Tierra Adentro

Para quien quiera acercarse a la obra de Guy de Maupassant, ciertamente será de gran utilidad conocer cierto poema que publicó en una antología licenciosa en 1881.

Esta antología se convirtió en el número 190 del Enfer de la Bibliothèque Nationale: la sección de la biblioteca que clasificaba los libros prohibidos por su depravación. Se publicó en Bruselas con el título Nouveau Parnasse Satyrique du XIXème siècle, recueil de pièces facétieuses, scatologiques piquantes. Este «parnaso satírico» incluye tres poemas de Maupassant (junto a poemas de Victor Hugo, Mallarmé y Huysmans, entre otros). En la página 136 encontramos «69»; Maupassant tenía aproximadamente 31 años cuando escribió este poema. Probablemente lo escribió mientras trabajaba, paradójicamente, en el Ministerio de Instrucción Pública.

La publicación de antologías libertinas no era una novedad. El primer «parnaso satírico» se publicó en París en 1622, y honraba a las antologías lúdicas que se publicaron un siglo antes, conocidas como blasones (como el Blasón anatómico del cuerpo femenino, por ejemplo). Con esta publicación se consagró la buena costumbre de editar, de vez en cuando y reuniendo a las mejores plumas de cada época, los textos más licenciosos y libertinos de cada generación. Con la publicación del primer «parnaso satírico» se desató una polémica tan escandalosa que llevó al autor del primer poema, Théophile de Viau, a un juicio que perdió; a raíz de ello fue condenado a muerte y permaneció dos años en una mazmorra, hasta que la sentencia le fue permutada por el destierro. Théohile de Viau fue juzgado por elogiar la homosexualidad y la sodomía. Este primer «parnaso» del XVII fue censurado hasta el siglo XIX, de ahí que cuando se le levantó el veto algunos editores accedieron a él y decidieron volver a publicar «parnasos satíricos»: uno en 1861 y el otro, en el que participó Maupassant, en 1881.

Estas publicaciones pertenecen a una vieja tradición francesa del escarnio, el mal gusto y la sátira (en el sentido del vituperio). La obscenidad es el motor y el libertinaje su combustible. En 1867 Verlaine publicó, escondido tras el seudónimo de Pablo de Herlagnez, Las amigas, un plaquette de poemas clandestinos sobre la amistad lesbiana de dos jóvenes parisinas. El propio Baudelaire, quien contrajo la sífilis, fue multado por la publicación de Las flores del mal. En ese sentido, Maupassant representó muy bien a su generación.

En 1861 y 1881 el editor Henry Kistemaeckers volvió a revivir el nombre del parnaso y se encargó de recopilar y publicar dos obras que enrojecían a los depravados e intrigaban a las buenas conciencias. Por eso envió dos libros a los anales de L’Enfer. ¿Por qué incluir a Maupassant? Se sabía de su lado libertino. Maupassant contrajo también la sífilis, en 1877. Lo descubrió luego de que Turgueniev lo encontró enfermo de fiebre en su casa. Como se sabe, Flaubert, su mentor y amigo, también la había padecido; ambos por la curiosidad y por la mala costumbre de acostarse con prostitutas. En una carta, Flaubert se refiere a el «pequeño Guy», diciendo que éste le había confesado que había «disparado» 19 veces en tres días y que estaba preocupado de que se le acabara el esperma. Flaubert le dio un consejo: «demasiadas putas, mejor ponte a escribir: foutez-vous cela dans la boule [métete eso en la cabeza]».

Pero nunca sentó cabeza. Una depresión, propiciada por la sífilis de la que nunca sanaría, lo llevó a intentar suicidarse, al hospital y finalmente al cementerio. La última década de su vida la pasó escribiendo, con la comodidad económica que le aseguraba el éxito de sus primeras obras, pero insistiendo en sus malas costumbres.

Descubrí este poema al leer a la edición que tengo de L’Enfer de la Bibliothèque Nationale. Descargué la edición original de “Gallica.fr” y al ver el segundo de los tres poemas, sentí repugnancia y a la vez emoción. Esta colaboración al “parnaso satírico” es un poema de versos dodecasílabos (el alejandrino francés) y decasílabos, trenzados en rima, con rima femenina y masculina alternada (femenina se dice cuando lleva una e caduc, “e caduca”). Parece que Maupassant quiso darle al poema un tono avejentado y tradicional, pese a su discurso, por demás franco y prosaico. El poema, de suyo obsceno, alterna los registros más procaces con los más culteranos y narra, con inusitada claridad, la franca invitación al coito a una prostituta vieja. La forma no es sencilla y el tono es meramente vulgar. Cuando lo leí decidí traducirlo, pues consideré que ningún lector de Maupassant debería ignorarlo. Dejo aquí mi traducción, con el afán de que el lector acompañado se divierta a su manera y el solitario lo lea con una sola mano:

69

Salut, grosse Putain, dont les larges gargouilles Ont fait éjaculer trois générations, Et dont la vieille main tripota plus de couilles Qu’il n’est d’étoiles d’or aux constellations ! J’aime tes gros tétons, ton gros cul, ton gros ventre, Ton nombril au milieu, noir et creux comme un antre Où s’emmagasina la poussière des temps, Ta peau moite et gonflée, et qu’on dirait une outre, Que des troupeaux de vits injectèrent de foutre Dont la viscosité suinte à travers tes flancs !

Ça, monte sur ton lit sans te laver la cuisse ; Je ne redoute pas le flux de ta matrice ; Nous allons, s’il te plaît, faire soixante-neuf ! J’ai besoin de sentir, ainsi qu’on hume un œuf, Avec l’acre saveur des anciennes urines, Glisser en mon gosier les baves de ton con, Tandis que ton anus énorme et rubicond D’une vesse furtive égaye mes narines ! Je ne descendrai point aux profondeurs des puits ; Mais je veux, étreignant ton ventre qui chantonne, Boire ta jouissance à son double pertuis Comme boit un ivrogne au vagin d’une tonne ! Les vins qui sont très vieux ont toujours plus de goût ! En ta bouche à chicots, pareille aux trous d’égout, Prends mon braquemard dur et gros comme une poutre. Promène ta gencive autour du gland nerveux ! Enfonce-moi deux doigts dans le cul si tu veux ! Surtout ne crache pas quand partira le foutre !

69

Te saludo, gran puta de amplias atarjeas Que han hecho eyacular a tres generaciones Y cuya vieja mano manoseó más huevos Que doradas estrellas hay en las constelaciones. Me gustan tus enormes tetas, tu culo gordo, tu vientre regordete. Al centro tu obligo, oscuro y sumido como un antro Donde el polvo del tiempo se ha acumulado. Tu piel sudorosa y repleta que se me antoja el odre Que una piara de pitos inyectara de semen, Semen que viscoso se escurre por las caderas.

Eso, súbete a tu cama sin lavarte la entrepierna; No me intimida de tu matriz el flujo; Vamos, si así te place, a hacer un sesenta y nueve. ¡Necesito sentir, como quien huele un huevo, Con el agrio sabor de añejas orinas Cómo se escabullen en mi boca las babas de tu pucha, Mientras tu ano, enorme y rubicundo, Con un pedo furtivo divierte mis narices! No pienso ir al fondo de tus pozos Pero quiero, estrechando tu vientre que musita, Beber tu placer de su doble agujero; Como bebe un borracho de la vagina de una cántara. ¡Los vinos por añejos siempre saben mejor! En tu boca cariada como alcantarilla Mete mi verga gruesa y dura como leño, Y pasea tu encía por mi glande nervioso. Méteme dos dedos en el culo si quieres Pero no vayas a escupir cuando salga la leche.

 

*Este texto se publicó por primera vez en la revista Frente



Fuentes
Este texto le debe mucho a la Enciclopédie Universalis, a Wikipédia Francia y a la edición que tengo de L’Enfer de la Bibliothèque Nationale.
-Alain-Claude Gicquel, Maupassant, tel un météore, Le Castor Astral, 1993.
http://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k10732689/f13.image.r=Le%20Nouveau%20Parnasse%20Satyrique%20Du%20Dix-Neuvieme%20Siecle
-Guy de Maupassant, en Nouveau Parnasse Satyrique du XIXème siécle, Kistemaeckers, Bruselas, 1881, p. 136.
-Anthologie de poésie érotique. Poèmes érotiques françaises du Moyen Âge au XXème siècle, selección y prefacio de Jean-Paul Goujeon, Fayard-Points, París, 2008, pp. 178-179.
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