Tierra Adentro
Providencia (Sadness Discos, 2014) .

El arte va más allá de su tiempo y lleva parte del futuro

W. Kandisnski

Durante los últimos meses, Darkside, el proyecto de Nicolas Jaar junto a Dave Harrington, ha reivindicado el uso de una guitarra procesada. La experiencia de lo orgánico magnifica lo que pueda lograrse con las secuencias y las programaciones musicales. Se llega a un punto de encuentro entre lo tecnológico y lo estrictamente humano —la ejecución de un instrumento—. Ello también ha servido para que el legado de un disco legendario como Tubular bells (1973), de Mike Oldield, cobre una inusitada actualidad. Ha regresado cierta parte de una música que pretende convertirse en un viaje a través de la galaxia.

No se trata de un caso aislado, apenas en el pasado Festival Ceremonia pudimos testificar el magnífico trabajo del grupo californiano Tycho, cuyos integrantes, a través de la solidez y cohesión tocando en vivo, logran un equilibrio entre electrónica contemporánea y un cierto pulso rockero —debido también al tratamiento de la guitarra.

La estela parece extenderse hasta la parte sur del continente americano con la llegada del disco debut de D.I.E.T.R.I.C.H., un grupo que ha dejado pasar cuatro años desde que apareciera con su primer EP. Este lapso ha servido para que reestructuraran su alineación y perfilaran el rumbo de su actual sonido, que a juzgar por la presentación que tuvieron en directo en el Niceto Club, referente musical en Buenos Aires, Argentina, el pasado 29 de agosto, ganan en contundencia y mayor accesibilidad (alguna partículas afterpop flotaron en el aire aquella noche).

Y es que, lo que de entrada podría suponerse como una jornada de ambient, va cobrando distintos matices que se enfatizan mediante una variación de intensidades. Desde la inicial “Mondeo” nos hacen ver que apelan a los temas largos que les permiten ir creando tensión y aglutinando las texturas. Al igual que Darkside y Tycho, el uso de la voz es meramente incidental y en carácter de elemento sonoro —nada que ver con algo narrativo.

Providencia (Sadness Discos, 2014) nos hace recordar los títulos de esos álbumes conceptuales de tiempos pasados, aunque termine por no serlo, aun si los títulos de las canciones parecieran remontarnos a un pasado progresivo; como en Paso de los libres, que antecede a Panamericana, un tema que han fogueado durante este tiempo hasta obtener su versión definitiva. En buena parte, el disco se basa en este tema cuyas percusiones suenan muy latinas, además de que los teclados provienen del mundo del jazz.

A D.I.E.T.R.I.C.H. le interesa sembrar esas incógnitas; sus piezas tienen diferentes segmentos que impiden encasillarlas en un sólo género —son elusivas, inasibles—. En directo, los integrantes del grupo también cubren sus rostros y apela al anonimato, aparte de que van cambiando los instrumentos, según requiera cada composición. El concepto gráfico y el arte de la banda confirman que un asunto básico pasa por toda una serie de interrogantes que perfilan una revisión de los elementos naturales, por una parte, y cierta alusión nostálgica al pasado, por otra. De esto último, que la propia portada nos remonte a unas vacaciones por ignotas tierras provincianas, para que luego, y saltando en el tiempo y el espacio, exista un tema como Seoul 1988, que nos traslada hasta el lugar y el momento de aquellos juegos olímpicos. No falta quien señala en ella elementos provenientes del dream pop al estilo M83.

Se entiende que el presente está conformado por retazos de todo lo que ha ocurrido anteriormente, los cuales pueden acomodarse en un orden distinto para que se resignifiquen. Tal es la sensación que nos deja Campeón metropolitano, en la que algo hay de aquellos viejos triunfos que nos hacían emocionar.

Providencia se conforma de 10 partes que van manipulando y haciendo crecer y descender la parte emocional; podría ser como presenciar —o más bien, escuchar— una película que sólo contiene sonidos. Como lo confirma la terna que lo cierra: “El Triunfo del Hombre Común”, “El Último Martín Fierro” (que inicia con una guitarra acústica) y “La Suma de Todos los Miedos”  (donde escuchamos un sampler del auto de fórmula 1 que condujera el legendario piloto brasileño Ayrton Senna Da Silva).

D.I.E.T.R.I.C.H. es una agrupación que aboga por colocar a Argentina en la parte delantera de la música contemporánea. Si el mainstream no ha sabido reinventarse e impulsar a un esperado relevo generacional, la escena independiente no se ha quedado cruzada de brazos. Los sonidos se han renovado, hay conocimiento y uso de la vanguardia. Acá no hay britpop ni rock barrial —que tanto proliferan— sino una música en expansión que amalgama géneros en un todo.

Providencia anticipa la posibilidad de un viaje dimensional y lo cumple. Podemos despegar cada vez que lo dejamos correr de principio a fin; allí radica la plenitud de la experiencia.

 

 


Autores
La redacción de Tierra Adentro trabaja para estimular, apoyar y difundir la obra de los escritores y artistas jóvenes de México.
De los años sesenta tomó la inconformidad recalcitrante; de los ochenta una pasión crónica por la música; de los noventa la pasión literaria. Durante la década de los dosmil buscó la manera de hacer eclosionar todas sus filias. Explorando la poesía ha publicado: Loop traicionero (2008), Suave como el peligro (2010) y Combustión espontánea (2011). Rutas para entrar y salir del Nirvana (2012) es su primera novela. Es colaborador de las revistas Marvin, La mosca, Variopinto e Indie-rocks y los diarios Milenio Hidalgo y Reforma, entre otras publicaciones.