Tierra Adentro
The Ballad of Genesis and Lady Jaye (Losier, 2011).

Te enamoras locamente de alguien, al menos una vez en la vida. Y hay un momento en el que
quieren consumirse mutuamente. Se dicen: “Te comería a besos”, “Te quiero tragar”. Tú y yo, ser uno, no ser ya individuos. Queríamos no sólo hablar de eso, sino vivirlo.

Génesis P-Orridge

 

Hace poco vi un documental sobre Génesis P-Orridge y Lady Jaye¸ The Ballad of Genesis and Lady Jaye (Losier, 2011). Esta pareja se embarcó, a principios de la década pasada, en la creación de lo que llamaron “el pandrógino”.

Orridge tiene ya un lugar en la historia musical por ser miembro fundador de Throbbing Gristle, quienes, junto con Cabaret Voltaire, crearon la música industrial. Orridge, antes que músico, se consideraba un artista multidisciplinario. Throbbing Gristle empezó como un performance del grupo COUM Transmissions y terminó siendo un fenómeno independiente.

El documental narra el viaje que estos dos emprendieron para convertirse en uno mismo. Según ellos, el pandrógino sería una “tercera mente”, que surgiría de la suma entre ellos, como un hijo. Querían ser un mismo individuo en dos cuerpos separados. Para apoyar esta aventura, decidieron someterse a cirugías estéticas homólogas: se hicieron la misma nariz, se moldearon el pómulo en la misma forma, se pusieron implantes de senos de la misma talla, etcétera.

En su película Manifiesto del pandrógino, Génesis y Jaye, que se presentan como un solo organismo (Breyer P-Orridge), pugnan por dejar de creer en el cuerpo como un regalo divino. Establecen su derecho a estar inconformes y a transformarse en lo que ellos decidan ser. Para Breyer P-Orridge, el cuerpo, la pareja y la identidad sexual son todo menos una obra terminada.

Benjamin, en La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica, habla de la distancia entre los valores estéticos griegos y los actuales. Para el teórico alemán, a causa del nivel de la técnica de los primeros (que sólo tenía métodos de reproducción más o menos arcaicos, como la acuñación o el vaciado) tuvieron que proponer la eternidad. Sus obras estaban pensadas como una sola pieza, definitiva, durable e imperecedera. Y no había de otra: la imposibilidad de la reproducción técnica hacía penoso (si no imposible) que Fidias repitiera su Palas; cuando la hizo, la hizo para siempre. Cuando los romanos la copiaron (la estatua de Fidias está desaparecida), lo hicieron con la conciencia de que debía durar fuera del tiempo.

En la época actual, gracias a las técnicas de reproducción técnica tan avanzadas (desde la fotografía hasta la impresión en 3D), las obras pueden ser repetidas una y otra vez: el trabajo de los romanos para volver a producir las estatuas de Fidias contrasta con la facilidad de apretar el botón obturador y obtener una reproducción de Palas.

La técnica ha llegado a tal sutilidad que por primera vez en la historia surge un arte que se juega totalmente en la reproducción: el cine. En él ya no hay una obra primigenia que es reproducida. Es necio proponer un original de una película; sólo existen las copias y éstas no son más que carretes o unos y ceros en un archivo digital. El cine existe sólo cuando es reproducido.

El cine evidencia otra característica del arte, que sería la última para los griegos y, tal vez, considerada una osadía impúdica: la capacidad de la obra de arte de ser mejorada. No es posible decir que El nacimiento de Venus, de Boticelli, puede tener otro nivel de perfección (acaso sólo es posible restaurarla, regresar a su gloria original). La plástica es una sola pieza, terminada para y desde siempre. El cine, por el contrario, siempre está en posibilidad de ser hecho de otra manera. Basta ver que algunas películas son el “director´s cut” o que Night of The Living Dead tiene una versión coloreada para darse cuenta que el cine es todo menos un arte terminado. Es posible “remixear” una película para crear otra, quitar escenas innecesarias o aumentar nuevas. Su propia materialidad invita a remontarlo las veces que sea necesario.

Ya no hay, en el cine, la búsqueda de valores eternos. No puede haberla porque el cine es un Frankenstein. En The Imaginarum of Doctor Parnassus, Terry Gilliam filmó las últimas secuencias tras la muerte de Heath Ledger (el protagonista) y, aun así, la película fue terminada.

The Ballad of Genesis and Lady Jaye deja entrever que, en la capacidad de mejorar algo, estriba su importancia. No es suficiente que Genesis sea Genesis ni que Jaye, Jaye. El objetivo del pandrógino es cambiar a sus dos partes para acercarse a lo que quieren ser. Se propone, pues, que el amor, la pareja, las relaciones sociales, el cuerpo, son materias primas, nunca obras terminadas. Lo importante no es tener un cuerpo ya dado, sino la posibilidad de modificarlo. Este pensamiento sería inconcebible en cualquier otro punto de la historia: simplemente no había la tecnología médica para llevar a cabo operaciones estéticas a la magnitud del día de hoy.

Pero la tragedia de The ballad… es que tampoco la ciencia médica está a la altura de sus expectativas. La cirugía estética no es reproducción técnica aún, sino artesanal. La mano del médico todavía no es sustituida por una máquina que copie, punto por punto, rasgo por rasgo y con un tiempo y costo bajísimos, las caras o los torsos. (La otra tragedia es que Jaye murió en 2007).

Sin embargo, la apuesta de Genesis y Jaye continúa. Frente al cuerpo cristiano, hecho por Dios (y, por tanto, hecho en su perfección y para la eternidad), el pandrógino Breyer representa una postura diabólica: la obra divina no está terminada, al contrario, es la mecha para la creación.

The Ballad of Genesis and Lady Jaye (Losier, 2011).

The Ballad of Genesis and Lady Jaye (Losier, 2011).

 

[También los invitamos a leer De la Filosofía, Benjamin y el Cine, que es el texto inaugural de esta serie].


Autores
La redacción de Tierra Adentro trabaja para estimular, apoyar y difundir la obra de los escritores y artistas jóvenes de México.
(Chihuahua, 1986) vivió en Toluca y ahora en el Distrito Federal. Próximamente será maestro en filosofía. Ha publicado en las revistas Los bastardos de la uva, F.I.L.M.E., Icónica, Registromx y El portal de Toluca. En este momento forma parte de Kinotecnia cineclub.
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