PORNA
(Monólogo para dos actrices o para una emoción esquizofrénica)
1.
Ella mira un nuevo video porno: un negro de una verga muy grande se la mete a una señora que hace de niña con unas tetas enormes, unas tetas tan falsas como hermosas. Ella —justo cuando el hombre dice: “Yo sé que te gusta” y la niña llora… perdón, la señora llora— le pone pausa al video para reírse por la falsedad de la escena. Le vuelve a poner play. Ella cree que están haciendo una escena de violación, pero solo lo cree porque la escena es una parodia, está hecha para que dé risa; nada pretende ser real o cruel, al menos en ese video. Mientras más lo mira se le va desvaneciendo la risa sutilmente, y de repente piensa que, si alguien la observara en este momento, descubriría que ha sido violada, pero solo está Terror, su perrita, que la mira con tanto amor, sin juzgar su pasado. Ella piensa que sí entiende la diferencia entre realidad y ficción, pero al parecer los hombres que alguna vez la violaron, no. Ella se pone contenta, dice: “Si no soy pendeja, Terror, ficción y porno son dos cosas muy diferentes”. A Ella le encanta el porno y ha visto mucho y se pregunta una vez más por los abusos por los que pasa una actriz porno. Sonríe. “Ay, por favor, si hasta las que no son actrices porno las violan, Terror, ¿tú crees que no la violaron?”.
Vuelve a poner pausa, al rato estará de humor para masturbarse una vez más, se mete a otra app de citas dentro de su celular. “A Terror, mi perrita, también le gusta el porno”, le escribe a un chico. “Aúlla, siempre aúlla cuando las mujeres gritan de placer, entre más fingido, más aúlla”. Platican y él quiere solo sextear, y ella también, quizá, solamente si él le dijera cosas bonitas de verdad. No es así. Ella deja de contestarle cuando le ha mandado por cuarta vez su pene, y aunque a ella le gusta, hoy no está de humor para alabarlo una vez más. Regresa a la pantalla del porno, mira los ojos de la señora-niña y como si Ella pudiera entrar en la pantalla, la ve frente a frente y le pregunta: “¿Tú qué quieres de tu vida?”, como si Ella tuviera el poder de rescatarla y bastara un momento para que la actriz le dijera con absoluta verdad lo que desea a una desconocida adicta al porno. “¿Quién quiere hacer porno?”, le dice a la actriz, y la actriz responde, “El porno es mi vida”, y ella le quiere creer con absoluta devoción, aunque sepa que miente, que finge tanto como cuando le responde al negro “Me encanta, papito, me encanta”.
Ella siempre ha sido una mujer muy sexual, aunque no tanto como para acostarse con todo el mundo. Lo que intento decir es que no se acuesta con nadie, pero siempre quiere sentir placer en su cuerpo, todos los días. Al menos cinco veces por día se masturba, pero desde hace ocho años que no coge con nadie. Se siente juzgada, antes de que lo dejara de hacer, cuando contaba su intimidad a algún patán, la trataba como a una puta sin paga.
Tiene hambre y Terror tiene más, no le alcanza para las asquerosas croquetas que le compra, le encantaría darle otro tipo de comida, croquetas que no sean una mierda, pero ni para esa mierda le alcanza. “Me corrieron del bar, Terror, ahora resulta que una no se puede masturbar en el baño a gusto: Mari pensó que había metido a un pendejo al baño y era yo solita, Terror, yo y mis dedos, y ese grito fue el culpable de que me corrieran, no se puede tener placer en lugares públicos”. Le explica a Terror, que la lame mucho para que deje de quejarse y constantemente le da la pata. “Ya no había clientes, Terror, yo he visto cómo ellos lo hacen y no les dicen nada, he visto cómo se jalan la verga en pleno trabajo, todos los hemos visto, Terror. Habrá que buscar empleo, lo único bueno es que ya no estoy en el puto bar de mala muerte oliéndoles el hocico a esos viejos asquerosos y notando cómo, aunque tengo un par de senos bien caídos, se la jalan debajo de las mesas”. Piensa que seguro la corrieron por fea, las guapas atraen a más clientes; “cuando salí de hablar con el gerente vi a otra mujer fea, no tan fea como yo, pero fea como todos los mortales, actriz de Hollywood no era, Terror, pero eso sí, tenía la cara perfecta, sin acné, y flaca, flaca. No me duele aceptarme fea, deberíamos hacerlo más a menudo y abrazarlo”. Ella ha escrito muy mal un poema que es una apología a la belleza.
Mientras se distrae pensando en cómo va a pagar la renta, pone otro video. No voy a mentir, la he visto tocarse mientras lo mira, aunque a ella la pornografía no la excita, sabe tratar a su clítoris para venirse cuando ella lo desea, no necesita el porno, solo que aprendió a masturbarse muy grande, hasta los 27, cuando vio esos videos por primera vez y entonces se obsesionó con ellos. Ahora sabe que nunca necesitó de un hombre ni de ningún ser humano para sentir placer. De hecho, cuando está con alguien es raro que lo sienta verdaderamente. Ella se ha dado cuenta que ha fingido tanto como en el porno. Le hubiera gustado dedicarse a ser una actriz de esas, porno, de las serias, de las buenas; hubiera llegado lejos, porque así como las actrices aprenden a llorar, Ella domina su placer desde su clítoris, y lo maneja tan bien que el orgasmo clitoriano lo puede tener muy rápido, casi con solo pellizcarse. También domina otros orgasmos y eyacula como si fuera una mar. Tomó un curso para entender que las mujeres tienen una próstata y se enamoró de esa idea, de tener una próstata y eyacula a la menor provocación. “Soy buena, realmente soy muy buena, debería de ganar mucho dinero porque, puta madre, soy una chingona”, le dice a Terror cuando se termina de masturbar, “Soy una chingona”. Entonces va al baño y se lava las manos y se ve al espejo y se advierte fea. Se dice “Pero las feas no llegamos a donde queramos, por ser feas”.
De todos los videos porno ama el profesional, el bien iluminado, el estético. Le da mucho asco que la gente se excite con los videos caseros tan horribles como los que ella hace. “Yo los hago por gusto, para mí, y para algunas personitas muy especiales, son amateurs y las amateurs no debemos cobrar, porque aunque soy fea tengo derecho a exigir cosas bonitas, a aspirar a ser bonita y exigir lo precioso, lo inalcanzable”. Ella critica el porno casero con una severidad aterradora, casi como un hater. Comenta en los videos cuán feas y feos le resultan las personas que aparecen en ellos, que el verdadero porno es como el cine de Hollywood, que no se mientan, que un labial rojo no las hará más lindas, “pinches feas”, que andan por ahí diciendo que son hermosas cuando son hasta más horribles que ella. Por eso odia a las feas, porque no solo son feas, son mentirosas o son estúpidas, se dice siempre. De las pocas cosas que le cae bien de los hombres es que si están feos hacen poco para verse mejor e incluso no hacen nada, son más honestos con su fealdad, porque nadie se las cobra tan caro como a nosotras, eso sí.
Ella revisa su feed y casualmente le salen todas aquellas que trabajan dentro de la página azul, el empleo ideal para Ella, donde podría ganar mucho dinero, conforme a una lógica diabólica que ofrecen en todas partes: “Tú eres tu propio jefe, sin horarios, cuando tú quieras y tengas ganas, dedícale el tiempo que te sobre”. Un par de amigas ya se lo habían dicho, que sería su lugar ideal y que seguro ganaría más que el resto, que lo de Ella era una auténtica vocación y no solo sería verse “linda” o “sexy”, que no le imaginan un mejor trabajo, que si ellas fueran tan sexuales como Ella seguro lo harían pero les da pena. Sin trabajo y siendo una profesional del clítoris y la eyaculación, se dice: “A la verga, Terror, directo a la verga ahora sí, a pagar impuestos, que me paguen por masturbarse conmigo, esto sí va a ser un trabajo de verdad y no las mamadas del bar”. Se siente inspirada y quiere demostrarse a sí misma la vocación que tiene sin necesidad de estar con alguien, todo por medio de la pantalla, la vocación de ser alguien en la vida, ese impulso por demostrar que no hay nadie mejor que haga lo que Ella hace. “Tengo muchos videos y fotos por las que no cobro, Terror, alguna vez me prostituí por un trago o unas rayitas de cristal, por lo que fuera, la cola siempre se vende hasta por un cigarro. Terror, si a un hombre se le ocurriera, encontraría la manera de prostituirte a ti también, Terror, y te crearían la necesidad de comprarle leche a tus cachorros, aunque no la necesitaras y la tuvieras en tus chichis, y solo lo harías para saber que ellos necesitan verte el culo, Terror. Pero ¿sabes qué es lo más culero?, que he dado mi culo por un empleo. Qué mierda venderte para conseguir un trabajo, no dinero, no placeres, no un gustito, no, no: trabajo. Que se la mames a alguien para que tengas que limpiar su casa y te pague, que se la mames a alguien para que te deje poner la cola y te la metan, como las actrices porno, ¿cuántos pendejos productores o directores no crees que les hayan pedido la cola para que tuvieran esos trabajos que consisten en mostrarla y en permitir que otros les den por ahí?”.
“Tus orificios son el tesoro más grande, Terror, cuídalos”. Ella la está educando diciéndole las verdades del mundo, a fin de cuentas, también Terror es una perra.
2.
La mente empieza, gira y gira, la domina por completo, sodomiza el pensamiento. Estoy en la cama y doy vueltas, escucho en la pared el fingir de su deseo, está trabajando, son las cinco de la mañana, ¿por qué trabaja a esta hora? “Porque en Alemania es diferente el horario”. No es tan fea como ella cree, pero definitivamente no es linda. Me paso al suelo para que ya no me duela la cabeza, descanso, ¡ah! Mi cabeza siente el frío del mosaico, que me da paz cuando no puedo dormir. Terror se echa a mi lado y me lame un poco. La otra no ha hecho nada de su vida. Ya se compró su puto celular y lleva tres semanas en esa página azul. Es una puta más, como todas, como yo no podría ser. Qué fácil es ganar el dinero fácil; a ver, gánalo tú, me digo. Sí podría, pero no quiero, puedo hacer más que vender la cola, algo más decente. La muy tonta piensa que la van a reconocer en la calle porque lleva tres semanas y aunque diga que no, siempre que sale a comprarle croquetas a Terror, se pone sus sudaderas largas, ni que fuera quién, con 800 dólares en su cuenta piensa que es la reina de Inglaterra, ¡puta madre! 800 dólares son una mierda, una mierda que se ganó en dos semanas, que yo no tengo, pero debería de tener, que podría tener; si quisiera ganaría más que ella y sin hacer eso. Escucho sus putos videos toda la mañana, todo el día, hasta cagando los ve. “¿Cómo hacer para tener a más suscriptores?”, no clientes, no, no, no, suscriptores, fans. ¡Qué pendeja!
¡Ahhhh! ¿Cuánto duran sus “en vivos”?, puta madre, ya me quiero dormir. ¡Para, puta madre!, golpeo la pared. ¡Para!, le grito, todo el día está en la cama, todo, maquillándose, aunque se ve más fea de lo que es con los labios rojos de puta.
Deja de pensar, respira, mente en blanco, mente en blanco.
Me encabronan las risas de estúpida, finge tanto que da asco. ¿Cómo puede fingir así? Yo he tomado clases de teatro profesionales y podría hacer de su aullido algo más real. Terror, aúlla. Ella ¿qué estudió?, ¿un curso para fingir? No, no, solo necesitó entregarse a su adicción al porno, a tocarse, a masturbarse por todos lados. Es asqueroso verla tocándose por la cocina, sí, su trabajo ideal, pinche prostituta.
La envidia no es buena, la envidia no es buena. Sale del cuarto, va al baño, hasta aquí en mi cuarto oigo sus meados, sus meados me arrullan… si se va, ¿quién pagará la renta?
3.
Ella no deja de preguntarse cómo pueden gastar tanto en una puta foto. Solo le han pagado 20 dólares, pero para Ella es una cantidad enorme por una simple foto, tomada con su celular, incluso sin la iluminación adecuada. Hay veces que comprueba que pueden ser tan imbéciles… cuatro semanas lleva dentro de la página azul y ninguna mujer, ninguna, ha gastado su dinero en verle la cola. Cuando más ama a los hombres es cuando son más pendejos. Se casaría con Gympower, que le manda mensajes llenos de una ficción tan falsa como el porno que más le gusta a Ella, hasta poemas le escribe con tal de seducirla, ya la tiene por el dinero, pero a Gympower le encanta sentir que la conquista para que haga ese tipo de marranadas por él. Gympower le ofrece matrimonio cada vez que ella le manda una foto o un video. Todos los días le escribe a Ella. Aunque nunca se casaría con él, Ella se ha preguntado cuánto dinero le daría si fuera su esposa, y le dice a Terror que seguro nada. “Gympower es clasemediero, tiene un cuarto feo; bueno, tiene hijos y esposa, Terror. Qué pendeja quien se haya matrimoniado con ese animal y qué represión tan horrible es no poder salir del esquema de querer ser la esposa de un cerdo como esos”.
“Está obsesionado conmigo y obsesionado contigo, piensa que eres una perra muy linda. Me da muchas propinas y entre más aúllas cuando yo gimo, más me da, nos da. Te voy a enseñar más sobre mis técnicas, mi Terrorcita. A ver, ten una croqueta, pero aúlla más fuerte, Terror (Ella gime mientras le ofrece una croqueta a Terror). Cuando yo gima, tu aúllas, eso, Terror, más fuerte. (Le grita a la perra). Perdóname, Terror, me pongo intensa… ¿sabes?, nunca había obsesionado tanto a un hombre, después de todo, no soy tan fea, pensé que iban a querer cosas más asquerosas como… No es un trabajo tan feo, tú, no te voy a decir las cosas asquerosas que he visto en el porno, Terrorcita, pero aquí nadie me ha pedido nada demasiado pervertido, lo de siempre, nada más. Es un lugar seguro, es el mejor trabajo que he tenido. Desde mi casa, me siento segura, Terror. Hay moderadores para cuidarnos, es tan bonito ser esta clase de puta sin tener que olerle nada a nadie, sin besar a nadie”.
Ella sonríe, piensa que es realmente bello que alguien se la pueda “coger” sin que Ella tenga que padecer el cuerpo de otra persona encima suyo, pero nunca pagaría ni un peso por la suscripción para ver a alguien.
Se prueba lencería barata, le pregunta a Terror cómo se ve, “¿como las putas de mis películas favoritas? (Se pone a practicar posiciones ante la cámara). De a perrito como tú. Terror, te prometo que algún día me dejaré de mediocridades y voy a ser una puta actriz chingona, voy a estudiar y les voy a dar los mejores aullidos como tú, no me importa que ya no paguen la suscripción, voy a ser real, no voy a fingir, quizá haga un imperio de lo real, actriz del método para llegar a los orgasmos más verdaderos del placer aunque sean fingidos”. Ella sabe que la forma auténtica de prepararse es en el quirófano, aumentar su busto y sus nalgas, así lo hacen las actrices, todas, las que hacen porno y las que no. Piensa en que va a tener unas chichis de esas gigantes como para amamantar a todos los cabrones que están en la página azul, y que le pagarán mucho, mucho, por su leche. Se ríe de sí misma. Le han dicho en los cursos que ha tomado que no es necesario, pero no es verdad. Le pregunta a Terror, “dime qué puta modelo, qué puta actriz —les dicen actrices o modelos, no putas, no somos putas, jajaja—… dime una modelo que gane de verdad chingón y que no tenga unas enormes chichis. Ninguna, ninguna, aunque se me pudran los plásticos adentro me voy a poner tetas enormes porque no solo voy a ser una cam girl. Voy a hacer colaboraciones de todo tipo, Terror, voy a ganar lo que nadie ha ganado de mi familia en años”.
4.
Pobre pendeja, el único lugar en donde la dejan ganar dinero es ahí porque se va a poner tetas, pobre, ya está buscando cirujanos y no ha juntado ni sus primeros 5 000 dólares, ya hasta ha hablado con ellos. ¿Sabes, Terror? Me gustaría que hubiera una página para nosotras… si tuvieras una sexualidad activa, ¿cuál sería tu fantasía? Me molesta mucho que digan que los hombres son como animales, no lo son, para nada. Yo pienso que ustedes no son tan asquerosos como nosotros, como ellos, que no tienen límites. Si tuviera tanto dinero para mi placer, Terror, yo no compraría pitos, ¿compraría vulvas?, ¿compraría…? ¡Ya sé, sí: compraría hombres para verlos en cuatro! Y para decirles, echados a mis pies, que yo tengo el dinero, Terror, y entonces ellos harían lo que yo quisiera. Quizá solo me excitaría verles su agujero, no por el agujero en sí, sino porque serían sumisos a mí, como perros babeantes —sin ofender, Terror—. Eso compraría mi poder sobre ellos, por eso pagaría y mucho, eso sí que me excitaría, y no ver sus pitos parados de mierda, la vida de mierda que llevan en su escenografía detrás. Qué bonito ver a unos pendejos que hicieran lo que yo quisiera por mi placer, para satisfacerme, por unos dólares o por muchos. Que trabajen para tu placer es el mayor lujo y es un lujo accesible, muy accesible. (Pausa).
“Creo que soy muy moralina”, mira a Terror y le dice que no le gustaría comprar el espectáculo de una vulva que se introdujera algo delante suyo, no con dinero. No, ni me excita, segura, no lo pagaría, Terror. No me significa nada una vulva introduciéndose algo, o el cuerpo de una mujer a mis pies, ahí no pasaría nada; para excitarme, tendría que ser un hombre y yo sobre de él, en la cima, más arriba de él, y demostrarle todo el tiempo que soy mejor que él. Yo no trabajaría para gastarme mi dinero en pitos, jamás, Terror, jamás, antes prefiero comer mierda que hacerlo. Qué chistosa soy yo o qué chistosos son los hombres, más bien, Terror.
5.
Ella está harta, ve al negro de pito gigante para distraerse y reír otra vez, una forma de relajarse e inspirarse. Últimamente ha sentido que no tiene muchas ideas, todos los días trabaja a cada rato, siente hinchada la vulva, se masturba y se masturba y no siente. Quiero decir, sí siente, pero ya no siente el placer al que antes accedía inmediatamente, está perdiendo sus talentos. Ve otro video porno, se toca; otro video, graba otro material, y otro y otro y finge y no es real, y otro, y se ríe, pero no como antes, no se viene como antes. Empieza a sangrar de la vagina. “Puto trabajo de mierda, todos los trabajos son lo mismo”. Se siente mal, quiere trabajar, no quiere quedarse en cama, no quiere descansar, quiere vender su descanso y aunque no está menstruando se toma videos, con la sangre así, sabe que alguien los va a comprar, hace muchas tomas, sabe que es dinero y que no quiere perder ni un centavo. Está exhausta y aunque hoy no ha planeado ningún “en vivo”, grabó mucho material para varios días. “Qué mejor que la sangre y el sexo”, piensa. Le gusta estar en la cama, pero no así, siente que no puede respirar, su nariz está muy tapada, “Terror, cuídame. No quiero descansar, Terror, no quiero”.
“Creo que sí soy una mediocre, Terror, ¿para qué ser actriz porno, para qué si puedo quedarme así con una cámara tocándome y ya? Imagínate cancelar un día un set porque te enfermaste… te corren, yo también me correría, cuando tienes que trabajar no te puedes enfermar. No quiero perder ni un centavo, yo creo que haré el “en vivo” así, aunque me muera de frío”. Mientras se queda dormida piensa que ojalá nunca más tenga que salir a trabajar, ¿hasta cuándo le durará este trabajo?, ¿cuántos años más podrá seguir tocando su ano y vulva sin dañarlos? Se da cuenta que es su propia jefa y se asusta, ya no hay jefe a quién reclamarle por la explotación: “Soy una tirana, Terror, me voy a explotar, explotar tanto para que podamos salir de aquí”.
6.
Terror ya no sale de su cuarto, Terror aúlla como la otra. Ella se ríe, oigo risas digitales de un hombre que se ríe tan feo como si tosiera, escucho que tiene videollamadas con ese tipo y ríen falsamente. Cuando hace sus… cuando hace lo que hace, realmente no sé qué hace. Me pego a la puerta, escucho para distinguir si Terror está… bien. Abren la puerta, huyo a mi cuarto y la perra sale, está feliz. Me tranquiliza, puedo dormir, espero que hoy ya no trabajen más.
7.
Gympower le manda un mensaje, le da muchos tips, propinas. Terror sabe fingir, y Ella también, no hay de qué preocuparse, esa perra es una gran actriz, casi tan buena como Ella.
“Son unos cerdos, Terror, si cada quien sacara sus perversiones, creo que te enriquecerías más que las que se ponen chichis enormes por todos lados. Hasta me dan ganas de hacerte una página en donde yo sea tu perra, Terror”.
No dejan de sonar sus notificaciones, una y otra vez. “Qué forma de rogar”, piensa y mira a Terror, piensa en ella, no hay manera de fingir con lo que el otro le pide. “No son tres pesos, Terror, es lo suficiente para irnos de aquí y ponerme mis plásticos”. Ella piensa que Gympower está tan desesperado que seguramente pidió un préstamo al banco para sus perversiones. Ella le responde sus mensajes con un: “No, eso no”, pero él insiste. Después de ignorarlo por unas cuantas horas, al final le pregunta: “¿Es ilegal?”. Él teclea: “No, no creo”.
8.
Se la llevan, Ella me dice que regresará pronto. Todo el dinero ahorrado lo gastará intentando salir de este lío. Qué mal que te encierren por las perversiones de ellos y no por las tuyas, Terror. Yo la iba a denunciar, no podría tener a una criminal en mi casa. Ya sé, Terror, ya sé que nunca te pasó nada, me lo dijo y le creí, porque fingir, fingir, no era lo suyo.