Tierra Adentro
Chrysalis, fotografía por Denise Loza.

El viernes cuatro de abril, pude escuchar cuatro horas de jazz a cargo del grupo francoregio Chrysalis, integrado por Jac en el bajo, Jerome Ditté en la batería y Jorge Beltrán en la guitarra. El concierto se llevó a cabo en casa BAM (Casa cultural Barrio Antiguo de Monterrey) localizada sobre la calle Abasolo, cerca del Museo de Arte Contemporáneo (MARCO) y la Macroplaza, en la zona antigua de la ciudad de Monterrey.

El centro cultural BAM es una casona dependiente de la Dirección de Cultura del Ayuntamiento de Monterrey, acondicionada para albergar exposiciones, conciertos, talleres, eventos literarios y presentaciones de libros. Esta casa se une al esfuerzo de otros centros culturales de la zona (incluyendo antros, bares, cafés y restaurantes) por revivir el Barrio Antiguo, que todavía hace cuatro años, antes de la escalada violenta en la entidad, estaba a reventar de gente desde el miércoles en la tarde hasta el domingo en la madrugada. En viernes y como un paisaje común, los alrededores se mostraban medio vacíos. Aun así, desde que llegué me emocioné porque ya sonaba la música que lograba filtrarse hasta la calle.

Rápido pasé un primer patio medio a oscuras que desemboca en otro patio más amplio, típico de las antiguas casas mexicanas. Ahí encontré a Chrysalis sobre un escenario, bien concentrados en ese frenético jazz que tenía rato esperando. Fue la segunda vez que tuve el placer de escucharlos. La primera, cuando los conocí en enero de este año, fue bajo otro concepto, también muy bueno,  aunque en esa ocasión no estaba Jorge. Aquella vez, junto con otros artistas y personas interesadas por la cultura que participaron con sus respectivas aportaciones, Jerome y Jac tocaron por la causa de proteger una escuela de experimentación artística que querían convertir en oficinas de SEDESOL. En aquella ocasión sus improvisaciones solo con bajo y batería me dejaron impresionada, ahora junto con la guitarra me dejaron deseosa de escucharlos más.

Frente al escenario que montaron para la ocasión, estaban dispuestas bajo una carpa unas treinta sillas, la mayoría vacías, lo cual me pareció típico de los eventos culturales de la ciudad. Al fondo a la izquierda una mesa larga con mantel, galletas, palomitas y bebidas no alcohólicas y otro amplio espacio que podría haber sido muy bien aprovechado para el baile porque ese jazz era para salir sudando. Doble lástima, porque los regios “educados” casi no bailan. Nunca.

Fue así como para disimular un poco mi emoción ante el espectáculo, me puse a sacar algunas fotos (sentada, para no irritar a la educada audiencia). Así me enteré que en el poco iluminado recinto se desplegaba una exposición de Jerome, que además de músico es fotógrafo, y dos de sus alumnas.  Permanecí un rato disfrutando el vértigo que me producía el jazz intenso de Chrysalis, evocando las sensaciones de una aventura al estilo On the road de Jack Kerouac. En ese momento quise andar a toda velocidad con Dean Moriarty escuchando los solos de Jorge Beltrán y el beat maravillosamente esquizoide de Jac, la bajista (muy joven por cierto, diecinueve años), así como la frenética aportación de Jerome en la batería. Increíble: todo.

Entre cada una de las piezas, Jerome bajaba del escenario para dirigir a la audiencia información relativa a la historia del jazz y a sus propios procesos como banda. Llamó a su jazz creativo y experimental. Más que tocar con uno o varios estilos ellos prefieren manejarse con la esencia. ¿Cuál?, pregunté. La improvisación, contestó. Mientras seguían un tema acordado y ampliamente practicado en ensayos que duran de dos a tres horas diarias, muy a pesar de los vecinos quejumbrosos,  ellos iban construyendo en el momento la música. Mencionó que es un trabajo en equipo que exige un alto grado de sensibilidad para leerse y seguirse entre todos: saber cuándo le toca a uno un solo, cuando sigue o termina.

Después de pasar un rato muy agradable vibrando en mi silla, sentí una gran frustración por mi inmovilidad y la del demás público, así que pasé a la primera sala para observar las fotos con la ayuda del foquito de mi celular. Después de bailar un poco en la oscuridad, ya hacia el final del concierto regresé al escenario donde tuve la oportunidad de platicar con los músicos. Mencionaron sus influencias: Charlie Parker, Charles Mingus, Lou Grassi, o John Patitucci, e incluso Led Zeppelin, según expresó Jac que durante un solo de batería hizo un sonido psicodélico muy interesante acercando su bajo a uno de los platillos, como en alguna ocasión vio en un video de Youtube.

A pesar de que todas las sillas estaban ocupadas  al final del concierto, a diferencia de cuando llegué que estaban casi todas vacías, no pude evitar notar la floja afluencia de público. Este fenómeno me parece harto lamentable porque si bien Monterrey no es reconocido por su diversidad cultural, quien vive y convive en este valle sabe que sí hay público. Existe una ausencia de puentes que conecten al espectador con la oferta cultural vanguardista y de alta calidad. Esperemos haya mayor impulso y especial atención en la construcción y mantenimiento de esos puentes para que grupos con tanto talento y carisma como Chrysalis se sigan presentando.

 

Fotografía por Denise Loza.

Chrysalis, fotografía por Denise Loza.


Autores
La redacción de Tierra Adentro trabaja para estimular, apoyar y difundir la obra de los escritores y artistas jóvenes de México.
nació en Monterrey, Nuevo León, México, 1991. Cursa actualmente estudios de Literatura Mexicana en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Participó como ponente y creadora en los encuentros y congresos organizados por la Red Nacional de Estudiantes de Lingüística y Literatura (REDNELL) en D.F., Querétaro, Mérida y Tijuana ininterrumpidamente desde el 2010 al 2012. En febrero del 2013 ganó el Primer lugar en el Slam Poético 3.0: Sobrevivientes del 2012 y participó como jurado en el Slam Poético 4.0: Monterrey es un laberinto (junio 2013). Ha sido publicada en Puño y Letra (Monterrey, 2012), La regia cartonera (Monterrey 2014), Los bárbaros del norte (CONARTE 2014), el periódico Barrio Antiguo (Monterrey 2014) y la página de internet de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en México (FUNDEM 2014).
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