Las demasiadas becas
El FONCA y los Jóvenes Creadores
El objetivo de los estímulos económicos otorgados por el Estado es apoyar el quehacer del arte y la cultura. En los últimos veinticinco años, México ha impulsado una plataforma de apoyos públicos a la que se suman fundaciones, embajadas y empresas. Bajo el reflector están los criterios de selección, la transparencia de los jurados y la operación de recursos que han impulsado proyectos escénicos, musicales y literarios, entre otros. Cada año, artistas y gestores depositan su confianza en las convocatorias, cumplen los requisitos de registro y esperan a que los beneficiados sean conocidos públicamente. Luego reciben el monto designado por cada institución y con ello el compromiso de retribuir a las mismas. El fin es que los beneficiados aporten más trabajos y con ello sensibilicen a la población de la importancia de mirar con atención estas expresiones, o bien, brinden capacitación al resto del gremio artístico para que el sistema crezca con más espectadores, más apuestas por los proyectos.
Una de las primeras instituciones que integró una bolsa destinada a becas es el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA). De sus convocatorias anuales, las que registran más participantes son Jóvenes Creadores, Artistas con Trayectoria, Rutas Escénicas, residencias en otro país y traducción de libros.
Según René Roquet, coordinador de las becas para Jóvenes Creadores, en veinticinco años el FONCA ha logrado fortalecer su propio presupuesto, que cada año obtiene una aportación mayor del gobierno federal; en 2013 entregó trescientos noventa y cinco millones de pesos, y para 2014 podría aumentar el presupuesto que reparten en todo el país en el marco de su aniversario. Este programa entrega cada año doscientos estímulos a ideas originales de artistas mexicanos de entre dieciocho y treinta y cuatro años, en disciplinas como arquitectura, artes visuales, multimedios, danza, letras, lenguas indígenas, música y teatro. En cada carpeta que se presenta está impresa la imaginación a través de la escultura, fotografía, gráfica, pintura, crónica, relato histórico, ensayo, novela, iluminación, sonorización de escena, entre otras categorías de la convocatoria.
Los participantes son considerados como Joven Creador con poca o nula trayectoria, Joven Creador con trayectoria A —que considera una carrera mediana—, y la categoría B para quienes han registrado varias propuestas dentro y fuera del programa. Roquet explica que la operación tiene una administración autónoma, y los montos entregados en promedio son de ocho mil pesos mensuales por beneficiado durante un año. Para el resto de las becas otorgadas por el FONCA la metodología es la misma: las más solicitadas son Rutas Escénicas, el programa de intercambio México-Europa y Artistas con trayectoria —para quienes acreditan una carrera en el arte mexicano—. También existen programas como EFICINE, EFITEATRO, creación literaria y apoyos editoriales, entre otros.
La comunidad cultural ha señalado en varias ocasiones que, si bien el sistema de becas apoya a la creación, luego de terminar el año hay pocas oportunidades de continuar el proyecto, por lo que muchos buscan una fuente extra de ingresos, que en ocasiones no se relaciona con su disciplina. Otro de los cuestionamientos habituales es sobre el proceso de selección: ¿quién elige a los becarios? Roquet detalla que cada proyecto es revisado por una comisión que analiza las propuestas para emitir su fallo. Los integrantes de la comisión son elegidos por su trayectoria y cada nuevo jurado es sometido a votación por el resto del comité. Para asegurar su confidencialidad y transparencia, trabajan conforme a un reglamento de ética. El coordinador aseguró que las convocatorias públicas se dan bajo premisas de participación democrática, equidad de oportunidades y juicios de paridad en la selección de proyectos. No obstante, las comisiones han sido señaladas por no actuar conforme al reglamento y porque sus decisiones muchas veces se basan en las relaciones entre jurados y concursantes.
Luego de terminar el año dentro del programa, los receptores del estímulo deben mostrar sus avances al público y retribuir a la institución —con presentaciones, talleres u obra—. Sin embargo, algunos artistas lo consideran una desventaja, ya que los recursos no son suficientes y la gratuidad en los foros es una complicación.
Como parte del vigésimo quinto aniversario del FONCA, René Roquet adelantó, para la segunda mitad del año, la reunión de jóvenes creadores de varias generaciones con exposiciones, encuentros y giras.
El Sistema de Información Cultural
Uno de los beneficios que reciben los artistas es su inclusión en el Sistema de Información Cultural, que los integra en un censo público. Este sistema detalla el nombre de los artistas, su especialidad y el año en el que obtuvieron la beca, lo que permite dar seguimiento a los creadores y a las propuestas. Dividido en rubros de acuerdo a las distintas disciplinas, cuenta con un atlas de infraestructura y una encuesta de hábitos y estadísticas del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta). La integración a este sistema es de gran valor curricular, ya que quienes allí aparecen respaldan su trayectoria por integrarse al FONCA en sus distintos programas y convocatorias.
En la distribución nacional, el Distrito Federal es uno de los estados con más participación; Jalisco, Puebla, Veracruz y Yucatán también registran un gran número de propuestas, mientras que Nayarit y Guerrero son los que tienen menos becarios. “Cabe señalar que los proyectos que registran son transversales, es decir, las fronteras entre una disciplina y otra se borran y una misma carpeta puede contener danza, multimedia, teatro y música”, explicó el coordinador. Desde su perspectiva, cada uno de los becarios ha aportado a la reconstrucción del tejido social y a la difusión del quehacer artístico.
Los fondos estatales y regionales
Además del gobierno federal, quien destina recursos al FONCA, existen réplicas estatales y regionales que operan de forma bipartita. Los Fondos Estatales para la Cultura y las Artes (FOECA), en promedio, entregan entre cuatro mil y ocho mil pesos a cada beneficiario durante un año, de acuerdo con la zona económica del país. Los estados reciben de dos a tres millones de pesos para repartirlos entre el padrón local de artistas. Las categorías son Jóvenes Creadores, Creadores con trayectoria, Desarrollo artístico individual, Difusión del patrimonio cultural, Grupos artísticos y Reconocimiento a la labor artística y cultural. En el Desarrollo artístico escénico, los fondos estatales otorgan hasta cien mil pesos como único monto, para costear la producción de un espectáculo.
Entre los fondos estatales y los nacionales se ubica el Fondo Regional para la Cultura y las Artes (FORCA), que divide al país para destinar recursos para la formación artística, la producción editorial, la creación de públicos y la difusión del trabajo. Entre sus programas, el Circuito Artístico es uno de los más consolidados. Cada año, las agrupaciones artísticas y los representantes de las instituciones culturales estatales realizan una gira que contempla presentaciones en otros estados que pertenecen a la misma zona. Como en el resto de las convocatorias, los participantes son seleccionados por un jurado de artistas con trayectoria, responsables de publicar la lista.
Otros fondos de apoyo a las artes
Además de los apoyos gubernamentales, México cuenta con distintos programas, como el que administra UNESCO-Aschberg, que beneficia a más de sesenta participantes con el apoyo de treinta países. Otros recursos provienen de empresas, que reparten parte de sus utilidades a propósitos de difusión a través de fundaciones, como Cemex y Boing. Sus criterios de selección corresponden a sus propios intereses; es decir, deben ir acorde a la misión y la visión de la compañía. La Fundación Cultural Trabajadores de Pascual y del Arte, de Boing, promueve el arte visual y otorga recursos para la conservación y exposición de las obras, sobre todo las que están vinculadas a las luchas sindicales o a la ilustración de la mano de obra en México. Los trabajadores de esta cooperativa han mantenido un acervo, desde los años ochenta, de múltiples autores y corrientes. En esa década Boing se encontraba en quiebra y varios autores mexicanos regalaron parte de su obra para subastarla y rescatar a la empresa. Desde entonces, asumió la preservación de las piezas y ha sumado varias más en los últimos años. Otro fondo importante es la Beca Cuauhtémoc Moctezuma-Ambulante, que convoca a proyectos cinematográficos relacionados con educación, medio ambiente, arte y cultura, deporte y trabajo.
Las instituciones bancarias otorgan también financiamientos para promoción; es el caso de Banamex y Bancomer, que, por medio de filiales, entregan efectivo a proyectos artísticos de largo alcance. El primero cuenta con un fondo que preserva el patrimonio; entre los proyectos que financió recientemente se encuentra la exposición Arquitectura en México, 1900-2010. La construcción de la modernidad, que mostró ciento diez años de arquitectura en el país con una exposición y un libro. En junio de este año la fundación publicó dos tomos que interpretan las piezas exhibidas desde diciembre del año pasado en su centro cultural. Esta institución tiene además programas de educación musical, difusión a las culturas populares y restauración de edificios históricos, que dedican su trabajo a la preservación de patrimonios. Están dirigidos al desarrollo del arte popular, la organización de exposiciones, y publicaciones que plasman investigaciones estéticas e históricas.
Por otra parte, desde 1991 Bancomer ha promovido iniciativas artísticas, educativas y culturales de manera directa o mediante apoyos económicos a creadores, académicos, gestores e instituciones diversas que son concursables directamente en la institución. El banco cuenta con el Fondo de Apoyo a las Artes y el Programa Bancomer MACG Arte Actual, que desde hace veinte años alienta la realización de iniciativas en todas las disciplinas artísticas.
A la lista de instituciones que apoyan las artes se suman también las fundaciones que asumen la difusión de propuestas artísticas, como la Fundación para las Letras Mexicanas (FLM), que desde 2003 impulsa la literatura mexicana e hispanoamericana: cuenta con becas para escritores jóvenes, fomento a la investigación de la literatura y apoyo a la traducción de obras mexicanas a lenguas extranjeras. El programa de becas está dirigido a mexicanos menores de treinta años, y brinda formación en el Distrito Federal; incluye tutorías, conferencias, cursos y charlas, así como pago. Fundación Carolina tiene una metodología parecida para solicitar financiamientos de estudios en artes y humanidades; música, letras, cine, periodismo y multimedia son algunas de las áreas en las que los solicitantes pueden inscribirse.
Cada institución tiene lineamientos precisos para cumplir sus requisitos. La apuesta por el arte se extiende, no así los criterios de selección; las propuestas y sus contenidos quedan a merced de una línea muy clara de intereses… ¿Qué están reflejando las propuestas? ¿A quiénes benefician y bajo qué criterio?
Las instituciones empresariales que invierten en el arte deben garantizar su beneficio económico o la presencia de su marca. La mayoría aporta difusión de un evento o donaciones en especie, con lo que los artistas reciben botes de pintura, carteles y anuncios. Otras también entregan recursos de acuerdo con la propuesta del equipo de producción, aunque son minoría y la aportación es baja.
Para las representaciones escénicas, una forma de trabajo es que las empresas contribuyan en la producción y luego obtengan un porcentaje del boletaje de las presentaciones. La complicación radica en que pocos empresarios confían en la retribución del arte y en muchas ocasiones no llegan a un acuerdo en la división de ganancias con el grupo creativo. Los apoyos están dirigidos en su mayoría a proyectos que no aborden temas de violencia, protestas políticas o sociales o que no sean considerados contra los intereses la empresa, lo que limita las propuestas contemporáneas.