Enclave: Poéticas sonoras 2014
Una vez más la cúpula del recinto del Ex Teresa Arte Actual, así como los salones del Palacio de Minería y el Centro Cultural España fueron invadidos por la poesía pero esta vez, más que nunca, de manera sonora. Como desde hace cuatro años se ha llevado a cabo el programa Enclave, dirigido excepcionalmente por la poeta Rocío Cerón.
¿Qué es Enclave? Es un proyecto que propone un encuentro, un espacio para expandir híbridos y múltiples posibilidades a través de los diversos lenguajes contemporáneos. Enclave reúne a poetas y críticos para compartir de manera colectiva su trabajo creativo así como las exploraciones sobre las diversas ideas y metodologías.
Todo ello dentro del marco de actividades de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FILPM).
Durante esta emisión la pauta fue: la sonoridad como extensión, diálogo, puente, expansión; la performatividad del habla: sonidos, ruidos, cuerpo, voz, tecnología, pulsión, etno-poesía, el flujo sanguíneo, la poesía muda. Para ello, se reunieron a partir del miércoles 26 al viernes 28 de febrero los siguientes participantes: Rojo Córdova, Amanda de la Garza, Martín Gubbins, Óscar Saavedra, Tito Rivas, Pedro Serrano, Roberto Cruz Arzábal, Israel Martínez, Maricela Guerrero, Jorge Méndez Blake, Ana Franco Ortuño, Rocío Cerón así como la que esto escribe.
Secuencias, procesos creativos, piezas que hablan y actúan. Lo vivido dio pauta para un recorrido durante el cual la percepción y los sentidos abrieron todos sus canales (válvulas cerebrales diría Huxley) para recibir, por ejemplo: la lectura de la letra “o” tomada de la cúpula de una capilla y transcrita sonoramente por Martín Gubbins; las onomatopeyas: el pam pam pam gutural así como el sonido de los puños sobre el pecho en un poema sonoro de Rojo Córdova; la reverberación a partir del texto El Grafógrafo (escrito por Salvador Elizondo en 1972) reescrito hasta traducirlo como El Fonófono: un ser que se escucha escuchar, en la voz de Tito Rivas. Sin pensarlo dos veces, anuncio: tengo un tema amplio para escribir un libro con/de/sin/por/para/contra/de/desde poemas.
Unas de las actividades más interesantes como intensas fueron, sin duda: las clínicas de imaginación poética, ya que fue el espacio donde los participantes pudieron explayar y compartir sus experiencias sobre las diversas búsquedas, metodologías, técnicas o modalidades de sus procesos creativos con personas interesadas en el tema. En su mayoría, la audiencia estuvo formada por alumnos o alumnas de algún ramo artístico, por lo cual la clínica gozó de una gran retroalimentación. El diálogo se transformó en una suerte de animal, vivo y en movimiento que originó preguntas y respuestas, sugerencias y contribuciones que fueron más allá de una común presentación de proyectos. El conocimiento se expandió. Las poéticas se dispararon y se instalaron en los diversos circuitos de la mente. Por lo menos, he de decir que eso es lo que me sucedió a mí durante las dos emisiones de dicho festival a las que he sido invitada.
Además de las lecturas de poesía, por otro lado, las mesas de discusión tocaron los siguientes temas: “La poesía sonora y su reverberación en el arte contemporáneo” y “Sonoridades en diálogo con el cuerpo”. En la primera, la sesión partió de la pregunta: ¿Cómo aparece el signo poético en el arte contemporáneo? Las fusiones del arte contemporáneo y la literatura desde perspectivas y prácticas artísticas diversas, tales como el arte sonoro, o bien a partir de aquellos ejercicios que interrogan a la poesía desde otra estructura y campo de recepción. En la segunda mesa, la charla se llevó a cabo con los planteamientos de fronteras, rupturas y reelaboraciones semánticas entre dos lenguajes. Tanto artistas como poetas hablaron de nomenclaturas y sus fragmentaciones: la voz como poesía: canto; no mero signo lingüístico, también sonido corporal, transmisor de sentido.
En este párrafo especialmente quiero agradecer a Sol Waldo (mezzosoprano) amiga y una de mis colaboradoras en la serie “Pájaros Pautados”, la cual presenté en esta ocasión como ejercicio de correspondencia y de traducción entre la gráfica, el sonido y la palabra. Esta serie forma parte del proyecto más amplio denominado: “Mil pájaros mil. Tesis autodoctoral.”
Tres días intensos de actividades y para concluir el programa se llevó a cabo la “Muestra poética de exploraciones sonoras”, una sesión donde atmósferas, voces, palabras, beats, campos áuricos y locuciones en movimiento fueron las formas en que la poesía se instaló en el espacio barroco y excelso del Convento de San José y el Templo de Santa Teresa la Antigua, actualmente nombrado Ex Teresa Arte Actual.
Sin más, cierro esta nota con dos participaciones que tuve el privilegio de escuchar: el poema de Salvador Elizondo reinterpretado magistralmente por Tito Rivas (músico e investigador del fenómeno acústico), ―si es posible, gentil lector, léalo en voz alta―:
El Fonófono
a Octavio Paz y Salvador Elizondo
Escucho. Escucho que escucho. Me puedo oír escuchar que escucho y también puedo escucharme oír que escucho que escucho. Me recuerdo escuchando ya y también oyéndome escuchar que escuchaba. Y me oigo recordando que me escucho escuchar y me recuerdo escuchándome recordar que escuchaba y escucho oyéndome escuchar que recuerdo haberme oído escuchar que me escuchaba oír que recordaba haberme oído escuchar que escuchaba y que escuchaba que escucho que oía.
También puedo imaginarme escuchando que ya había escuchado que me imaginaría oyendo que había escuchado que me imaginaba escuchando que me oigo escuchar que escucho…
Y con el ejercicio vocal que Sol Waldo hizo para el pájaro “Semillero” de la serie “Pájaros Pautados”. Escuche usted con atención, aquí: