Inventario de armas para acabar con un mito: poemas sobre Ma Barker, madre de criminales
I. Arma para asesinar mi matrimonio
Mis hijos juegan a los criminales en la única habitación del hogar
apuntan hacia la foto que muestra que alguna vez estuve enamorada
apuntan directo al velo de novia e imagino una espuma desbordándose de mi cabellera
mientras mi esposo se empina la cerveza que aún debe a la tienda
Está acabando conmigo, me advierto a mí misma
me bebe, me absorbe como aquella botella en un matrimonio fermentado.
Mis hijos lanzan ficticias balas que se incrustan en las paredes
George le arrebata el arma a Lloyd
y me apunta a la cabeza
se ríe como si hubiera desatado una detonación
le quito la pistola de juguete a Herman
para dispararle a nuestro enlace matrimonial
¡Esta vez no estoy jugando, George! le grito furiosa
mientras lanzo la imitación de un proyectil
imito su carcajada
y, sin advertirlo, también juego a la muerte:
Para mí ya estás muerto:
borracho, irresponsable, holgazán.
Tomo a mis hijos junto con nuestras pocas pertenencias
Herman, Lloyd y Arthur acomodan sus municiones sobre la cuna de su hermano Fred
y sin pensarlo, yo, Ma Barker, acuno su destino,
lo crío como si se tratara de un recién nacido
sin saber que pronto tendré entre mis manos
el nacimiento
de futuros asesinos.
II. Arma para asesinar la idea de la madre que ejerce una crianza deficiente y entrena a hijos asesinos
Declaro la guerra en contra de mi peor enemigo que es… escucha Ma Barker a lo lejos mientras lava los trastes
sus tres hijos juegan a la guerra
Fred, el más pequeño, yace sobre la única cama de su hogar
también le ha declarado la guerra y la bombardea con su llanto
ignora el ataque de su bebé
tiene que apurarse con las labores domésticas para buscar el pan de cada día
no arrulla a su hijo porque le teme a la dependencia de sus brazos
espera que el llanto lo agote y vuelva a dormir
para dejarlo encerrado mientras va y cumple con su empleo.
Abandona la casa y siente que sus hijos también le declaran la guerra cuando los llama y salen corriendo
cobardemente le lanzan misiles de burla e indiferencia
se enfurece, pero al mismo tiempo se tranquiliza porque sabe que entre menos ruido hagan no despertarán a su hermano menor
una vecina sale de su casa y le advierte sobre la crianza de sus hijos
cuando sean más grandes no los vas a poder controlar, se la pasan dando problemas en el vecindario
Ma Barker ignora a la mujer y le da la espalda
No puedo hacer todo al mismo tiempo, se dice a sí misma y llora
los demás ignoran su llanto
como ella ignora su papel de madre
para poner atención en ganar dos o tres dólares
y subsistir.
Declaro la guerra en contra de mi peor enemigo:
El capitalismo
La maternidad
El padre irresponsable
Mi exmarido.
III. Arma para asesinar el mito de la madre como mente criminal de la banda Karpis-Barker
Dicen que me encontraron abrazando una ametralladora Thompson el día de mi muerte
pero lo único que abrazaba era el arma más letal: la maternidad
me ceñía al fracaso de ser la madre protectora
a mí no me blindó el título de buena madre
porque nunca lo fui, porque nunca intenté serlo
ser la madre de cuatro criminales me llevó a la desgracia
a la detonación de la crianza
ese estruendo ensordecedor
ese proyectil de muerte
un niño sobre el regazo como una ametralladora Lloyd,
ametralladora Fred,
ametralladora Arthur y Herman
ellos eran los peligrosos
las mentes criminales
el armamento prohibido que cargué durante nueve meses
en el arsenal: el vientre
su padre fue el psicópata
el que heredó a sus hijos genes como balas
el holgazán
el que jamás cumplió con su paternidad
yo no era la mente criminal, John Hoover
todo fue una invención tuya
todo fue una invención del FBI
jamás fui, como dijeron:
la tarántula sobre la papilla
de un bebé.