La Caída del Capitán América
Tom Brady es el mariscal de campo de los Patriotas de Nueva Inglaterra, un héroe y hoy, también, un ciudadano puesto en entredicho por la sociedad norteamericana, y por qué no, por el mundo anglosajón. El llamado DeflateGate es analizado por Manuel Dávila Galindo en un contexto de narrativas fabricadas e instituciones perfectas.
“We just need to go out there and do our jobs, just as you professionals do your jobs. No… All you guys lied. All of y’all. In a story or whatever, have lied. Should you have asterisks behind your name? All of you have lied! All of you have said something wrong, all of you have dirt. All of you. When your closet’s clean, then come clean somebody else’s. But clean yours first. “
Barry Bonds
“Una libra de cadera no es cadera,<
dos libras de cadera no es cadera,
tres libras de cadera no es cadera.”
Edgardo Franco
Jimmy es un chico de Illinois, jugó football en Illinois, estudió en Illinois, se hizo una leyenda en Illinois. Ser un mariscal de campo en Eastern Illinois puede no ser tan sexy como jugar en Alabama o USC, pero probablemente tiene mucho más impacto en la comunidad, en las noticias locales y por supuesto en el nombre y calificaciones que se vuelven necesarias al momento de ser considerado como un jugador elegible para el Draft. [1] A pesar de ser considerado un prospecto de tercara ronda, Jimmy Garoppolo fue elegido por los New England Patriots en la segunda ronda del Draft de 2014. Suponiendo que fueras un mariscal de campo en el Draft, ser elegido por los New England Patriots probablemente es lo peor que te puede suceder porque dormirás, calentarás, soñarás y comerás banca durante un largo tiempo. Al menos hasta que Thomas Edward Patrick Brady Jr. decida retirarse y convertirse en una de las más grandes leyendas que jamás han jugado football.
Aclaremos algo importante, detesto a Tom Brady como detesto a todos los hombres que parecen vivir el cuento de hadas que te convierte en Capitán América. Nadie es más Capitán América que Tom Brady.
En el minuto 9 con 17 segundos del segundo cuarto, abajo en el marcador por 14 puntos, D’Qwell Jackson[2] se adelanta a Rob Gronkowsky[3] en la yarda 6 de su propio campo e intercepta a Tom Brady durante la final de la Conferencia Americana el 18 de enero de 2015. Después de la intercepción Jackson entregó el balón a un miembro del staff de su equipo en la banca que inmediatamente notó que el balón no estaba propiamente inflado[4]. Los reportes sobre el análisis de los balones y sobre todo este asunto probó que los balones estaban una libra debajo del reglamento en la NFL. ¿Cuál es la ventaja deportiva que se obtiene al desinflar un balón una libra? Ninguna, en realidad lo único que permite es que en ciertos tipos de clima el mariscal de campo tenga mayor agarre al momento de lanzar, o al menos eso cree Thomas Edward Patrick Brady Jr. ¿Cuál es la importancia de si un balón en un partido, que terminó siendo una paliza a favor de los Patriots, está una libra por debajo de lo reglamentario? Nada, absolutamente nada, los Pats hubieran destrozado a los Colts con balones o melones. La realidad es que Tom Brady es uno de los mejores mariscales de campo de la historia.
Entonces, si la libra perdida no tuvo ninguna injerencia en el resultado del partido, ¿Por qué comentaristas, entrenadores, jugadores, cómicos, presidentes, trolls, tuiteros y periodistas están obsesionados con el DeflateGate? Simple: porque ocurrió en la NFL y la NFL es la narrativa cultural norteamericana por excelencia. No por nada le llaman DeflateGate en franca referencia al afamado Watergate, la relación que conservan estos dos eventos de la historia americana son por demás similares, por ridículo que esto le parezca a cualquier persona. Tom Brady es el nuevo Nixon, aunque probablemente Nixon y una buena parte de los americanos considerarían que lo que hizo Brady fue mucho peor.
¿Qué fue lo que hizo Brady? Pedirle a dos asistentes de su equipo que desinflaran una libra los balones que usarían los Pats a la ofensiva. Brady no es el primer mariscal de campo en hacer esto. Desde el año 2006 cuando la liga permitió que los equipos manipularan los balones que usarían durante el partido, distintos mariscales de campo han pedido que se inflen o desinflen conforme sus preferencias. Algunos consideran que el agarre es mejor con balones sobre inflados y otros piden que se les quite un poco de aire para poder lanzar mejor. Este es el mejor ejemplo de novela negra que se puede encontrar, porque las mejores historias negras que se pueden encontrar siempre tienen el arma a la vista de todos, aunque nadie pueda verla hasta que el desenlace sigue su camino natural.
Ahora Tom Brady está suspendido durante cuatro partidos, por “más probablemente sí que no estar enterado o haber solicitado que los asistentes desinflaran los balones”. Quien redactó estas líneas que cito es Ted Wells, fiscal de distrito y uno de los abogados más respetados en Estados Unidos. Wells ha defendido gobernadores, soplones, congresistas y corporaciones, y un buen día fue llamado por el comisionado de la NFL para hacer una investigación independiente sobre lo que ocurrió ese 18 de enero. Ted entregó un reporte de 294 páginas donde analiza a detalle declaraciones, correos electrónicos, mensajes de texto, entrevistas y todo el material posible para decidir quién tenía o no responsabilidad en el DeflateGate. ¿Millones de dólares? No quiero ser exagerado, pero un abogado como Wells y un equipo completo de investigadores pudo haber cobrado esa cantidad de dinero por la investigación, una investigación que no resuelve nada trascendente, que no aclara asesinatos o crímenes de lesa humanidad. Probablemente se ha dedicado más análisis, estudio, polémica y declaraciones al DeflateGate que a Guantánamo, izquierda y derecha norteamericana se han involucrado en este tema mucho más de lo que jamás se involucraron en Irak o Afganistán. ¿Por qué? Porque la NFL es mucho más importante para Estados Unidos que cualquier guerra, conflicto, fraude, esquema Ponzi o mentira que jamás se haya dicho, porque lastimar a la NFL es lastimar el sueño americano.

Official game balls for the NFL football Super Bowl XLIX sit in a bin before being laced and inflated at the Wilson Sporting Goods Co. in Ada, Ohio.
Tom Brady apelará la sentencia, no porque necesite el sueldo que le pagarán durante esos cuatro partidos (ocho millones dólares) o porque crea que los Patriots no pueden ganar sin él (la última vez que Tom Brady estuvo fuera los Pats ganaron 11 partidos); lo hará porque el Capitán América no puede ser puesto en entredicho. Porque todo lo que Thomas Edward Patrick Brady Jr. es depende de no ser involucrado en un escándalo como el DeflateGate, porque cuando tuvo la oportunidad de ser abierto y transparente decidió “no cooperar”[5] con la investigación y eso, ante los ojos de los espectadores y el mundo, te acerca más a ser culpable que a ser inocente. Nixon no renunció a la presidencia de los Estados Unidos por la intrusión a las oficinas del partido demócrata, renunció porque mintió a los norteamericanos y automáticamente se convirtió en el villano por excelencia. Barry Bonds no fue destrozado por haber usado esteroides, fue destrozado porque cuando tuvo la oportunidad de arrepentirse no lo hizo. Mucho se habla de que en Estados Unidos lo único mejor a tener héroes es ver a esos héroes caer. Esto es falso, a los americanos no les gusta que sus héroes caigan, les gusta que se equivoquen y después, en un acto de arrepentimiento, confiesen y puedan convertirse en el hijo pródigo que vuelve a casa después de un oscuro pasado. Desde los Amish que envían a sus hijos a vivir el mundo para hacerlos después renunciar a él, hasta Bill Clinton aclarando que no tuvo relaciones sexuales con Monica Lewinsky, la historia americana depende constantemente de los giros de tuerca narrativos que a la larga hacen que la reivindicación sea el camino más puro, más honesto.
Tom Brady lo tiene todo, la historia de haber sido una selección de séptima ronda en el Draft y llegar a convertirse en el mejor de todos los tiempos. Tiene cuatro anillos de Súper Bowl y dos más que perdió en momentos narrativos insuperables, tiene una esposa súper modelo que lo ama tanto que vive para él, juega para los Patriotas de Nueva Inglaterra, el equipo que en aquel terrible 2001 se levantó con el Súper Bowl logrando por primera vez borrar la imagen de las Torres Gemelas en la mente de los americanos, Tom, pinche, Brady es el maldito Capitán América, es la bandera en carne y hueso, es la prueba de que el sueño americano sigue vivo y que a pesar de todas las dificultades puedes cambiar el curso de la historia trabajando duro. Tom Brady es infranqueable, indestructible, ha logrado convencer a todos de lo bueno que es, porque realmente es bueno, aún a los que lo detestamos y disfrutamos cada una de sus derrotas como un grito desesperado desde la periferia social, intelectual, deportiva, lo que Brady ha logrado en la cancha es inapelable, no hay forma en la que se pueda desestimar una carrera que no sólo lo pondrá en el Salón de la Fama si no que además lo coloca en la discusión sobre “el mejor de todos los tiempos” en un deporte donde cada mes hay un nuevo héroe.
Pero a esos balones les faltaba una libra de aire. Esos balones no eran legales, no estaban en las reglas, no cumplían con el código inquebrantable de la justicia deportiva en un país que no cree muy firmemente en otro tipo de justicia. Tom Brady es corrupto, es mentiroso, es un tramposo, es la personificación de los esteroides en un deporte donde realmente no se persigue el uso de esteroides; es el que apuesta sobre sus propios partidos, es un monstruo que no debe hablar jamás con los niños, es el ciclista que después de ser el héroe del cáncer se descubre que hizo trampa en todas sus carreras. Tom Brady pende de un hilo como jamás pendió en su vida. Ni siquiera los meses que pasó en la banca detrás de Drew Bledsoe[6] pudieron ser peores, no me imagino un solo momento en su vida que pueda ser peor a este donde el mundo le exige que devuelva el escudo y cuelgue la máscara. Pero la NFL es perfecta. Es el sistema democrático social perfecto. Porque mientras Brady se prepara la batalla de su vida, un chico de Illinois suelta el brazo, esperando que esos cuatro primeros partidos de la temporada le permitan ser el próximo Capitán América.
[1] Proceso de selección de jugadores colegiales para la NFL. El peor equipo elige primero.
[2]Apoyador de los Indianapolis Colts.
[3] Ala cerrada de los New England Patriots.
[4] En la NFL los balones deben estar a 13.5 libras.
[5] Tom Brady se negó a entregar su teléfono personal para revisar los mensajes de texto.
[6] Primera selección del Draft de 1993 para los Patriots.