Tierra Adentro
Ilustración realizada por Mildreth Reyes
Ilustración realizada por Mildreth Reyes

El nacimiento del jazz moderno cuenta con tres héroes: Charlie Parker, Dizzie Gillespie y Thelonious Monk. La revolución que supuso el salto del swing al bebop no fue una aportación de las escuelas de Nueva York, Chicago o la Costa Oeste: vino de Kansas y las dos Carlonias, Norte y Sur.

Pero las complejidades armónicas que el movimiento detonó no fueron la pasión de Monk, quien se inclinaba por disonancias y estructuras más ambiguas, demarcándose del nuevo estilo que causaba sensación. De ahí que al principio sus interpretaciones poco convencionales no fueran del todo comprendidas. Sería hasta la década siguiente cuando viviría su esplendor como pianista y compositor.

Nació en Carolina del Norte en 1917. Fue uno de los músicos que estuvo presente en las míticas sesiones en el Minto’s Playhouse, el club de Nueva York donde surgió el bebop. “Yo no estaba pensando en cambiar el curso del jazz. Sólo intentaba tocar algo que sonara bien”, diría después cuando le preguntaban acerca de aquellas veladas. Era uno de los músicos más jóvenes de los ahí reunidos. Sin embargo, su manera de innovar causó conmoción. Nadie lo conocía por entonces y no tenía un empleo. Pero se convirtió en el pianista fijo del Minto’s.

A pesar de esto, los cuarenta fueron una década perdida para Monk. En el 42 trabajó para Lucky Millinder, en en 44 con Coleman Hawkins y en el 46 con Gillespie, pero la oportunidad de liderar su propio conjunto y grabar no se presentaba. Las sesiones que había protagonizado junto a Parker y Dizzie eran una figura casi olvidada. La obsesión por la velocidad de los boppers no casaba con su visión, él prefería los tempos medios y lentos. Su manera de improvisar esta anclada en la pausa. Además se metió en problemas, como la mayoría de los jazzistas de la época, al iniciarse en el consumo de drogas.

Monk aprovechó su permanecer en la sombra para consolidar sus ideas y en la década de los cincuenta resurgió. En el 47 y el 48 había puesto en marcha este renacimiento con sus grabaciones para Blue Note. Donde se advierte una madurez que lo situaría en el lugar que le correspondía, comenzaría a consolidar su sello personal y grabaría una de las piezas más significativas en la historia del género: Round Midnight. Su conducta extravagante era uno de sus rasgos más marcados, junto a su look, la barba de chivo, los sombreritos o la boina francesa y el ocasional bastón.

En 1951, en pleno auge de su dominio de la escena, su licencia le fue retirada porque lo detuvieron en posesión de estupefacientes. Lo que lo llevó a estar ausente de los clubes de Nueva York por un periodo de seis años. Las grabaciones de ese periodo documentan una época dorada dentro de su proceso creativo. A finales de los cincuenta y principios de los sesenta Monk ascendería en la cima del mundo del jazz.

A lo largo de su carrera, Monk atemperó sus tendencias vanguardistas con melodías sencillas, repetitivas y casi infantiles. Sin embargo, siempre trataba de ir más lejos y construía también intrincados laberintos musicales en los que muy pocos músicos podían seguirlo. En otro extremo se situaba el Monk baladista, que con Ruby My Dear evidenciaría sus enormes lazos de la música tradicional norteamericana. Toda su vida la recepción crítica de su obra estuvo sujeta a la incomprensión de los críticos, quienes casi siempre reaccionaban de manera tibia, aunque otras veces lo ensalzaran, hasta después de su muerte, que obtuvo el reconocimiento unánime.

A finales de los cincuentas la disquera de Monk, Riverside, tuvo la brillante idea de empatarlo con los mejores saxofonistas de la época. Uno de ellos fue su paisano John Coltrane, uno de los hardbopper más furibundos de la escena. De esta asociación se desprendió el álbum Thelonious Monk with Jonh Coltrane, un disco que se ha convertido en un referente al ser una de las razones para inducirlo al Salón de la Fama del Grammy. Resultado de las muchas noches en que ambos músicos incendiaron el Five Spot Café en 1957. Coltrane estaba a punto de convertirse en el principal saxofonista de su tiempo y su último peldaño en su preparación fue su choque con Monk. Sólo estuvieron juntos unos meses, pero sirvieron para que Coltrane terminara de foguearse. Siempre mostró admiración por el pontífice: se refería a él como “arquitecto musical de primer orden”.

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En el 58 Monk por fin consiguió que las revistas especializadas se rindieran ante su talento: Down Beat, en una encuesta por el mejor del año lo situó en el número uno. Pero también fueron años problemáticos para el pianista. Empezó a ser aquejado por problemas psicológicos. Durante los años sesenta recibió tratamiento para la depresión y su personalidad se fue haciendo cada vez más distante. Durante los años setenta permaneció recluido. Sólo tuvo tres actuaciones, la última en 1976.

Como Charlie Parker, Monk también pasó tiempo en hospitales psiquiátricos. Y también como Parker, fue muy amigo de la baronesa Pannonica, quien junto a la esposa del pianista, veló por su salud hasta que sufrió un derrame cerebral el 5 de febrero 1982. Permaneció doce días en el hospital Englewood de y fue sepultado en el cementerio de Ferncliff en Hartsdale, Nueva York.


Autores
(Torreón, 1978) es autor de los libros Cuco Sánchez blues (2004), La Biblia Vaquera (Fondo Editorial Tierra Adentro, FETA, 2009), La marrana negra de la literatura rosa (2010) y La efeba salvaje (2017), entre otros.

Ilustrador
Mildreth Reyes
(Martínez de la Torre, 1999) Estudió la Licenciatura en Arte y Diseño en la Escuela Nacional de Estudios Superiores, UNAM campus Morelia. Dicha formación le ha permitido reflexionar sobre distintos aspectos de la comunicación visual. Ilustra y escribe para anclar vivencias, pensamientos y convicciones a su mente, tenerlas presentes en su propio proceso y guardarlas a través de la forma.