Julia Holter: entre los rumores de la gente y la ciudad
Estamos en el año de 1900. Una joven pareja entra al lujoso restaurant Maxim´s de París. Ella es muy guapa pero no lleva ropajes elegantes. Él es un caballero adinerado y guapo que parte plaza. Provocan las murmuraciones de los comensales pero no les importa. Ellos se desplazan con garbo presumiendo su belleza. Se trata de una escena de la película Gigi, dirigida por Vicente Minelli, en 1958, y que es la adaptación de una de las novelas costumbristas y románticas (escrita en 1944) por la damisela conocida simplemente como Colette (1873–1954).
La cinta siempre estuvo presente en la niñez de Julia Holter –aunque no es fan de los musicales- pero sirvió como detonante de una pieza titulada “Maxim´s II”, escrita a propósito de los escándalos sociales y el mundo de las celebridades. Estaba destinada a ser parte de su anterior disco, Ekstasis (2012), pero no cuadraba con el resto; así que fue separada y casi sin querer se convirtió en el detonante de su siguiente colección de piezas musicales.
Esta hermosa mujer, nativa de Los Angeles, se decanta por actualizar el ámbito de la música clásica, retocarlo con toques de avant jazz y al final obtener una refinada mixtura que es muy elegante, etérea y saltarina. Así lo ha hecho desde que arrancó su carrera con Tragedy (2011); un álbum en el que jamás se mostró novata o inmadura, todo lo contrario, trabajando desde su habitación obtuvo relucientes joyas sonoras de no sencilla clasificación.
Loud City Song (Domino Records, 2013) es su tercer Lp y el primero que no es grabado en casa sino en un estudio en compañía de Cole Marsden, un personaje que funge de ingeniero de sonido de Beck y miembro del grupo Ariel Pink Haunted Graffiti, a quien terminó por considerar el productor, no muy convencida del concepto.
Hija de una profesora universitaria y un músico que tocó con Peter Seeger, actualmente vive en Echo Park y suele emprender largas caminatas por parques y avenidas. Durante estos trayectos se dio cuenta en lo ruidosas que se han convertido las ciudades. Ese fue el otro punto de partida para concebir el siguiente disco y derivar su título.
A pesar de su juventud (nació en 1984), Julia ha aprovechado su sólida formación académica. Es egresada del California Institute of the Arts, donde recibió clases de Charlie Haden y Laurie Anderson, entre otras figuras. Domina varios instrumentos y tiene ideas claras. La crítica ha encontrado intrépidas sus incursiones musicales y exalta su peculiar manera de dar con un pop raruno. En sentido contrario, ella suele definirse como una persona temerosa.
La verdad es que su ruta en pos de un hallar un equilibrio entre la belleza melódica y cierto halo experimental ha sido precisa y afortunada. Ahora aprovecha la posibilidad de contar con una pequeña orquesta para las sesiones de grabación. Ella cuenta acerca del proceso: “El plan era grabar instrumentos durante 6 días, en los que escribí arreglos para los temas, siempre dejando bastante espacio para posibles cambios e improvisaciones; y después, en la segunda parte, varios meses para la mezcla, que es lo que ha llevado más tiempo”.
Así es como Loud City Song abre con “World”, en la que caben piano, clavicordio y sección de vientos, siempre con cierto minimalismo y contención. A Holder le gusta la sobriedad por sobre el barroquismo, tanto en las estructuras como en la voz. A lo largo del disco se aprecia una grabación registrada con los recursos de una sala formal y ya no se escuchan tan notorios los plug-ins a los que acudía cuando trabajaba sola y en su hogar. Esto es evidente en “Hello Stranger”, un cover a una vieja pieza soul que popularizara Barbara Lewis.
A lo largo de los 11 temas va desarrollando formas serpenteantes y acude a sutiles inflexiones vocales, como en “In The Green Wild”, que da paso a “Horns Surrounding Me”, la clave musical del disco: posee una sensación cinematográfica (comienza con unos pasos en plena huida), debido al ámbito citadino que luego se funde con una gran sección de cuerdas que producen disonancias.
Julia parece filmar sus propias secuencias imaginarias, el soundtrack perfecto para películas que sólo existen en su imaginación; he allí la parte urbana, pero también se muestra como una ninfeta arbórea, una habitante de esos tupidos parajes en los que da largas caminatas. “This is a True Heart” es una de las canciones ideales para tales periplos.
Holter lanza la invitación para salir a auscultar el mundo. Está en nosotros aceptar la invitación y musicalizar nuestros ratos como paseantes con temas rebosantes de misterio y sofisticación. La deriva y el extravío como formas de conocimiento y placer.