Tierra Adentro
Sergio Olguín. Oscura monótona sangre, Tusquets, México, 2010.

Titulo: Oscura monótona sangre

Autor: Sergio Olguín

Editorial: Tusquets

Lugar y Año: México, 2010.

La inestable realidad social que se vive en Argentina desde hace unos cuantos años es el trasfondo de la novela Oscura monótona sangre, del periodista y narrador Sergio Olguín (Buenos Aires, 1967). Al igual que en otras ciudades de América Latina, en la capital argentina conviven dos mundos contrastantes: por una parte, una franja de pobreza que por lo general rodea a las grandes urbes y por otra, las clases altas alejadas de la miseria. Semejante desigualdad social ha creado cinturones de extrema pobreza en los que, como ocurre en el caso de Oscura monótona sangre, algunas mujeres deben dedicarse al trabajo sexual desde la adolescencia y otras personas a recoger desechos reciclables para sobrevivir.

En la novela, los cartoneros —o pepenadores, como los conocemos en México— son los personajes antagónicos del protagonista Julio Andrada, prototipo del hombre ejemplar al que, tal vez, todos aspiramos a ser. De tener una vida estable y rutinaria, una buena familia, una empresa productiva y una boyante economía, Andrada pasa a los extremos de la violencia, arranques y pasiones por alguna profunda e inexplicable intención. Hasta entonces, el protagonista había buscado el bienestar de quienes lo rodean: por ejemplo, no quiere que su hija Florencia tenga como amigas a una compañera contestataria —casi anarquista—, y a una vecina que se dedica al trabajo sexual. Pronto, Andrada mantendrá la dualidad de ser un héroe para sus cercanos pero un peligro para otros ciudadanos y por lo tanto, no es el típico personaje entrañable que los lectores aprecian a largo plazo, al contrario, es complejo, contradictorio, con los claroscuros que tenemos todos los hombres contemporáneos.

A veces, la monotonía de la vida lleva a los seres humanos a tomar decisiones radicales que necesitan para cambiar el rumbo, pero como lo muestra Olguín en la vida de Andrada esas decisiones pueden ser erróneas y acarrear otros problemas. En su obsesión por una joven trabajadora sexual, Andrada arrastra hasta a su cómplice, el policía Arizmendi, y después, gracias a un choque de autos en el que se ve envuelto, no está presente cuando su fábrica es asaltada y herida su fiel secretaria. Es justo el policía Arizmendi quien en un momento le hace un comentario que Andrada desoye por completo: “Muchas cosas malas juntas hacen siempre un problema mayor”. Entonces, una decisión que en principio pareció simple por una necesidad fisiológica trae consigo una avalancha de malas vivencias. Sin embargo, curiosamente no será por esa decisión que teme ser detenido por la policía sino por una aún más impulsiva y menor, menor dentro de todas las desgracias que acarreó.

Al principio parece que el ritmo de la trama no lleva a ninguna parte, dada la aparente nulidad que suponemos de una vida ejemplar, pero después, con una escritura trepidante y sorpresiva, Olguín implica al lector en la historia de Julio Andrada que va tomando forma lentamente. Oscura monótona sangre es una novela realista, cruda, descarnada y llena de vida, pero de una vida de engaños y sucesos con los que, seguramente, más de un lector podrá identificarse.

Gracias a esta excelente novela, Sergio Olguín recibió en 2010 la quinta edición del Premio Tusquets de Novela. Sin duda, fue un gran acierto concedérselo (luego de que ese premio fuera declarado dos veces desierto) a una novela llena de fuerza y contenida con suspenso en menos de doscientas páginas.