El terror público
El terror público. Sentir que te pierdo.
Como si no tuviera una maestría en arruinarlo todo.
La respuesta más tierna a todos mis rezos
parece la proyección de tu fotografía.
La melodía camina entre los matorrales de la noche profunda,
en medio de nuestras sombras y las patas del demonio alado
que cambia en el aire la dualidad en el rostro de la moneda.
Admiro las circunstancias de esta historia,
tu arruga quieta, leal a la inmensidad de tu alegría al sonreír.
Contemplarte ante la multitud del tiempo.
Enamorarse, enamorarte. Descoser mi memoria, como si antes
no existiera nada.
La luminosidad de nuestros nombres despiertos
y el trayecto rutinario de las aves en el parque.
El sol que fuga su luz sobre mi espalda.