Testimonios de la resistencia chilena
Latinoamérica arde, Chile despertó. Desde la semana pasada, miles de chilenxs se han movilizado en demostración de su descontento con la situación política de su país.
Lo que comenzó como protestas en contra del alza al precio del transporte público se ha vuelto una lucha con un trasfondo demasiado conocido para Latinoamérica: impunidad, corrupción a nivel estatal, desigualdad, neoliberalismo.
La postura de Sebastián Piñera, presidente chileno, de declararse en guerra contra el pueblo trae a la memoria un siglo XX desdentado: desde los años de la dictadura no se habían decretado toques de queda en Chile, ni se había visto la militarización de las calles.
Pero a diferencia de hace tantos años, el pueblo Chileno no tiene planes de dejarse someter. Piñera ha despertado muchos fantasmas, pero son más los fantasmas del pueblo que despiertan para luchar.
En Tierra Adentro no nos queda más que solidarizarnos con el pueblo de Chile por medio de este artículo: aquí están las voces, las palabras y las imágenes de quienes se encuentran en las calles luchando por un cambio, a pesar de la militarización, a pesar de los toques de queda, a pesar del humo y los escombros.
Desde el haikú hasta el simple relato, desde los videos hasta las fotografías de “voguing” frente a militares, estos son los testimonios del desorden y de la resistencia chilena.
Haikús y fotos de Franka Polari
La luna mengua.
Lemebel yegua se recuerda.
Toque de queda.
Polvo y mota,
Gas lacrimógeno:
Briza de Torreta.
“!Uh! !Uh! Qué calor!”
“Qué guanaco qué calor”:
Santiago en flor.
Testimonio de Paola Chaparro
El alza en la tarifa del metro se constituyó en el factor detonante de un malestar que venía por décadas incubándose en la sociedad chilena.
El viernes 18 de octubre la población estudiantil, después de un par de días protestando bajo la consigna de #Evade, convocan a una protesta masiva en contra del aumento, a través de prácticas de evasión del pago.
Al querer abordar el metro a mediodía, me encuentro con la estación cerrada y resguardada por efectivos de las fuerzas especiales de carabineros. Empecé a caminar por un centro de Santiago en el que algo se estaba gestando.
Ante la provocación por el cierre del metro, la evasión se transformó en barricadas, quema de estaciones y, paulatinamente, en una instantánea desobediencia civil contra todo aquello que representa el capital.
La respuesta por parte del gobierno ha sido la criminalización de las protestas, mostrando una incapacidad para reconocer el descontento anidado y las razones por las cuales se ha generalizado el estallido de una población que a lo largo del país dice: ¡basta!
Al unísono se oyen consignas en contra de las prácticas neoliberales que diagraman nuestra cotidianidad, las cuales también confrontan a una clase política/empresariado indolente de la demanda social.
No hay centro, ni figuras, ni liderazgos que se apropien de esta manifestación. El descontento está diseminado, es inorgánico, pareciera que se están inaugurando modos en los que se expresa una politicidad horizontal.
La protesta se incrementa y la represión se recrudece, se ha declarado el estado de emergencia, el toque de queda y los militares ahora están en las calles.
Mientras tanto, el silencio de la noche se interrumpe con los cacerolazos, el descontento, los saqueos y el sonido de las bombas lacrimógenas.
Sin embargo, en esa noche interrumpida por el malestar no cesan de sonar las voces que exigen “el derecho de vivir en paz”.
Video y testimonio de Alexis Loiza
Testimonio de Paloma Loiza