Tierra Adentro
Ilustración por Jonathan Rosas.

Este es el tercer adelanto en línea de La república de las becas, un análisis del sistema de apoyos gubernamentales en México, publicado en el número de agosto de Tierra Adentro.
El Distrito Federal es un mapa cultural del país, pues un cuarto de los jóvenes creadores que radican en la ciudad son originarios de otro estado. A partir del análisis de algunos jóvenes creadores, Ernesto Piedras hace una radiografía de las condiciones profesionales y de mercado a las que este grupo se enfrenta diariamente.

 

Existe un creciente consenso acerca de que el sector de la cultura y la creatividad deben ser considerados como un sector económico, con atributos de productividad, generación de empleo y divisas e inversión, que es pauta para el crecimiento y el desarrollo integral. Sin embargo, los esfuerzos y resultados en el dimensionamiento, segmentación y análisis del capital humano o fuerza laboral del sector resultan limitados. Y más aún las relacionadas a las nuevas generaciones de creadores. Así, en un contexto de condiciones laborales inestables y constante innovación tecnológica, surge un nuevo perfil de creador capaz de utilizar estas tendencias para insertarse en el mercado de trabajo. Desde la visión económica, con el fin de construir una política cultural integral, es conveniente generar información primaria y análisis sobre el comportamiento y características del entorno laboral de los jóvenes creadores.

Si bien en países como Inglaterra, Estados Unidos y España existe información sobre este grupo productivo, en México escasea. Jóvenes creativos. Estrategias y redes culturales (Juan Pablos Editor/UAM-Iztapalapa, 2013), análisis que coordiné con Néstor García Canclini y financiado por el FONCA, fue nuestra respuesta. Ahí, los equipos de antropólogos y economistas dimensionamos y exploramos la dinámica laboral de estos creadores radicados en el Distrito Federal. El estudio tomó una muestra controlada por edad, perfil y ubicación, que representa las características de los trendsetters en la entidad, lo cual no significa que sea una muestra representativa de todos los productores creativos en el Distrito Federal.

 

¿Quiénes son ellos?

Los jóvenes creadores pueden ser denominados como trendsetters, o emprendedores culturales que marcan una nueva pauta creativa. Para este análisis, se caracterizaron como aquellos jóvenes artistas entre dieciocho y treinta y cinco años de edad, intensivos en el uso de tecnología, que utilizan sus competencias para innovar en la implementación de estrategias creativas. Éstos suelen participar simultáneamente en varios trabajos o proyectos, recurriendo a la formación de redes de cooperación o al autoempleo para contrarrestar la escasez de oferta laboral.

Una característica del área metropolitana del Distrito Federal es su elevada concentración de insumos, infraestructura y audiencias creativas. Este conjunto favorece la alta producción de las industrias culturales y creativas en la entidad, condiciones de mercado que facilitan este trabajo. De este modo, las externalidades positivas resultantes promueven un entorno favorable para el desarrollo de nuevas ideas. Prueba de ello es que a nivel nacional 7.3% del Producto Interno Bruto es generado por las industrias culturales y creativas; en el Distrito Federal esta aportación asciende al 8.9%.

 

Trendsetters: algunos hechos estilizados

Respecto a las actividades remuneradas de los creadores, a nivel nacional, tan sólo 20% de ellos reporta que su actividad principal es la producción de obra, mientras que 80% cuenta con una actividad base de su sustento distinta. En el caso particular de los trendsetters en el Distrito Federal, cuentan con una relación porcentual muy semejante al promedio nacional. Únicamente 19% de ellos se dedica a su actividad artística como principal fuente de ingresos. La diferencia entre los artistas a nivel nacional y los del Distrito Federal radica en que los segundos se dedican a actividades complementarias, relacionadas con su labor creativa. Por ejemplo, mientras que los creadores a nivel nacional tienen como principal actividad remunerada su ocupación académica o burocrática, los jóvenes creadores del segmento editorial, como guionistas o escritores, complementan sus ingresos con corrección de estilo y traducciones de otros textos.

Si bien algunos casos se dedican a tareas completamente distintas, como la contaduría o la administración, otros se desempeñan en actividades creativas alternas cuya finalidad no es la creación de obra propia, como por ejemplo diseño gráfico, difusión cultural, publicidad, edición de imágenes o contenidos editoriales. De hecho, 47% de los jóvenes creativos del Distrito Federal recibe menos de 50% de su ingreso por parte de su producción artística, y 18% no recibe pago alguno.

Ya que los trendsetters requieren en su mayor parte de varios empleos para obtener fondos, resulta interesante destacar que por eso suelen tener un alto nivel socioeconómico y de escolaridad, incluso por encima de la población ocupada. En total, 84% de los jóvenes creativos cuentan con un grado mínimo de licenciatura, en contraste con el promedio de la población ocupada joven, con estudios de 10.5 años de estudio, equivalentes a grados de preparatoria o nivel medio superior.

Una paradoja identificable es la siguiente: jóvenes con una preparación, nivel socioeconómico y de escolaridad mayor a la de sus padres, se enfrentan más al desempleo y a un mercado menos regular: la acumulación de capital humano no necesariamente corresponde a una inserción efectiva en el mercado laboral. Aunado a la dificultad de encontrar plazas adecuadas para el desempeño de su obra, la mayoría de estos jóvenes no tiene acceso a prestaciones sociales, ni se encuentra contemplada en el régimen fiscal vigente en el país. Por otro lado, al no recaer en obligaciones fiscales, su ingreso disponible inmediato es mayor; sin embargo, esto representa menor apoyo para inversión en el sector, así como limitaciones individuales a futuro.

La falta de prestaciones se ve relativamente compensada por el hecho de que los artistas jóvenes del Distrito Federal reciben un ingreso promedio mayor al de la población ocupada en general. El 63% de los trendsetters de la ciudad recibe más de seis mil pesos mensuales. Sólo 11.6% de la población ocupada cuenta con un nivel de ingreso semejante o mayor.

Otro rasgo que destaca de este grupo es la periodicidad con la que reciben su pago. Su alta variabilidad dificulta su estabilidad financiera y la planeación a largo plazo. Un 63% recibe regularmente ingresos en plazos de entre una semana y un mes; el resto debe esperar por su pago entre dos meses y un año, o incluso más. Esta inestabilidad del mercado cultural induce a estos agentes económicos a buscar otros métodos de financiamiento, como la ayuda económica de sus familias y becas de instituciones públicas o privadas, cuyo objetivo es el apoyo a proyectos, estudios o de manutención. Entre los ejemplos más destacados se ubican las becas provenientes del FONCA y organizaciones independientes como la Fundación Jumex, Fundación Bancomer, Adidas y el Centro Cultural Border. Si bien 66% de los trendsetters conocen la existencia de dichas becas, la mayoría no goza de estos beneficios.

Otro método utilizado para difundir su obra e incrementar sus ingresos ha sido la utilización de tecnologías de la información y comunicaciones para complementar su obra. Los trendsetters han logrado reconfigurar sus estrategias creativas, formando a su vez redes colaborativas de innovación. Así, 98% de los trendsetters son identificables como ciudadanos de las redes sociales, y 85% cuenta con un blog para promocionar su obra y para establecer relaciones personales y laborales. El uso de esas tecnologías tiene un importante impacto en la elaboración, difusión y comercialización de contenidos creativos, así como en las capacidades y hábitos de las audiencias y los consumidores. Se ha generado un nuevo pilar en la cadena productiva que permite a los artistas elegir el modo en que se distribuye su obra. Actualmente, 60% oferta su obra directamente al público, sin la necesidad de intermediarios tradicionales. De esta manera, la mayoría de los jóvenes creadores ve a la tecnología como una herramienta fundamental para su operación económica.

Al analizar a los jóvenes creadores del Distrito Federal, se observó que responden a las ofertas de las nuevas tecnologías y buscan mantener sus proyectos a través de distintas actividades. Podemos concluir que los artistas jóvenes que residen en esta ciudad trabajan para proyectos de duración corta o indefinida, sin contratos explícitos y sin prestaciones sociales. Sin embargo, gozan del capital humano para usar su creatividad y nuevos medios tecnológicos para resolver la precariedad laboral a la que se enfrentan. También buscan los beneficios de la aglomeración que hay en la ciudad, provocando que un cuarto de los artistas jóvenes del Distrito Federal no sean oriundos de ésta. Los artistas fomentan sus carreras e incrementan sinergias entre creadores gracias a las redes y a los factores del mercado.

El tema de la información primaria acerca de los productores de arte impide que se hagan comparaciones entre ciudades del país, por lo que sólo se puede concluir que existe una convergencia regional, pero no es posible observar si ésta es la única urbe que tiene dicha característica, ya que ciudades como Tijuana y Puebla también son consideradas grandes capitales culturales.

A pesar de que 66% de los jóvenes creadores sabe de la existencia de becas que apoyan la producción de arte, formación académica y difusión, únicamente 19% ha tenido acceso a alguna. De dichas becas, las que otorgan instituciones gubernamentales representan una alta proporción, siendo el FONCA el que obtuvo mayor número de menciones. Este vacío no necesariamente requiere ser cubierto por subsidios gubernamentales, como tradicionalmente se creía: hoy existen esquemas de financiamiento público-privados que permiten que los préstamos o apoyos reciban un tratamiento dinámico que favorece a la creación y desarrollo de empresas culturales.

Los resultados sugieren que la aglomeración creativa es un fenómeno que se vive en el Distrito Federal. Por ello, al observar el comportamiento de los creativos que residen ahí, se recomienda que se desarrollen e inspeccionen políticas para aprovechar la creatividad en términos geográficos. Los trendsetters analizados pertenecen, en buena proporción, a las generaciones que han tenido un acercamiento temprano a la tecnología. Esto propició que dicho conocimiento permeara a las actividades de producción artística.

Con todo, para que los creadores terminen de explotar los beneficios tecnológicos, es importante que la sociedad se acerque a las nuevas plataformas; las políticas culturales no dependen únicamente de las secretarías o institutos dedicados a la cultura: requiere de que se realicen trabajos multidisciplinarios donde distintos sectores busquen recibir los beneficios derivados del sector cultural y creativo.

 

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