La novela zombi //Ériq Sáñez//
La novela zombi, de Ériq Sáñez, es un elogio a la brevedad. En esta inquietud por la viñeta, el microcosmos, la edición al límite, se hacen presentes mundos violentos, cínicos, mundos casi epigráficos, como si en la economía de las palabras se ubicara la fuerza de un universo total. Con un humor agridulce, Sáñez explora las pasiones humanas, la cosmogonía personal y la vida cotidiana, desde una perspectiva que hace de lo sesgado una manera de evitar el lugar común.
UN ADELANTO:
Enamorantes
Amanda no lo sabe. Nosotros nos enteramos de que había un problema por la alarma en nuestros monitores. Lo que le puedo decir es que su clienta no tiene de qué preocuparse. Le aseguro que esta misma noche podrá tener intimidad con su novio. Esto no suele pasar a menudo y nosotros estamos aquí para garantizar el derecho de todo el mundo a enamorarse.
Van ya treinta y dos años de noviazgo. Como buenos novios, no han vivido juntos jamás. Ahora es imperativo que su equipo se encargue de la estabilidad de Amanda. Nosotros venimos a dar parte de su novio, Rodrigo:
Sabemos que en los últimos tres meses no había aumentado su dosis. Tenía ya cinco en tratamiento desde que se le diagnosticó el supuesto mal cardiaco, así que ya iba siendo tiempo de una intervención más severa o un cambio total. La universidad tiene toda esa información. La estabilidad de la pareja es importante para nosotros. Se ha comentado de manera extraoficial que podría tratarse de un secuestro. Ya no importa. Él es dispensable. De lo que puede estar seguro es de que nosotros siempre procuramos que su corazón latiera igual que el de un muchacho de quince años. Literalmente.
Sabemos que, como todos los novios, desde los comienzos de su relación iniciaron los detalles conmemorativos. Cada día, a las 18:00 horas, una llamada por el momento en que se conocieron en el programa de la universidad. Cada nueva semana, un restaurante especial. Cada nuevo mes, bailar y cenar. En fin, cada nuevo año y década había gran variedad de celebraciones. En todo noviazgo siempre va a imperar la novedad. Los cambios de su novio a lo largo del tiempo no nos dieron pistas de que éste iba a desaparecer.
Amanda nunca ha dejado de estar profundamente enamorada, siempre en su particular modo. Como le informé, su renovable noviazgo fue agregando estas celebraciones nacidas siempre de la pasión. Y ellos adoraban los aniversarios de un día, una semana, un mes, un año y una década más. Los celebraban todos, como cualquier par de “enamorantes”. Nos proponemos que así siga siendo el noviazgo de Amanda Molina.
Hasta ahora sabemos que Rodrigo se levantó, preparó su desayuno y, antes de comerlo, habló con Amanda para decirle cuánto la amaba. Los vecinos reportaron que algunos minutos más tarde se le escuchó gritar “¡Amanda, es a ti a quien amo!”, presumiblemente asomado por la ventana de su departamento.
Ella sigue trabajando a esta hora, así que no hace falta preocuparse por los papeles y las fotos. Un escuadrón debe estarse encargando de actualizarlo todo.
Dimos la orden porque no creemos que mi cliente siga con vida. Está ya fuera de nuestra jurisdicción. La alarma sólo se activa ante cierta circunstancia: cuando se traspasa la zona de riesgo; cuando los niveles de adrenalina en su sistema se elevan por estímulos ajenos a nosotros, cuando la intensidad emotiva se sale del control humano. Cuando ocurre una muerte que nosotros no planeamos. Perdimos contacto con Rodrigo y pudo ser un asalto o un accidente. Quizá su corazón se rebeló en un estallido. Sea lo que fuere, es difícil que siga con vida.
Usted debe ser nuevo. Lo noto un poco confundido. Recapitulemos para poder firmar las actas:
“Rodrigo Suárez (a partir de ahora conocido como el cliente), de nacionalidad mexicana, desempleado, de 34 años, se sometió hace 5 meses y 3 días al Programa Universitario de Estudios Bioquímicos “Enamorantes”. el cliente firmó el contrato para recibir un tratamiento de estimulación artificial para emular un enamoramiento y una relación de noviazgo de manera perpetua (conciente de que, a partir del inicio del contrato, se le haría creer que dicho tratamiento era un servicio de salud convencional por un supuesto mal cardiaco). Durante el tiempo antes mencionado, sostuvo una relación con Amanda Molina, de nacionalidad mexicana, abogada, de 71 años…”
Aquí en sus formatos dice que “Amanda Torres, de nacionalidad… 30 años…” hizo un contrato de enamoramiento perpetuo y, “para tal efecto, mediante compatibilidad química, tuvo 800 parejas en los últimos 7 años, relevadas cuando la conexión se volvió insostenible…” “…a quienes ella conoció siempre bajo el nombre de Alberto Robles…”
Estos documentos están mal.
Su forma debería ser la de Amanda Molina. Verá, ella ha tenido, según mis datos, 19003 novios, a quienes conoció como la misma persona: Fernando Palacios. Mi cliente, Rodrigo Suárez, era precisamente el número 19003 en representarlo. Él creía que ella se llamaba Amanda Gallardo, “Amanda Gallardo… Torres”.
Mi cliente, Rodrigo Suárez (Fernando Palacios), y su novia, Amanda Molina (o Amanda Gallardo) hacían una pareja ejemplar para el Programa. El proceso químico del enamoramiento, en ambos casos, había sido exitoso, total.
La computadora dice que a la mujer de estos documentos la reportaron como desaparecida igualmente. Estamos ante el caso de una mujer y un hombre que se salieron de nuestro control.
Alguien ha debido pensar que la tal Amanda Torres y mi cliente son pareja y que han sufrido un percance estando juntos. Una coincidencia. Le puedo asegurar que Amanda Molina está a salvo y no se dará cuenta del cambio de novio, al igual que el novio de esta otra Amanda no sabrá que ella desapareció.
A final de cuentas es algo muy sencillo. A aquellos que se someten al tratamiento “Enamorantes” sólo les interesa perpetuar ese estado alterado de la mente. La compatibilidad, la edad o el intelecto son lo de menos en el enamoramiento. Es muy fácil sincronizar a nuestros clientes. En tal inconciencia serían capaces de tomar cualquier cosa. No llegan jamás a averiguar o reconocer con quiénes se están involucrando. La mediocridad, imperceptible. Las vilezas mutuas enlazadas con una droga de mentiras. Un mundo sin decepción para quien teme a lo profundo.
Lamento la equivocación y la desaparición de su clienta, Amanda Torres. Este tipo de cosas nada tiene que ver con la precisión de nuestra ciencia. Son cuestiones humanas.