Eagulls: el lado salvaje del rock inglés
Una parte fundamental del ejercicio de la crítica y el periodismo consiste en saber percibir las señales de los acontecimientos que marcan tendencias. Una serie de detalles se van concatenando hasta que ya tenemos evidencias de que algo está ocurriendo. Hechos que parecieran aislados o distantes al observar con atención se van uniendo en algún punto.
Hay que tomar esto en cuenta al analizar la aparición de una serie de discos ingleses que guardan cierta relación entre ellos. Se ha dado un giro a un sonido de rock áspero y oscuro, lleno de guitarras crepitantes y bajos profundos que parecería apegarse a fórmulas sencillas y un sonido simplificado. Pensemos en Savages, Toy y The fauns, además The horrors, como prolongadores de un rock más salvaje pero que tampoco niega cierta herencia de Joy Division.
Vale la pena mencionar que aunque la tendencia sea un menos es más, cada uno de ellos basa su propuesta en una notoria calidad técnica, es decir, puede que lo que están tocando no sea complicado en extremo pero poseen un dominio instrumental de alto nivel. Alcanzan profundos niveles de energía sonora que se esparce tanto en sus grabaciones como en sus directos. Cada uno dosifica a su manera tanto una especie de malestar existencial como cierta pasión por las cataratas guitarreras.
A los artistas que mencioné antes habría que sumar un nuevo grupo, originario de Leeds, cuyo sonido alimenta a esta vigente andanada de agrupaciones vinculadas a un renovado post-punk. Ellos vienen trabajando, primero, desde su debut en 2011 a través del sencillo “Council Flat Blues”, luego con un primer EP hasta llegar a la edición de su primer trabajo en largo que los ha puesto bajo el radar de medios enfocados en provocar hypes, tal como es el afán del New Musical Express.
Eagulls es un grupo que nos trae de sorpresa en sorpresa. La primera de ellas consiste en firmar para un sello norteamericano, Partisan Records, propiedad de John Grant, un músico con el que aparentemente no guardan cercanía. El jefe es proclive a un pop melódico y efervescente, y estos británicos parecen estar siempre molestos. Luego vendría el misscast entre imagen y sonido. Si uno se atiene a sus fotografías pensaría que se trata de un grupo indie o de britpop; jamás conectaría esas desenfadadas y sencillas maneras de vestir con sus furiosas canciones que parecen venir de una guerrilla urbana ataviada de negro total.
El hecho es que este debut epónimo ha contado con una extraordinaria acogida. Por ejemplo, el grupo fue invitado en Estados Unidos para actuar en el Late-night show de David Letterman –algo difícil para quienes van empezando-. Vale la pena mencionar que durante la grabación del disco todavía los miembros tenían empleos comunes para sobrevivir; ¿Quién hubiera pensado que una decena de canciones transformaría de raíz su forma de vida?
Y eso que cada uno de los temas que fueron adelantando encontraron repercusión; desde “Nerve endings” pasando por “A tough luck” y “Opaque”. En ambas destaca el tratamiento que le da George Mitchell a la voz, que destaca entre toda la maraña sonora.
Eagulls ha tratado, de principio a fin, mantener las cosas simples; de allí que lo conseguido en el estudio fuera tan rasposo como su acto en vivo. Ellos han declarado que intentaron en aquellas sesiones de un estudio local:
capturar mucho más nuestro directo que la pureza de sonido de estudio. Hemos conseguido que suene de alguna manera algo industrial. Sin duda afecta la arquitectura gris y sombría de todo Reino Unido. No puedo pensar mucho en los aspectos de lo que hacemos. Simplemente escribimos y tocamos.
El resultado podría parecer abrumador, pero lo cierto es que en medio de ese enjambre ruidoso destaca cierto sentido melódico que echa por delante unas composiciones que en sus temáticas no se saltan la parte ruda de la vida: desencanto urbano, la ciudad como algo abrumador, la crudeza inherente a las drogas; en fin, todo un manual acerca de crecer y nacer en una urbe típicamente británica. No hay mucha oportunidad de rodearse de sol y placidez, hay que abrirse camino entre la lluvia y el asfalto.
Con todo, George Mitchell (vocales), Henry Ruddell (batería), Mark Goldsworthy (guitarra), Liam Matthews (guitarra) y Tom Kelly (bajo) han conseguido hacerse fáciles las cosas y en muy corto tiempo. Ellos han contado que apenas en el Primavera Sound del 2010 en Barcelona decidieron que tenían que formar un grupo más en serio. El resultado es una música abrasiva y ruidosa que tiene en “Possessed” la mejor canción de todo el lote, tanto que resultó pieza clave para que fueran impulsados por medios tan dispares como Pitchfork y The New York Times. Lo curioso es que predomina el comentario de que actualizan al post-punk, algo con lo que el grupo no está muy de acuerdo: “No etiquetamos nuestra propia música. Estamos conectados a nuestro trasfondo hardcore punk aunque no somos una banda de ese estilo ni mucho menos. Para mí, el punk fue una influencia de juventud básica”, acota el vocalista.
He aquí un debut oscuro y acelerado a la vez, como si hubieran tomado algo de Joy Division y algo de Mortorhead para llevarlo hacia un ámbito distinto. En el futuro habremos de exigirles que diversifiquen la naturaleza de sus temas y con ello ganarán en capacidad de sorprender. Por ahora sabemos lo que pueden hacer y entregar, y con ello nos basta y sobra.