Tierra Adentro
Retrato de Patricio J. Gómez Garcés. Cortesía de Los libros del perro.
Retrato de Patricio J. Gómez Garcés. Cortesía de Los libros del perro.

The Changing of the Guard

Transmitido el 1 de junio de 1962

 

MI PATRIMONIO es este germen que fui naciendo en el tapiz dilapidado de su casa tapiz de un millón de años que después de dilatarse en hilos y heridas se hará mi padre patrimonio es el pañal de mierda henchido que dice Philip Roth limpiamos porque nos toca porque nuestros padres se convierten después de un tiempo en nuestros hijos y en patrimonio erijo la pelusa de otoño que restó en el lavabo cuando las manos que me enseñaron a rasurarme no pudieron rasurarse más solas porque nuestros padres después de un tiempo son patrimonio estos lentes de gota a cuentagotas la mirada asolada es decir dada al sol es decir mi padre al sol a quien llamaba Dada da de patrimonio las palabras y los gestos de esta última tribu nómada de sí misma que alojó el Río Ebro la calle el segundo piso de un edificio de focos epilépticos que ordeñan relámpagos y patrimonios los días que nombramos como nuestros padre e hijo cada sábado y cada domingo patrimonio en sí mismo el sol de diciembre que encalla en los espacios y los te quiero a mansalva buenos días en la sala de espera donde los desahuciados de la evolución entendieron lo que el mundo no que es preciso saludarse y amarse darse fuerza porque compartimos una cicatriz por patrimonio tengo el espagueti de mi padre capaz de tumbarnos como búfalos en la alfombra de risas es mi patrimonio saber que los fosfenos son luciérnagas que nos viven en los ojos patrimoniales los fonemas que repetía mi padre entre sueños de archiveros que crecían hacia arriba hambre sed radioterapia concéntrico patrimonio es la luz amarillenta de su cuarto y el nudo en el estómago al abrir la puerta a mi patrimonio lo veo tumbado en una cama caminando mientras su mano resguarda sus ojos de lo que quema es decir los asombra es decir les da asombro mi patrimonio es una urna en lo alto de mis libros un libro en lo alto de mis urnas el nombre de una voz que me reclama mucho más que la memoria es mi padre es el poema trampa de lo vivo es el poema me repite es el poema mi patrimonio ES LA VIDA ENTERA.

 

A Nice Place to Visit

Transmitido el 15 de abril de 1960

 

quisiera desdecir el desierto que fue esta alfombra

en color y portento parecida a un desierto

o a lo que soñamos que debe ser un desierto

desdecirlo y desbaratarlo para

borrar de sus esquinas la marca incombustible

del calentador caído que mi padre libró en su conato

aunque ese zafarse tan fácil de la muerte lo contaba entre el miedo y la añoranza

como si hubiese preferido no darse cuenta de las líneas incandescentes

en la alfombra la sucesión de horizontes ora naranjas ora marrones

sino saltarse el dibujo aquél llegar de pleno a las llamas demasiado tarde ya

para levantar el calentador y desconectarlo demasiado tarde ya

para correr al teléfono para los bomberos ya

demasiado tarde

tiempo apenas suficiente

para abrazarse a sus libros como la viejita de Fahrenheit cuatrocientoscincuentayuno

y dejarse acomodar por el fuego creciendo careciendo en el incendio desterrar

las lejanías no saber si es papel o piel lo que truena y se lamenta               crecer es carecer

despedirse desprovisto sastre sin imagen del desastre. Pero no,

mi padre levantó el calentador a su destiempo y el único legado del fuego fueron

tres estrías de alfombra frita. Digo desdecir el desierto de la alfombra

porque no es esa quemadura el único epígrafe de muerte incontinuada:

lejos                                                   allá

la fata morgana del cuerpo de mi padre

al desmayarse un once de septiembre

negra cábala para derrumbe de torres y Monedas.

Mi padre no se desmayó como se desmayan quienes se desmayan

su desplome no fue el de un edificio programado en su desequilibrio

sino el de una silla a la que le falta una pata             sin estruendo              matemática

se desmayó                 perchero lleno de ropa por fin vencido

jirón en el aire            estuvo             y no está

[desdecir la faz

del hombre deshojado                        derruido

los gestos como branquias demasiado holgadas]

yo iba detrás de él

y pude tomarlo de las axilas

por eso su caída fue la de un objeto que atrapamos

al desprecio de su cuerpo

no se hincó

me hinqué yo para sostenerlo

y no reaccionaba ya al acostarse

[desdecir                                                        no reaccionaba desde sí]

y decidí insuflar el prototipo

de su muerte               aire      aire      boca    boca

rogarle que no así       así no             me escuchas               por favor

un auxilio igual al de esos sueños donde

lo imprescindible del grito nos sale afónico y nadie escucha

este     es         el         espacio            abierto

el abismo                                                                               estrábico

y nadie escucha.

desdecir las dunas deslavadas de lenguaje

cayendo cuando cae él

el apalabrado origen de nuestra

hermandad                   padre               hijo.

 

desdecir también el cognado despoético

cuando des desarticulándose

es decir volviendo en sí, ojos abiertos

yo llorando

le pregunté

¿cómo estás

qué sentiste?

y descreerme cada vez que crea

saber de cierto

si respondió

uy qué susto

o

muy a gusto.

 

Walking Distance

Transmitido el 30 de octubre de 1959

 

volver

las veces en vano

en el vano de su puerta

volver             entreabrir

a la rotonda de su lecho

volver a

su cabeza sin encontrarse

en la almohada

de tanto darse vueltas

dejándose las ideas

de uno a otro oído

 

y a mi padre volver

volviendo

de los enclaves del sueño

el mismo injusto sueño tresmesino

de la hamburguesa humeante y

la ansiedad geológica

por los huevos rancheros

que no caben en la sonda naso-yeyunal

 

volver a mí desde la puerta

documentando

−como si los versos pudiesen escindir

lo que duele y no incendiarlo

los delirios y las luces

de su hambre horizontal.

 

 

Time Enough at Last

Transmitido el 20 de noviembre de 1959

 

¿Qué más cabe en esta cama?

No ocupa ni la mitad de la habitación

aunque allí está plantada

en la alfombra germina

las hendiduras del peso de mi abuela

sola

y mi abuelo a veces

que a veces dormía en el cuarto de al lado

y el viejo peso de mi padre

y el mío

que ahora duermo en el cuarto de al lado

 

menguantes pedazos de pared contra pared

 

y ahora el nuevo peso

solo

de mi padre.

 

Alrededor muebles cautos como osarios montes bíblicos

ojivas nucleares para quien sepa leerlas

Sobre todo libros

unos en otros

libros sobre todo

 

Pero en la cama

¿qué más?

La botellita de agua

nunca la misma

el celular bajo la almohada

por si en algún momento cabe dispararle al sueño

−o tomar la llamada de un viejo amigo

pañuelos escombro

que guardan el bullicio del moco

reptando por el tubo de la sonda

o la sangre de los pulmones a los labios

(y es un secreto esto de la sangre

palabra que no dice para no asustarme,

aunque yo la descubra

todas las mañanas al sacar la basura)

una estela salitre por la senda de la sonrisa en su mejilla

y la bacinica azul

el pato que le llaman

(y es broma decirle que aquí estoy cuando la pide

chiste tonto entre la noche

y él, con ganas de orinar,

me sonríe)

Un espejo oval de marco rosa

rosa pastel

que era de mi abuela

quien todavía huele en la casa

como casi la cama

como casi la tierra toda

un poco a polvo de rubor y naftalina.

 

(mi padre no

él guarda el rumor de los oleajes

que navegó desde la cabina de su Dauntless en 1942

un año antes de nacer

huele a cuero, mi viejo

a libro viejo y

a chamarra de cuero)

Vuelvo al espejo de su invento

 

como en una película que vimos sobre Leningrado

el espejo rosa de mi padre

es mirada de francotirador

y con ella explora esta nueva geología

el archipiélago apolillado en la cobija

la botellita de agua

(a sus ojos

la misma de ayer

que no pesa ni hace ruido)

y depreda con la mano

el celular

está en la almohada

y monitorea los lentos tumultos del papel confinado

re usa algunos, se rehúsa a mezclar la baba con la sangre

 

O tal vez nada de esto es cierto

y apenas salgo por la puerta

la habitación vuelve a empantanarse en el silencio

y no es ya el espejo quien se asoma

sino mi padre

y se mira

frágil sin bigote

y llora

y el espejo se despereza en el suelo y

para eso los pañuelos

la bacinica

“¿pato?”

y el teléfono muy lejos.

 

¿Qué más cabe en esta cama?

 

Mi padre

y a veces un espacio para sentarme.

 

Adelanto editorial de Adiós, Rod Serling (Los libros del perro, 2023).