El idiota de palacio //Ivi May Dzib//
Las obras reunidas en El idiota de palacio refieren a actos violentos de hombres afianzados irremediablemente a políticas tambaleantes que mantienen una única consigna: la lucha armada del hombre frente al hombre. En este libro desaparecen las posturas definidas y en su lugar crece una lista de personajes que se traicionan unos a otros con el fin de hacer más palpables las nociones básicas de justicia, libertad e igualdad. Así, en obras donde el sarcasmo y la parodia se vuelven una constante a la hora de desmantelar el aparato político, en “El idiota de Palacio (o El firmamento tiene más de un sol)” queda plasmado el intento fallido de un general por instaurar la paz en un pueblo sometido por la inseguridad y el desenfreno de grupos delictivos. Por otra parte, “Díptico de un pueblo” muestra las impresiones y el diálogo fatídico de cinco personajes internados en un monte brumoso, donde la tensión prevalece a través del flujo de conciencia. La última obra, llamada “Alusión”, irrumpe con un leguaje sólido y la posibilidad de nombrar algo con mil formas.
UN ADELANTO:
El idiota de palacio (o El firmamento tiene más de un sol)
[Versión libérrima a partir de la obra de William Shakespeare].
Los nombres de los personajes shakesperianos bien podrían ser sustituidos por cualquier nombre perteneciente a cualquier país, cualquier guerra, cualquier época o a cualquier indicio de que esté sucediendo una masacre contra un pueblo.
Algunos actores podrían interpretar a más de un personaje, durante la lectura se hará obvio qué personajes juegan un rol secundario. Diez actores serían suficientes para la puesta en escena.
Prólogo
Entre cadáveres se cuentan los secretos que sólo significan a los vivos
Un cuerpo que son varios cuerpos. Se entremezclan rostros, manos, piernas, dorsos, labios, todos mutilados.
1: ¿Sabes cuántos años tuvieron que pasar para que mis ojos pudieran ver el fin de una guerra?
2: ¡Mis ojos! ¿Dónde están mis ojos?
3: En las manos del nuevo gobernante, quien decidió sacártelos con una navaja porque habías visto cómo subió al poder a través de la ignominia.
4: N o quiere testigos que lo señalen. ¿Y mis manos?
5: Las estoy mordiendo, ¿por qué crees que me cuesta tanto trabajo hablar?
3: Por favor, lleven mi cabeza a mi madre. Ella le suplicó a él para que no me la cortaran, para que me dejaran el cuerpo completo.
2: N o veo, pero agradezcan a todos aquellos que tienen lengua, porque lo mínimo que pueden hacer ahora es protestar.
1: Por eso las cortan, para que nadie diga nada.
5: ¿Para qué quieres lengua si ya estás muerto?
4: Yo puedo dejar de hablar si me devuelven mis manos. ¡Devuélvanmelas!
5: ¿A quién le hablas?
4: A él, es un gobernante y tiene corazón, se va a apiadar de mí.
2: Él no tiene piedad porque nunca vio qué era luchar en el frente y exponer su propio cuerpo. Nunca vio cómo matábamos por nuestro “país”. Él se sentó en la silla el idiota de palacio como se sientan aquellos que no luchan por nada y terminan teniéndolo todo.
3: Fue culpa de ese maldito general idiota.
5: Llámalo, para que esté con nosotros y sepa qué es un cuerpo mutilado.
2: Lo va a saber, no tienes ni idea de lo que le va a pasar por haber decidido lo que decidió.
4: P ero somos hombres y a veces decidimos sin pensar.
3: Una cosa es ser hombres y otra ser idiotas. Quiero…
1: ¡Quiero que se callen!
2: Y que volvamos a la vida para cortar cabezas.
Los cuerpos mutilados se confunden hasta perderse en la nada.
Primera parte
Todo en mí está preparado para la dicha
Escena 1
Siento un gran dolor en el cuerpo sólo de pensar que esa gente no tiene ninguna forma de consolarse.
Sala de tortura. Aarón, Tamora y sus tres hijos están amarrados en unas sillas. Están cansados, agonizantes, sin fuerzas para pelear. Titus, de pie, piensa lo que hará con ellos.
Titus: …La paz. Esa es la palabra: paz.
Aarón: No seas arrogante, general Titus, nos tienes aquí como trofeos de cacería. ¿Nos vas a matar lentamente como matamos a tus hijos?
Titus: Mis hijos murieron como héroes, defendiendo a su pueblo.
Tamora: No los viste revolcarse como perros agonizantes. Suplicaban para que los matáramos de inmediato. Porque si decidieron pelear contra nosotros no se iban a ir así nada más. Sólo se compadece al enemigo si no te tomas muy en serio estas cosas.
Titus: Mis hijos fueron fuertes y valientes hasta el final.
Tamora: Siempre pensamos que nuestros hijos son héroes, hagan lo que hagan. Pero a veces sólo son unos perros que piden piedad. Sin su padre son como corderitos. (Imita a uno de los hijos de Titus.) “Por lo que más quiera, señora, dígale a ese hombre que no me mate”.
Aarón: Y lo maté. Los maté. No se atrevieron a decirme “indio”, pero aun así los maté. Quería que tuvieran conciencia de su cuerpo; primero hice que les cortaran las el idiota de palacio manos. Sé que tienes idea de lo que es la sangre a borbotones; tú has derramado mucha. Pero no te salpicó de frente, te salpicaba como si la sangre te envistiera de señorío. Pero cuando es tu propia sangre la que te salpica, no, no tienes idea. Me hubiera gustado que vieras la sangre de tus hijos. Que olieras el miedo y la sangre mezclada con sudor. Era una joya esa imagen: rostros a punto del infarto por el miedo.
Titus: Indio, hijo de puta. (A punto de estallar, se serena.) Sólo quedan ustedes, y les aseguro que van a sufrir. Eres rabiosa, pero yo sé cuáles son tus miedos, Tamora.
Acaricia con ternura el rostro del hijo mayor de Tamora.
Hijo mayor de Tamora: ¿Qué me vas a hacer, puerco pervertido?
Tamora: A él no lo toques. Tú no me quieres hacer sufrir, lo que quieres es gozar. Disfrazas tu perversión de justicia, tu justicia de venganza.
Titus: ¿Crees que soy un hombre al que le interesan los niños? Si me interesaran hubiera aprovechado lo que sucedió en la guerra para violarlos. Yo mato sólo cuando es necesario, y lo hago para defender a los míos.
Hijo mayor de Tamora: ¿Y qué cree que hacemos nosotros? Matamos para defendernos de ustedes. De las reglas que nos imponen y que ustedes no cumplen, de la justicia que sólo castiga a los que no tienen ningún tipo de poder o ningún arma, y sépalo bien, señor
Andrónicus, yo prefiero estar muerto a seguir siendo humillado por escorias como usted.
Titus le besa la frente.
[Esta obra fue estrenada en diciembre de 2012 por la Compañía Estatal de Teatro de Yucatán, bajo la dirección de Oscar López, con el nombre de Titus o La vida inútil del general Andrónicus].