Cadáver estacional: Primavera
El detonador creativo siempre es un misterio; muchas veces una frase, una canción o el encabezado del periódico toma por sorpresa al artista y en un momento de inspiración surge el arte.
¿Pero qué sucede cuando al creador se le imponen ciertas reglas básicas para hacer una obra y además se le obliga a trabajar colectivamente?
Esta es la premisa de Cadáver estacional, un interesante y atractivo proyecto, en el cual tres actores: Ana Beatriz Martínez, Gabriela Guraieb y Gonzalo Guzmán retoman la idea del cadáver exquisito, y a partir de él buscaron a quienes admiran y respetan para invitarlos a su juego.
El primer paso fue convocarlos a un laboratorio llamado Invierno, en donde dichos actores les proporcionaron a los directores y dramaturgos elegidos sus obsesiones temáticas, escénicas y una que otra anécdota personal para que con esa materia prima, surgieran cuatro obras, una por cada estación del año.
Utilería, características de personajes, propuestas de dirección, escenografía, iluminación, vestuario, elementos que van desde 50 paraguas amarillos hasta un bote de basura tipo Don Gato, todo, todo fue colocado en “canastas” y por medio de un sorteo se decidió qué dupla creativa trabajaría con tal o cual elemento.
En la dramaturgia, ocurrió algo similar: se puso como condición que un escritor le pasara la estafeta al otro, retomando diálogos, manías o personajes; y por si esto no fuera suficiente, incluso en el proceso de montaje, tanto dramaturgos como directores tienen la obligación de hacer una especie de pin pon y enriquecer la puesta.
A simple vista, dicho “artefacto de creación” podría parecer caótico, complicado y por qué no, con altas probabilidades de fracaso, pero debo confesar que el primer resultado es por demás atractivo y bello.
¿De qué trata la obra perteneciente a la estación Primavera? De las despedidas y del dolor.
Existe un momento en toda separación en que el silencio que precede al inminente final está lleno de infinitos hubieras. Sabemos que termina, incluso podemos intuir los porqués, pero hay algo que nos impide en ese momento tener la claridad necesaria para comprender y ser capaces de desearnos en un apretón de manos buena suerte. Ambas partes se alejan en medio de una neblina que no se sabe cuándo se disipará y les duele el corazón.
La obra Un barco encallado en medio del mar helado de Gibrán Ramírez Portela, cuyo título es de la autoría de David Gaitán, habla sobre este instante: una pareja espera la mudanza que se llevará lo poco que queda de la vida compartida dejando en su lugar el sabor del fracaso.
Con imágenes profundas y conmovedoras y una estructura elíptica, el dramaturgo navega con éxito por las frías aguas del desencanto amoroso y nos trae un hermoso texto sobre el adiós.
Destaca por su frescura y proyección la actuación de Gabriela Guraieb, mientras que la dirección de Diego Álvarez Robledo complementa a la perfección el trabajo dramático para así terminar de embellecerlo.
Se nota el crecimiento de este joven director, que poco a poco ha ido refinando su estilo y que por primera vez da paso a una sutileza en los trazos y en la plástica que no se le había visto anteriormente pero que se agradece, dando muestra de la madurez artística que está alcanzando. Un completo acierto la dupla Portela-Álvarez.
Un barco encallado en medio del mar encallado termina funciones el próximo fin de semana en el foro independiente Contigo América, el donativo sugerido es de 150 pesos. Las últimas tres funciones son viernes y sábados a las 20:00 hrs. y el domingo a las 19:00 hrs.
Reservaciones al correo: cadaverestacional@gmail.com
Las siguientes mancuernas de Cadáver Estacional serán:
Verano:
Ximena Escalante, dramaturga.
Martín Acosta, director.
Otoño:
Edgar Chías, dramaturgo
David Jiménez, director.
Invierno:
David Gaitán, dramaturgo.
Mauricio García Lozano, director.
Sin duda, vale mucho la pena seguir este proyecto que, desde ya, pinta como uno de los más interesantes del 2014.