Tierra Adentro

Murallas de Gabriel Bernal Granados es un libro singular en la tradición literaria mexicana, y en los libros que se han publicado recientemente en México. Hemos tenido una enorme producción, de enorme calidad y también de enormes contrastes y diferencias, de corrientes, estilos y propuestas en los últimos años; desde el humor y el sarcasmo, hasta narrativas muy trágicas que tienen que ver con la violencia contemporánea. Pero justo en esta diversidad hay libros que destacan por su singularidad y porque llevan una propuesta propia, e insólita también, que traduce una formación intelectual específica en el caso de Bernal Granados. Por un lado, está el experimentado traductor capaz de compenetrarse a fondo con los textos que traduce, como en el caso de la obra de Guy Davenport, el gran escritor norteamericano ya fallecido; y por el otro el ensayista, el narrador vinculado a la posibilidad de traducir a la literatura la sensibilidad estética —las obras de arte, la tradición pictórica, las artes plásticas—. Esto tiene que ver con una orientación que va forjando Bernal Granados desde años atrás y que va siguiendo una línea no estrictamente dogmática ni ortodoxa, sino flexible dentro de estos lineamientos generales. Esto me parece meritorio en un gremio literario como el mexicano, demasiado sujeto a veleidades de interés de fama, de interés político, de grupos y de apoyos que van forjando prestigios, a veces muy valiosos, a veces muy discutibles; pero hay escritores que al margen de esta circunstancia van encontrando su propio camino en la tarea estrictamente intelectual, es decir, en la tarea de la lectura, en la tarea del estudio, en la tarea de la traducción. Por eso me parece importante rescatar esta sensibilidad de GBG, que recientemente ha entrado en un periodo que yo juzgaría de madurez. En 2015 se publicó un título suyo que me pareció estupendo, Detritos, un libro de una escritura fragmentaria, pero no la escritura fragmentaria de los islotes narrativos que van flotando hacia un mar inexplicable que se diluye en la propia escritura, sino fragmentos que van estructurando la propia postura del autor frente a la vida; Detritos tiene algo de aforístico, pero también hay en él una visión de crónica de la vida cotidiana; de pronto hay ensayo, apunte, impresiones y episodios vitales, y todo va articulándose de un modo coherente y consistente justo por el temperamento artístico que tiene el escritor; aquí, estamos frente a alguien que sabe modelar la materia literaria y sabe presentarla de una manera convincente a los lectores.

Murallas —un libro complementario de Detritos en más de un sentido— se lee como una novela de aprendizaje; pero esta novela de aprendizaje se sitúa en una tradición que en los últimos cuarenta años se ha dado en la literatura mexicana. Recuerdo por ejemplo libros que son trasunto de una autobiografía «personal», como Las batallas en el desierto de José Emilio Pacheco, Elsinore de Salvador Elizondo, Muchacho en llamas de Gustavo Sainz, novelas donde el lector entrevera una relación íntima, y muy conmovedora también, con el autor, porque en estas obras el lector inmediatamente se identifica con el contenido, se ve traducido en sus inquietudes, sobre todo porque se trata de historias de jóvenes o de niños o de momentos, momentos de aprendizaje hacia la vida adulta, y este es uno de los modos en que los escritores mejor se vinculan de un modo vivo con los lectores. Recuerdo también un libro extraordinario de Juan García Ponce, Unión, donde vemos esta mezcla de autobiografía con un relato literario. Unión es una novela que trata de un personaje que con el tiempo se va revelando como una imagen del propio escritor.

Esta tradición es muy viva, sobre todo porque en México los diarios, las autobiografías, las memorias, no son un género muy socorrido. A pesar de eso hemos tenido ejemplos extraordinarios; recuerdo a este propósito los libros de Emmanuel Carballo, tres volúmenes sobre su vida: Diario público, Ya nada es igual y el tercero, aparecido un poco antes de su muerte, Párrafos para un libro que no publicaré nunca. Estos son libros donde uno como lector entra en el valor de la literatura. Rescato este conjunto de datos aislados porque me parece que encuadran en esta tradición de Murallas de Gabriel Bernal Granados.

Detritos Gabriel Bernal Granados ERRR Books México, 2015

Detritos
Gabriel Bernal Granados
ERRR Books
México, 2015

 

 

 

Murallas se compone de una serie de episodios fundamentales en la historia de un individuo, un niño en un principio, después un adolescente y por último un joven. En ellos, el personaje se sitúa frente al mundo, pero antes de que tenga una personalidad definida, antes de que el mundo irrumpa en su subjetividad con todas sus inconveniencias y bondades. El libro de Gabriel traduce sus inquietudes dentro del mundo del arte, que cuando uno lo lee advierte sobre todo una proclividad a la poesía; pero no la poesía en su sentido lírico, si reducimos lo lírico a la efusión emotiva, sino un sentido de la poesía cuyo horizonte o campo es sumamente vasto: no es sólo el afecto, los sentimientos, sino también la consideración más profunda de la propia existencia; un poco en ronda con la metafísica, con el sentido ontológico, con el sentido de la formación de un espíritu ante un mundo inextricable, presentado mediante un lenguaje flexible, dúctil y polivalente. Esto proviene de la formación de artes plásticas que tiene Gabriel. Y me parece importante porque de pronto los episodios pueden aludir a descripciones realistas, no en el sentido de realismo costumbrismo, sino en el sentido del arte pictórico realista, y de pronto esta precisión sobre la realidad y los registros perceptivos y sensibles del personaje se desplaza hacia una paleta expresionista, o bien impresionista. Cuando el escritor es capaz de oscilar en estos registros nosotros encontramos un enorme atractivo, y es ahí donde la lectura va creciendo. Hay pasajes especialmente contundentes donde a uno sólo le queda la admiración, la perplejidad, cuando el muchacho protagonista de Murallas, por ejemplo, está teniendo su primera experiencia amorosa, y esto está narrado con tal delicadeza y profundidad que el lector se siente de inmediato afectado.

En este libro la escritura, la prosa, se desplaza en registros diversos para causar efectos también diversos. Esto le otorga también una diversidad muy específica. Murallas es un libro donde a cada vuelco de página nos aguarda una sorpresa, una riqueza de lenguaje. Esta posibilidad de establecer un enlace, un diálogo con el lector a partir de considerar que el lector es el destinatario directo, quienquiera que sea, de lo que se está escribiendo, es un rasgo humanista, en una época donde el humanismo está desapareciendo. El humanismo se sustenta sobre todo en una afirmación del poeta Jean Paul Richter: escribir libros como se escriben cartas a un amigo, y esto que es el fundamento del humanismo tiende a desaparecer en nuestra época posthumanista. Cuando un escritor tiene la capacidad de recrear esta posibilidad de acercarse al lector escribiendo un libro que es como una carta, que es como un juego compartido, que no es estrictamente una confesión porque conlleva la malicia intelectual de recomponer el propio pasado, porque este no es un libro que transcriba los hechos acontecidos tal como fueron, no es un libro judicial en este sentido sino literario, un libro cuya narrativa va creciendo conforme el propio narrador va trayendo a la memoria episodios fundamentales para su formación; cuando esto ocurre, entonces nos convertimos en testigos y compartimos con el protagonista una misma emoción.

Murallas Gabriel Bernal Granados Dirección General de Publicaciones México, 2015

Murallas
Gabriel Bernal Granados
Dirección General de Publicaciones
México, 2015

 

 

 

En Murallas está dado un programa literario que puede ser ampliado, puede ser explorado. Este tipo de libros no proliferan, por desgracia, como ya dije, en la literatura mexicana. La suya es una aproximación honesta, inteligente, a cómo se puede ejercer la literatura en tiempos aciagos como los que estamos viviendo; es decir, hay una compenetración con la literatura como una forma de comprender, de enfrentarse a la barbarie.

Murallas es un libro que a mi juicio ya está encontrando su propia tradición y desde luego con gura un momento importante en la madurez literaria de Gabriel Bernal Granados.