Revistas de Oaxaca en la FIL 2014: Yagular, Avispero, El Comején y Trama
En Oaxaca, la Feria Internacional del Libro es organizada por la Proveedora Escolar, una librería que, desde hace décadas, funciona como principal punto de venta en la ciudad. Aquí todavía no llegan las grandes librerías, a excepción de una pobremente surtida Porrúa —lo cual me parecería bien, de no ser por el acaparador intento que sabemos tienen casi todas las empresas en algún punto de su trayectoria—. Esta pequeña ciudad, este espacio desigual y conflictivo, ha sido territorio fértil para empresarios cuya destacada labor se ensombrece por navegar con doble bandera. Vemos así, que la Proveedora Escolar cuenta con cuatro sucursales, un sello editorial y esta Feria del libro.
Este año la FIL tuvo como país invitado a Colombia, una dinámica que les ha funcionado bastante bien a sus organizadores, al traer año tras año a escritores reconocidos. Sin embargo, este trabajo se ve opacado cuando percibimos que en sus stands se ofrecen los mismos libros y sellos editoriales que en las sucursales de la Proveedora. Por supuesto, uno encuentra muchísimos títulos de Almadía—editorial de esta misma empresa—, que, a pesar de contar con diseños de calidad, no ha mantenido una línea de publicaciones congruente; como sucede con Sexto Piso, donde la elección de textos demuestra un interés por ofrecer al lector palabras desde la periferia del mundo.
En el marco de esta expo-venta se presentaron libros de autores colombianos, mesas de diálogo con editores de la misma procedencia y de revistas oaxaqueñas con diversas propuestas para un público mayormente joven. Éste fue el caso de las revistas Yagular, Avispero, El Comején y Trama. Se trató de un intento exitoso —poco frecuente en Oaxaca— de promover el diálogo entre revistas que circulan de manera frecuente en la ciudad y que se enfrentan a los mismos obstáculos. Las editoriales independientes suelen tener problemas similares en un espacio dominado por otras formas de comunicación.
Yagulares una publicación variable que ofrece contenidos especializados en arte contemporáneo del país. Cada número gira en torno a una palabra: “juguetes”, “piedras”, “izquierda”, “lubina”, “pozo”, “humo”. Comenzó como un complemento literario de El Jolgorio cultural, revista recientemente extinta de la Fundación Alfredo Harp Helú, otro de los magnates culturales en Oaxaca, que con seis años de publicaciones mensuales ininterrumpidas marcó un parteaguas en el estado.
Avispero es una revista bimestral que nació de un taller de creación literaria impartido por el escritor Leonardo da Jandra en la biblioteca del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), desde hace poco más de dos años. El taller surgió ante la nula oferta educativa en las áreas de literatura y creación en Oaxaca. Cada número indaga en la literatura de un país, y ante el buen acervo del IAGO, Instituto creado por Francisco Toledo para aminorar las lagunas que el Estado deja con cada administración, es posible que los talleristas lean casi por completo la obra de un autor. Como en todos los espacios formativos, Avispero trata de compartir una perspectiva de análisis, una forma de leer y de acercarnos a lo dicho, a través de escritores jóvenes, quienes, hasta cierto punto, deben defender su propia voz y cometer un parricidio metafórico.
Recientemente El Comején publicó el primer número de su tercera época, a cargo de la Biblioteca Pública Central. La publicación pretende enlazar las diferentes bibliotecas del estado, difundir sus acervos, promover la lectura y dar a conocer una breve muestra del trabajo de artistas emergentes. En esta ocasión, publicaron algunos grabados de Alan Altamirano (MK Kabrito), artista plástico integrante del taller de gráfica La Chicharra.
Trama es una revista digital centrada en el diálogo entre arte y moda. En esta ciudad, donde el público está acostumbrado a conseguir las publicaciones antes mencionadas de manera gratuita, Trama se presenta como un intento por descentralizar las formas del discurso. Paradójicamente, la mayoría de sus colaboradores son egresados recientes de alguna universidad en la ciudad de México que escriben sobre el arte y la moda de la capital y de otras latitudes mundiales. Esta perspectiva me parece necesaria en un nivel informativo, pero sería mucho más interesante si esos análisis indagaran igualmente en aquello que se escapa del poder adquisitivo de las élites y abarcaran otros aspectos como la producción, los problemas éticos y de responsabilidad compartida en cada pieza, así como distintas alternativas, ancladas a nuestra historia en la producción de textiles.
El panorama de publicaciones periódicas en Oaxaca se encuentra saludable, como mencionó en la mesa de diálogo Juan Pablo Ruiz Núñez, editor de Yagular. Nunca antes había existido tanta oferta en esta ciudad que se caracteriza por su multiculturalidad, pero donde también resultan frecuentes los cacicazgos, la apropiación de la cultura y de la voz del otro en beneficio propio, un beneficio usualmente económico.
Cuando escribimos tenemos la responsabilidad ética de generar movimiento mas no apropiación. El lenguaje es una puerta hacia aquello que de otra forma no podríamos nunca llegar a conocer, y es por eso que nunca se trata de uno mismo sino del otro, del, a veces, misterio compartido.