Tierra Adentro
Constelación, 2015. Rui Gomes.

Constelación, 2015. Rui Gomes.

Constelación, 2015. Rui Gomes.

 

 

 

Por hora y media estuvimos debatiendo en una junta si debíamos o no publicar la fotografía de la «Muerte de mil cortes» para ilustrar nuestro número dedicado a los cincuenta años de Farabeuf. ¿No era un poco —señaló uno de los editores, quizás sensible por algunos acontecimientos recientes— banalizar el sufrimiento amparados en la alta literatura del mismo modo que otros publicaban las imágenes de tipos decapitados convencidos de que estaban «informando»? «Elizondo, Bataille, Cortázar», dijo alguien para avalar aquella foto, pero alguien más dijo «Susan Sontag» y llegamos a un empate técnico, porque habíamos decidido que una opinión de mujer equivalía a tres de hombre, para balancear un poco la escasez de mujeres en la convocatoria. («¿Por qué a muchas mujeres no les gusta Farabeuf?», se quejó otro de los editores, aunque luego aclaró que había hecho esa pregunta con la distancia irónica suficiente para que no se le tomara por misógino). Hace un mes habíamos considerado un triunfo encontrar la manera de homenajear un libro que el cuarenta por ciento de nuestros colaboradores habituales había leído en medio de cierto sopor y no queríamos llenar la revista con textos que se llamaran «El erotismo, la muerte y la escritura en…», que parecía la única manera en que la gente con recibos de honorarios podía escribir sobre Farabeuf. Pero ahora nuestra mejor idea —la de centrarnos en la fotografía de los «mil cortes», más que en el libro— estaba a punto de irse al carajo. El editor que hizo el comentario de las mujeres y Farabeuf dijo entonces que una amiga suya había resuelto sus dilemas éticos que involucraban el dolor de los desconocidos de una manera más o menos práctica: cada vez que compraba joyas pensaba en si el pobre hombre que había sufrido para extraer ese diamante habría muerto ya de causas naturales. Si la respuesta era afirmativa, hacía la compra. «No es que su afición a la joyería vintage haya surgido de la nada», añadió. Nos pareció una manera elegante de salir del impasse. Verificamos que la foto fuera anterior a 1910. Acordamos seguir con nuestro número de homenaje.