Adolfo Serra: una apuesta para la ilustración contemporánea
Caperucita Roja de Adolfo Serra se publicó a finales del 2013 en la colección de Clásicos infantiles del Fondo de Cultura Económica. El proceso de edición, breve y sin complicaciones, estuvo a mi cargo. Cuando se contrataron los derechos de este libro, ya había sido publicado en España bajo el sello de Narval Editores; en Alemania a través de Arcari Verlag y en Francia por Actes Sud Junior. Una obra que, para aquel momento, ya había recorrido varios países de Europa con gran éxito y un buen recibimiento entre sus lectores. Caperucita Roja relata la anécdota original del cuento clásico pero sin usar una sola palabra. Se trata de un libro-álbum mudo que parte de un relato conocido por todos y lo reinterpreta mediante una gráfica experimental.
Durante la edición, la mayor revelación para mí fue ver cómo la misma historia, repetida y escuchada durante años, se resignificó a través del relato gráfico de Serra. Mediante distintos puntos de vista, el autor logra colocar a su lector (de imágenes) no sólo como un observador externo. Al contrario, lo hace caminar con la protagonista por un bosque oscuro, que unas páginas adelante se revelará como el pelaje del lobo. Una historia que constantemente alude al conocimiento del lector y espera que éste interprete las metáforas visuales y complete la narración. Lo que supone una relación distinta frente a un álbum con distintos niveles de lectura.
Tras algunas semanas de comunicación con el autor en la primera fase de la edición y revisión de la obra original, envíe algunos comentarios respecto a orientación de los personajes, dedicatoria, temas administrativos y otros detalles mínimos. A lo largo de esas semanas, quedé cada vez más sorprendida por el trabajo que había detrás de la obra de Adolfo. Mediante una cadena de correos electrónicos, el ilustrador dejaba ver la reflexión y la toma de decisiones que había implicado la concepción de su Caperucita Roja. Desde cuestiones técnicas, elección de colores y recursos narrativos, hasta debates profundos en torno a cómo debía presentarse el personaje en distintas etapas, cómo éste cambiaba y se adecuaba a cada cuadro. Cada una de las ilustraciones del libro tenía un discurso propio, una lógica interna individual y en su contexto. Serra tenía claro cada paso que había tomado en la construcción de la obra. Ese trabajo reflexivo, lo convierte en un autor-ilustrador que se distingue entre su generación.
Actualmente, en el mundo de habla hispana, hay pocos ilustradores jóvenes que tengan tan claro su estilo y su discurso narrativo. En el trabajo de Adolfo, cuando ilustra texto de otros y cuando lo hace con sus propias historias, es claro su discurso visual. Mediante éste explora distintos puntos de vista, planos complejos, metáforas visuales, figuras fuera de proporción y narrativas no lineales.
Adolfo Serra nació en 1980 en Teruel, España y estudió Publicidad y Relaciones Públicas, después decidió volver a su pasión original: el dibujo. Una decisión acertada que le ha merecido el reconocimiento internacional y empieza a colocarlo como una de las promesas de la ilustración contemporánea. Su estilo tiene muchas particularidades, entre las que destaca la paleta de colores y el dominio del blanco sobre la página que aún así consigue crear atmósferas sombrías y misteriosas con pocos elementos.
Mientras vuelvo a sus libros, recuerdo una anécdota de hace un par de años. Al caminar con Isol en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, ella se detuvo en el stand del FCE para mirar la recién impresa edición de Caperucita Roja. Tras hojearlo por un rato, recordó que Adolfo había sido su alumno algunos años atrás en un taller. Dijo que su trabajo le parecía impecable. Más allá del buen ojo de la ilustradora argentina, lo que me sorprendió de este evento fue que ella lo tuviera tan presente y pudiera recordarlo y reconocerlo a simple vista, que el trabajo de Serra tuviera características que lo volvieran entrañable.
En los últimos años, la crítica de LIJ e ilustración, han coincidido con estas opiniones. La Bienal de Bratislava seleccionó las ilustraciones de sus títulos Caperucita Roja y La piel extensa. Mientras que la Fundación Cuatro gatos y la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana lo premiaron por su versión de Caperucita. Éstos, junto con una reciente selección de obra dentro de la Feria Internacional del Libro de Bolonia y muchos otros reconocimientos, marcan el camino que seguirá la obra de este autor-ilustrador español. Su trabajo también puede encontrarse en algunas publicaciones periódicas para adultos, ilustrando la obra de Pessoa y Pablo Neruda o acompañando la prosa de algunos autores contemporáneos de LIJ.
Serra siempre está trabajando en algún proyecto, pero hace un par de días me encontré con una noticia relacionada con él: su proyecto editorial The forest in me fue el ganador del XIX Concurso de Álbum Ilustrado: A la Orilla del Viento del Fondo de Cultura y será publicado el próximo año por esta editorial. Se trata de un álbum, sin palabras, cuyas ilustraciones lo anuncian como un relato sombrío en las profundidades de un bosque oscuro. Una promesa para quienes hemos seguido el trabajo de Adolfo.