Villa Diamante: cumbre argentina del mashup
Son ya siete años desde que un colectivo desfachatado radicado en Buenos Aires decidiera darle una vuelta total a distintos ritmos urbanos y catapultarlos hacia el futuro. Decidieron pertrecharse detrás del apellido del más famoso e influyente filósofo esloveno: Zizek. Así, una pandilla de heterodoxos se ofrecieron mutua complicidad para concebir una cumbia futurista y otros fenómenos sonoros mutantes.
Lo que comenzó como una serie de fiestas en el porteño Club Niceto se fue proyectando más allá del sur del continente y en corto tiempo se hallaban presentándose ante el avant garde neoyorquino y europeo. La riqueza de los ritmos afroantillanos y el folklore sudamericano interesa de verdad a buena parte de los involucrados en la música avanzada. Y es que no sólo se trata de dj sets, Zizek Urban Beats cuenta con varios actos en vivo que se han mostrado por doquier.
El próximo 21 de marzo es la fecha escogida para celebrar su aniversario en suelo azteca y han elegido una sala de la colonia Roma. La fiesta incluirá también la presentación del nuevo disco de los mexicanos Agrupación cariño y la participación de Dengue Dengue Dengue (chiquillos peruanos que recién se mostraron en el Vive Latino con su cumbia digital) más los Frikstailers, pero en el cartel llama la atención la presencia de un músico que ha logrado llevar a los mashups al encuentro de muchos de los grandes héroes de la historia musical latinoamericana.
Villa Diamante, que en realidad se llama Diego Bulacio, posee todas las habilidades técnicas de los grandes Dj-productores de la escena internacional y es un apasionado de la música sin fronteras y sin pasaportes —él no hace distinciones— pero ha asimilado con suficiencia la historia, las herramientas y los recursos de la llamada vieja escuela del hip hop. El asunto es que creció rodeado de una infinidad de canciones procedentes del entorno familiar, la radio y la televisión. ¿Quién se atreve a decir que está libre del mainstream? Todos tenemos placeres culpables y de ahí hay que entender que Sandro de América (icono de la canción romántica en Argentina) casi es una institución. El cantante también ha pasado por el equipo de este hombre.
El rock argentino se defiende y entiende como una pasión cuasi religiosa. Villa Diamante lo sabe y lo utiliza al 50% (o un poco más) en su más reciente proyecto.
Por amor al baile —que originalmente apareció a finales de 2013— ha sido abrazado por disqueras de distintas latitudes (en México por Casete) y circulado también como archivo de descarga gratuita. Un músico generoso que comparte la fiesta interminable que provoca. ¿Quién no quisiera tenerlo editado en su sello discográfico?
Por amor al arte es un disco infalible para armar un tremendo reventón irreverente y hedonista. Se conforma de 17 mashups que combinan canciones del acervo pampero con material procedente de los ámbitos hip hop y electrónicos del panorama internacional. Uno de los mejores ejemplos es la yuxtaposición de una base de Benga (figura primordial del dubstep) con la parte melódica de Andrés «El salmón» Calamaro; dos universos sonoros aparentemente tan distantes que logran convivir acertada y agradablemente sólo mediante los buenos haceres del master de los controles.
El mismo Benga es utilizado para cruzarse con Viejas locas, una de las agrupaciones más influyentes de lo que se conoce como cumbia villera, todo un fenómeno socio-cultural de los barrios y las clases populares bonaerenses. Y en ese tenor sigue un álbum no apto para escuchas conservadores y tradicionalistas; el resto no parará de moverse.
Es preciso señalar que a nivel global el recurso del mashup es bien conocido, lo que potencia a esta incursión es el acento argentino. Diego explica en conversación con los españoles de Indiehearts la naturaleza de su incursión: «El mashup es un recurso para decir cosas, no es lo mismo mezclar hip hop con hip hop que mezclar folklore argentino, cumbia digital, rock nacional o artistas nuevos de la música urbana latinoamericana. El mashup me da la posibilidad de revisionar, de jugar, de experimentar y de dar a conocer un montón de artistas que me encantan y que me gustaría que la gente escuche, conozca, baile. El mashup en el resto del mundo pasó de moda hace un rato porque comenzó a repetir formulas medio obvias. Creo que mi trabajo con el mashup es usar la herramienta para mostrar la música que me gusta y de paso flashear con la gente y el efecto sorpresa».
Es así como Los auténticos decadentes, Babasónicos (en un remix de Plastilina Mosh), Los pericos y Todos tus muertos son deconstruidos para que puedan entreverarse con cosas tan ásperas como Kode 9. Estos encontronazos sacan chispas, pero están hechos con talento y sagacidad, además de lo que él mismo explica: «Este disco está dedicado a los músicos que ayudaron a forjar mi personalidad musical, cada mashup es un acto de admiración y respeto. Como una ofrenda hacia los artistas que admiro y que me encantaría que otra gente conozca o baile, por eso los mashups llevan el nombre de los homenajeados. Muchísimos artistas que considero indispensables todavía no tienen su mashup, no sé por qué, pero me parece que Por Amor Al Baile es el primer volumen de una serie».
Por supuesto que no podían faltar Gustavo Cerati, Patricio Rey y los redonditos de Ricota, Virus y Fito Paéz, verdaderos santones del rock pampero. Aunque también incluye a agrupaciones más jóvenes, como El Mató a un Policía Motorizado, de la que utiliza Chica rutera, uno de sus éxitos instantáneos.
Villa Diamante trabajando con material ajeno logra uno de los actos más originales de la escena musical del continente y verlo durante una de sus presentaciones ofrece una experiencia alucinante, tomando en cuenta sus intenciones: «Soy de los que creen que el trabajo del Dj es mostrarle a la gente música nueva o reformulada para que se animen a nuevos estilos, artistas, a conocer más música y sacar prejuicios».
Zizek no suele equivocarse.