ver en 2015. Al concluir el año, FX Networks contó en Estados Unidos 409 series de televisión originales entre cadenas de transmisión abierta, cable y servicios en línea. Hubo 33 series más que en 2014, casi el doble de las que tuvimos en 2009, cuando las únicas preocupaciones colectivas eran Mad Men y Lost. La TV norteamericana, nos dicen, llegó a su máximo. Y no contamos las producciones nacionales (si es que alguien todavía les pone atención) ni lo que hacen Europa, Sudamérica y demás.
Hay mucha televisión, se ha vuelto una cosa difícil. Al final, celebraremos lo que apenas alcanzamos a ver. Y enlistar «Lo Mejor» no es justo pero es tradición. Aquí van diez series y diez capítulos que fueron obligatorios en 2015. Fans de The Walking Dead, aléjense.
The Leftovers (HBO)
Debe ser Damon Lindelof el responsable de la forma: la desventura de un personaje por episodio, un evento quizá sobrenatural que atormenta a todos los protagonistas a lo largo de la temporada, acciones sin sentido que terminan por tener cierta lógica al final, imágenes que quedarán a la interpretación personal para siempre, como la escena que abre el primer episodio y parece no estar relacionada con la historia. Lindelof, que estuvo detrás de Lost, decidió alejar la serie de la novela original de Tom Perrotta (también productor del show) cambiando el intro, el escenario y sumando personajes, manteniendo la tristeza, neurosis y desesperanza que The Leftovers desborda. Capítulos como «No room at the Inn» e «International Assassin» son joyas ejemplares del standalone, muestra de lo que aquí enfrentamos: ¿qué podemos reclamar si no sabemos qué se puede y qué no?
The Americans (FX)
A estas alturas ya es lugar común decir que The Americans es «el mejor show que nadie ve». Porque de verdad es el mejor show que nadie ve. La producción de Joe Weisberg y Joel Fields para FX ha logrado tres temporadas con poca audiencia —la última registró su episodio final menos visto— pero con mucho querer de la crítica y del televidente que reconozca un buen drama de espías rusos en Estados Unidos durante la Guerra Fría. Cada capítulo es una chin-go-na labor de dirección, edición, actuación y escenario. Hay tomas que merecen ser estudiadas por su composición, escenas de acción o tensión armadas con elegancia y un complejo contexto político que nos hace revisar Wikipedia para entenderlo. Tres razones hacen la temporada memorable: Keri Russell, Alison Wright (Martha, esa situación tan completa) y «Do Mail Robots Dream Of Electric Sheep?».
Show me a Hero (HBO)
Cuando se habla de política en series de televisión, de un lado está Aaron Sorkin, por ahí en medio House of Cards o las comedias de Armando Iannucci, y del otro está David Simon. Show me a Hero es una miniserie escrita por el creador de The Wire y William F. Zorzi —compañero periodista de Simon—, una adaptación del libro homónimo que cuenta el conflicto racial-económico-político vivido en Yonkers, Nueva York, a finales de los ochenta y durante los noventa por el proyecto de construcción de viviendas públicas en zonas de la clase media. «The projects», espacio de pobreza y crimen, era un escenario-personaje en el show sobre Baltimore, acá es un monstruo con mayor trasfondo. Paul Haggis dirige los seis episodios que siguen la mediana carrera política de Nick Wasicsko (Oscar Isaac), espejo de una clase que asciende por la esperanza y se desarrolla entre el repudio, como nos muestra una de las mejores obras de David Simon, ese retratista de nuestros tiempos. Menciones honorificas: la escena final del segundo capítulo y la explicación de la política como una adicción por el borracho personaje de Winona Ryder. ¿Es lo mejor de Simon desde The Wire?
Mr. Robot (USA)
Influencias de Kubrik, Aronofsky, Lynch, Scorsese y Fincher. Tiene además algo de Breaking Bad, Girls y Blade Runner, dice Sam Esmail, creador de la serie. Pero Mr. Robot es más que la suma de sus influencias; esta historia de un hacker que se involucra con un grupo anticorporativista; es una pieza memorable de cinematografía. Ya desde el primer capítulo su protagonista, Elliot Alderson (Rami Malek en papel de desagradable angustiado), se pregunta constantemente si está loco; el show crea trama y tono alrededor de su duda y nunca deja de ser entretenido intentar adivinar qué es real. (Spoiler: aquí un supercut que nos ayuda a aclararlo). «This is a delusion. Is this a delusion? Shit, I’m a schizo». ¿Lo mejor del show? Un trato apropiado al lenguaje del hacker, su cuarto capítulo y el título de sus episodios: eps1.0_hellofriend.mov, eps1.3_da3m0ns.mp4, eps1.5_br4ve-trave1er.asf, etcéteras.
Fargo (FX)
En 2014, Fargo y True Detective fueron muestra de las nuevas series de antología en las que cada temporada contaría una historia distinta usando nuevos personajes. (La vieja serie de antología, como Black Mirror o The Twilight Zone, cuenta una historia diferente cada capítulo). En su segunda entrega, True Detective fue algo incomprensible con pocas cosas rescatables. En su segunda entrega, Fargo fue en realidad una precuela llena de referencias —entre música, diálogos e imágenes— a los hermanos Coen, una saga violenta, narrativa y visualmente satisfactoria. Noah Hawley entregó otra digna adaptación de la película de 1996, conservando el estilo peculiar del lenguaje (yeah!), la atmósfera y sus actuaciones. Olvidemos los roles principales de Kirsten Dunst y Patrick Wilson, celebremos los personajes establecidos con más estilo que dimensiones, casi icónicos desde su primera aparición: Mike Milligan (Bokeem Woodbine, recuérdenlo) y los Kitchen Brothers, toda la familia Gerhardt, Hanzee (un Zahn McClarnon que crece conforme se mueve la serie) y Karl Weathers (Nick Offerman sacudiéndose todo rastro de Ron Swanson). Además, es la serie con las mejores introducciones cada episodio; «War Pigs» de Black Sabbath nunca ha tenido un mejor uso.
Hannibal (NBC)
Con su gore, estética de difícil apreciación e inicios como show policial genérico, el thriller psicológico de Bryan Fuller —nombre maldito por sus series incompletas— no tenía forma de sobrevivir en un canal de televisión abierta como NBC. Aun así, nos entregó algo único en su temporada final. El adjetivo no es gratuito: nada este año se acercó o siquiera intentó algo como el estilo visual o la estructura que Hannibal tomó ante su inminente cancelación. La serie «perdió su mente», cayó en lo avant-garde, aplaudió la audiencia. El canibalismo nos puso a prueba con capítulos llenos de diálogos extraños, violencia hipnótica y momentos rarísimos hechos para lo contemplativo.
Spoiler. La escena final, un homicidio en colaboración/amor consumado entre un asesino serial y su perseguidor, será por un rato el broche de oro para NBC, la cadena que hoy no interesa aunque nos llegó a dar The Office, 30 Rock, Community y Seinfeld. Fin del spoiler.
BoJack Horseman (Netflix)
«Sé que quieres ser feliz pero no lo serás. (…) Naciste roto». «Algo adentro de ti está roto y nunca puede ser arreglado». «No puedes escapar de ti». Eso lo escucha un caballo de su madre, su jefa y de una cierva que es su interés romántico. BoJack Horseman es una animación ridículamente triste. Y comparado a un gag de sillón en Los Simpson, no es un trabajo de animación sobresaliente, pero es una dramedia modelo, ejemplo de nuestra Era Dorada de las Caricaturas. (Steven Universe, Gravity Falls, Rick and Morty, Archer y South Park destacan en una mejor lista que esta). Will Arnett da su voz a BoJack Horseman, un caballo actor que alcanzó y vio morir su fama en los noventa y ahora lucha por entender su tristeza e insatisfacción, camino que esta temporada siguieron casi todos a su alrededor. «¿Por qué me ayudas?», llega a decir un personaje. «Porque mi vida es un desastre y compulsivamente atiendo a otros», le responde una gata. Todos aquí luchan contra su patetismo, nosotros mientras reímos. Y qué hermosos créditos iniciales.
Better Call Saul (AMC)
Entre autoreferencias escondidas y la composición de escenas para ser interpretadas como símbolo de algo más, que bien pueden ser nada más escenas bellamente arregladas, existe un juego entre Vince Gilligan y los fans de su trabajo. Breaking Bad lo tenía, en Better Call Saul continúa, aunque pueda exagerarse. Estas cosas no importan: el que sea desinteresado de mensajes ocultos hallará un enorme spin-off, o un drama donde cada toma de cámara es cuidada en detalle, el reparto es de talento comprobado y donde la historia sólo va en ascenso. Ver a Jimmy McGill (Bob Odenkirk) avanzar o caer hasta convertirse en el robaescenas, Saul Goodman es tan intrigante como ver el pasado de Mike Ehrmantraut (Jonathan Banks) que ya merece spin-off del spin-off. Odenkirk y Banks son actores de altos vuelos, Gilligan uno de Los Auteurs de la televisión, en Better Call Saul no dejamos de comprobarlo. Guárdese «Five-O» para la posteridad, el episodio de Mike que nos merecíamos.
Daredevil (Netflix)
¿Qué esperamos de un show de superhéroes? Madrizas (no peleas: madrizas), un nivel respetable de acción, un villano que se incline razonablemente al mal, la constante derrota y superación de las desgracias por el héroe, compañeros que como mínimo no sean molestos si no pueden ser interesantes, diálogos no exageradamente ridículos, actuaciones y cinematografía de cualidades decentes. Atendidas las demandas, variaciones sobre el canon se permiten. Flash, Gotham, Jessica Jones, Supergirl, Agents of S.H.I.E.L.D. o Arrow medio cumplen lo que Daredevil realiza con satisfacción del espectador. Si se recuerda que el género Serie Live-Action de Superhéroes fue por años difícil de mostrar con dignidad en la televisión (contamos, por agarrarnos de algo, a Buffy, al Batman camp de los sesenta, Smallville y una que otra adaptación menor), tenemos que reconocer las coreografías y logros con la cámara en la serie de Netflix. Lo que ahora debe ser exigencia en este tipo de shows son escenas como el plano secuencia al final del segundo episodio, un tributo a Oldboy de Park Chan Wook que no tuvo igual en el año. En la televisión, Daredevil es cúspide de su especie con esta primera entrega.
Man Seeking Woman (FXX)
Lorne Michaels (Saturday Night Live, 30 Rock) produce esta adaptación del libro The Last Girlfriend on Earth de Simon Rich, creador de la serie, un discurso cómico exagerado sobre las relaciones sentimentales. Exagerado: la hipérbole es la herramienta de Rich para dejar claro que ser abandonado por la novia es devastador. Esta comedia de FX (que seguramente terminará de culto como sus otras tantas) es un ir y venir de situaciones surreales, al nivel de los mejores cortos digitales de SNL. La siguiente pareja de la exnovia de Josh (Jay Baruchel) es Hitler, la siguiente persona con la que Josh intenta salir es un troll, una boda donde Josh se encontrará a su ex es en el infierno. Situaciones similares en la vida real, descritas entre amigos, suenan absurdas, en Man Seeking Woman ocurren literalmente. Louie o Master of None, que pudieron ocupar este lugar, se acercan al mismo tema con más pathos que chistes, hoy elegimos lo estúpidamente hilarante. Vamos a quedarnos con «Teacup», noveno episodio, donde se cambia al protagonista con una mujer para mostrar grandes verdades con lo ridículo: para todos es difícil dejar de estar solos.
Diez episodios de revisión obligada en 2015:
Mad Men, T07E14, «Person to Person»: Es el final de una era, no hay más Don Draper después de esto. La serie de Matthew Weiner y el personaje de Jon Hamm serán referencia por décadas.
It’s Always Sunny in Philadelphia, T10E04, «Charlie Work»: en su décima temporada el show experimenta con la toma larga. Charlie Day es lo mejor de la serie.
Rick And Morty, T02E03, «Auto Erotic Assimilation»: Rick se reencuentra con Unity, una entidad que busca unificar al universo en una sola mente. Este viejo amor es excusa para revelar la profunda tristeza en la caricatura de Justin Roiland.
Ash vs Evil Dead, T01E01, «El Jefe»: Sam Raimi y Bruce Campbell regresan a su obra de culto con uno de los mejores pilotos que la televisión ha visto. Hail to the king, baby!
Game of Thrones, T05E08, «Hardhome»: No tuvo su mejor temporada, pero basta una escena para recordarnos por qué ponemos tanta atención a esta épica de HBO.
Community, T06E13, «Emotional Consequences of Broadcast Television»: Con todo en contra, Dan Harmon logró seis temporadas de su serie. Nos falta una película. El último episodio es una emotiva metareflexión de 30 minutos, como debe esperarse. #andamovie
Empire, T01E08 «The Lyon’s Roar»: La serie de 2015 que se robó los ratings. En un capítulo esta telenovela quema lo que pudo dar para cinco temporadas.
The Last Man on Earth, T02E01, «Is There Anybody Out There?»: La comedia de Will Forte tiene su mejor episodio desde el piloto. Sólo aparecen Forte y Kristen Schaal, como alguna vez pensamos que sería siempre.
The Venture Bros, T06E00 «All This and Gargantua-2»: Año y medio pasó para volver a ver al Team Venture. (Otro año pasó para ver el inicio formal de la temporada en 2016). Es para muchos la última aparición de David Bowie en pantalla. La serie animada que merece más amor.
Louie, T05E04, «Bobby’s House»: Pamela vuelve a rompernos el corazón. Louie compromete su hombría, incomoda y desgarra lo que nos queda de alma.