Tierra Adentro
Ilustración de Mariana González Roldán (Hidalgo, 1994)

1.

Cuando era niña le pregunté a mi papá quién era Santaclós y de dónde venía, dijo que era como Dios: ambos permanecían en el cielo. Primero fue una carta a Santa para pedirle juguetes, después una a Dios para pedir que le quitara lo borracho a mi padre. Y a veces en una misma carta me dirigía a los dos, al fin y al cabo eran vecinos.

2.

Una escribe porque desea algo. En las cartas que escribía a mi mejor amiga de la primaria decía que la quería mucho, que ojalá nunca dejara de ser mi amiga, y que si por favor, podría prestarme más tiempo su pluma que pintaba de colores.

3.

La carta que me escribió un noviecito de la secundaria al que apodaban Perro y en la que finalizaba diciendo: Te quiero un (aquí dibujó un rostro compungido y un puño golpeándolo). Es decir: Te quiero un putazo.

4.

En el cumpleaños número 40 de mi padre, sus hermanas organizaron una fiesta sorpresa con temática de alcohol: el pastel fue decorado con una Tecate roja de betún, la piñata era una Tecate enorme de papel china y dieron bolsitas hechas con latas vacías de cerveza, que en su lugar llenaron con dulces.

5.

En la preparatoria batallaba mucho para poner atención a las clases, mientras el profesor explicaba, yo escribía intentos de poemas en mi libreta. El chavo que se sentaba atrás de mí siempre me espiaba. Un día me pidió hacerle el favor de escribir un poema para su novia. Me indigné, dije que no, que cómo, si mis poemas salían de mi inspiración. Me ofreció 30 pesos. Quedamos en que se lo traería al día siguiente.

6.

Un maestro de la facultad nos dijo que un poeta debe estar alerta a los “hallazgos poéticos”. 24 horas antes de que me avisaran que había ganado una buena cantidad de dinero por haber escrito unos poemas, yo contaba solo con 50 centavos y debía casi un año de renta. Estaba desesperada en el patio de mi apartamento aplastando latas vacías de cerveza para ir a venderlas al señor que compraba aluminio.

7.

Tiempo después escribí:

Días de tallar

mis calzones en la regadera.

Días de frijoles y tortillas viejas.

Días de disfrazar

la pobreza con bolsas de basura negra.

Vaciar, saltar, aplastar.

14 pesos por el kilo de latas.

10 kilos, amor, y ya teníamos

atún y cerveza en la mesa.

8.

Cuánto dependía de una promoción de caguamas Carta Blanca para teclear frenéticamente durante las noches aquellas cartas que enviaba por Hotmail a mi mejor amigo de la universidad. Aunque jamás respondió ninguna, su presencia en el mundo rebotaba directamente en mis terminaciones nerviosas y me hacía ensayar sobre lo que había visto, leído y sentido. Cualquiera diría que lo amaba con locura, pero el hallazgo era en realidad que había descubierto cómo conversar a solas conmigo misma.

9.

Llevo más de 1,385 días enamorada de una persona a la que le apasionan las bacterias, la gravedad y todo lo que ocurre al interior de los seres vivos. Cuando empezamos a salir dije que era alcohólica y le pedí que no dejara que lo contagiara. Me ha escrito alrededor de 5 cartas que suelo releer desde diferentes ángulos. Sus palabras accionan el interruptor que enciende una luz demasiado blanca en mi cabeza: encuentro cosas en mí que de otra manera no hubiera podido ver si no estuvieran iluminadas.

10.

Te diste cuenta que mi olor corporal provocaba cosquillas en tu cerebro. Me di cuenta que cada que cocinábamos juntos era como enviarnos cartas en tiempo real. Rebanabas las verduras mientras me relatabas alguna historia, meneaba con lentitud el guiso porque no podía parar de hablarte de un libro. Al finalizar cuando lavábamos los trastes estábamos tan satisfechos de la mente y el cuerpo, que era como si hubiéramos aprendido a escribirnos el uno al otro ahí mismo.


Autores
(Nuevo León, 1988). Estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Ha tomado talleres de creación literaria con Óscar David López y Julián Herbert. Fue miembro del Seminario Permanente de Literatura Francisco José Amparán, de la ciudad de Saltillo, Coahuila. Su poemario Comunidad terapéutica (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2016) ganó el Premio Nacional de Poesía Francisco Cervantes Vidal.