Fiesta flamenca con Mercedes de Córdoba
Por motivo del XVI Festival de Arte Flamenco en Monterrey, que en esta ocasión duró dos días (5 y 6 de junio), se presentó este sábado en la Gran Sala del Teatro de la Ciudad la bailaora Mercedes Ruiz Muñoz, conocida artísticamente como Mercedes de Córdoba, ganadora en 2013 del primer premio del XX Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba. La acompañaban los cantaores Enrique “el Extremeño” y Pepe de Pura, el guitarrista Juan Campallo y el percusionista local Dayron Cartas.
La fiesta inició a las ocho de la noche con un programa que prometía ser “puro flamenco” según comentó la bailaora en rueda de prensa. El flamenco originalmente gestado por y para minorías, en Andalucía, España, desde principios del siglo XIX ha evolucionado influenciado por otro tipo de danzas, música y teatro, caracterizándolo como un espectáculo y no una forma de arte. En esta ocasión se mostraron el baile y el canto sin dirección escénica de fondo ni elementos extras. Para su presentación la bailaora prometió entregarse, como en efecto lo hizo, “Vivir de lo que amo, que es mi manera de expresarme, es una gran alegría y si puedo llevarlo alrededor del mundo es mucho mejor. En el escenario yo me siento realizada, que no es poca cosa hoy en día porque no todo mundo se siente así con lo que hace” expresó.
El programa constó de tres palos: el taranto, muy estilizado, la alegría y el tercero la soleá, mucho más señorial. Sonó la rondeña Lucrecia, seguida del tango Galaña, luego la bulería Caminando, el taranto 9 de Enero, un intermedio musical y la alegría Tata. Las palmas y la honda queja características del cante flamenco se unieron a la interpretación dancística de Mercedes de Córdoba que maravilló a los asistentes con su técnica y habilidad, sumándose como si ella fuera un instrumento vivo, gracias a la fuerza de su expresión y zapateado. El sonido de los tacones contra la duela, las palmas, la guitarra y el cajón provocaron un desfogue contagioso. Hubo duende, como se le llama al encanto que surge y se presencia en el escenario.
El poeta andaluz de la Generación del 27, Federico García Lorca, define el concepto de duende, en su conferencia Teoría y juego del duende, según palabras de Goethe: como un poder misterioso que todos sienten y que ningún filósofo explica. Más allá de la técnica o la inspiración, en palabras de Lorca, “para buscar al duende no hay mapa ni ejercicio”. Se siente, surge como un explosión involuntaria, como ocurrió el sábado en varias ocasiones cuando de entre el público se escucharon las expresiones ¡arza! y ¡olé!, típicas para animar a los ejecutantes. Incluso una japonesa en el asiento vecino, tras notorios intentos por contenerse, terminaba aplaudiendo al ritmo flamenco cada vez que ascendía el ímpetu de la potencia rítmica sobre el escenario. Como dato curioso sucede que en Japón el flamenco es tan popular que incluso hay más academias donde enseñan este arte que en la misma España.
El contraste entre escenario y público fue muy llamativo. Por un lado el flamenco quejumbroso, sensual y apasionado expresaba su encanto original, surgido de la mezcla cultural entre moriscos y gitanos “campesinos sin tierra”, según dice la expresión andalucí “fellah min gueir ard“, de donde se supone pudo venir el nombre de esta danza. Otro posible origen etimológico es la expresión árabe usada en Marruecos fellah-mangu, felahikum o felah-enkum que significa “los cantos de los campesinos”.
El público asistente ilustraba el gusto social que la clase alta local tiene por danzas populares de carácter internacional. La Gran Sala que sólo presta su escenario para exclusivos festivales y representaciones dio lugar al disfrute de la colorida fauna sampedrina. Los habitantes de San Pedro Garza García, el municipio rico del estado, aledaño a la ciudad de Monterrey, son reconocibles debido al acento norteño suavizado debido a la fluidez políglota de los habitantes. Casi todos hablan por lo menos inglés y muchos conocen otros dos o tres idiomas. Abundan los extranjeros de primera, segunda o tercera generación: españoles, argentinos, italianos, alemanes. En San Pedro se encuentran por lo menos dos academias de flamenco, cuyos directores se encargan de la organización y promoción de la cultura flamenca en el área metropolitana. Aunque la división cultural de clases es un fenómeno mundial, eventos como este sirven para recordar que la danza no es un asunto divisorio, al contrario.
En la ciudad hay un nicho de oportunidad para llevar eventos culturales de carácter internacional a mayores públicos, sólo hay que sortear algunas dificultades sobre todo en lo referente a precios. Si bien $200, la entrada general, es un precio justo tomando en cuenta la calidad del evento, resulta excesivo para un público acostumbrado a pagar esa cantidad o más sólo por festivales musicales de todo el día, no por una hora de genialidad. Afortunadamente para los estudiantes, maestros e INAPAM el precio se reducía a la mitad en cualquier locación. Aun así, ojalá para futuros festivales se encuentren maneras de llevar el arte flamenco a un mayor público que sin duda disfrutará este festejo tan apasionante.