Tierra Adentro
"Duna. Parte dos". Cartel de la película. Denis Villeneuve, 2024.
“Duna. Parte dos”. Cartel de la película. Denis Villeneuve, 2024.

En sí la pregunta de qué es mejor, el libro o la película, es sesgada y pobre. Desconoce que son formatos distintos para comunicar/expresar una historia. Aquí no pretendo, entonces, caer en tal error. Siempre preferiré los libros, simplemente porque es el formato que más me gusta, el que más entiendo y me afecta. De igual manera, habrá quien tenga una experiencia contraria, que las películas lo muevan más que la letra escrita, y también se vale. Sin embargo, esto no elimina la posibilidad de discutir cómo cada formato se aproximó a la historia y qué vericuetos narrativos expandió, castró o ignoró.

Dicho esto, quiero dejar en claro que a mí las dos películas de Dune de Denis Villeneuve me parecen buenas. Las disfruté y admiro la manera en que se adaptó un libro que por su estructura, atmósfera y estilo resulta difícil de traducir al lenguaje cinematográfico (véase Lynch 1984). Los elementos que el cine aporta a una historia (cinematografía, actuación, diseño de vestuario y escenografía, efectos especiales, banda sonora) en las dos películas me encantaron. Incluso el reparto; como lector ya no dejo de imaginar al Baron con el rostro de Skarsgård, a Chani con el de Zendaya, Jessica con el de Ferguson y a Idaho con el de Momoa (mis favoritos), o la anticipada aparición de la inquietante Alia, papel que a Anya Taylor-Joy le queda genial.

Pero centrándome en la narración, la historia en sí, tengo algunos peros. Obviamente a continuación vendrán spoilers que surgen de mi lectura de la primera trilogía de Frank Herbert, compuesta por Dune (1965), Dune Messiah (1969) y Children of Dune (1976). El primer cambio, que a muchos lectores les brincó, fue el género de Liet-Keynes; en las películas fue interpretado por Sharon Duncan-Brewster, una mujer. Llovieron críticas de que era un doblegarse a la corrección política, inclusión forzada y no sé qué más. A mí francamente no me importó. Esas críticas me sonaron a las de los racistas que se infartaron con la última Sirenita. Lo que sí me importó fue el tratamiento del personaje. En el libro Liet-Kynes es el planetólogo de Arrakis, además de ser padre de Chani. Sirve narrativamente para acercarnos al personaje de ella, también para presentar la ecología del planeta, la visión de enverdecer el desierto y muchas de las implicaciones ambientales de los gusanos y el desierto. Todo esto se desechó en las películas, nos dejaron con un personaje que al morir no causa gran impresión y se perdió la oportunidad de ahondar en el tema de la terraformación, parte del Golden Path (el camino a seguir para un futuro mejor), que motiva todas las acciones de Paul. La muerte de Liet-Kynes en el libro es poética y dolorosa. Perfectamente se pudieron mantener estos aspectos con el cambio de género. 

Ya pasando a Dune 2, basada en el último tercio del primer libro, vemos más libertades creativas. Herbert, como Tolkien, no detalla los combates. Por ejemplo, el sitio de Helm’s Deep es anticlimático en el segundo volumen de la novela de El señor de los anillos; Peter Jackson abonó con su interpretación en la segunda película, lo volvió épico y memorable. Lo mismo sucede con Villeneuve. En el libro el ataque de los Fremen es básicamente narrado en diálogos, una adaptación directa sería pobre y sosa; en cambio, lo que tenemos en la película es emocionante, se aprovecha la tensión dramática. No sorprende que entre los lectores las críticas de la batalla son casi nulas. 

Donde sí se dejó escuchar el fanbase fue con la caracterización de Jessica, la madre de Paul Atreides. En el libro parece velar por su propia supervivencia, asume el cargo de Reverend Mother para tener un lugar entre los Fremen, no tener que simplemente casarse con Stilgar. En la película la vuelven una especie de antagonista, que teje y manipula para hacer de su hijo el Lisan al Gaib. De nuevo, esto no me importó, sencillamente porque veo que se adecúa a lo que se revela del personaje en el tercer libro, Children of Dune, además de que, en el primero, Paul, su hijo, se refiere a ella literalmente como su enemiga. Pero bueno, creo que todos podemos estar de acuerdo en que esto es mejor que aquella extraña tensión sexual entre Jessica y Paul en la primera película. Creo que las películas están haciendo de Jessica un mejor personaje que el de los libros, como sucedió con Aragorn en la adaptación de Peter Jackson.

A lo que no le veo mucho sentido narrativo es a saltarse los dos nacimientos que suceden en el libro. El primero, el más importante: Alia, la hija de Jessica, hermana de Paul. Cuando Jessica se vuelve Reverend Mother, en efecto, está embarazada. Esto ocasiona que el feto sufra la misma transformación que ella, es decir, que al nacer tiene la consciencia, los saberes y recuerdos de todas sus ancestras Bene Gesserit. Esta es la razón de por qué es considerada una abominación, además de que la vuelve susceptible a posesiones. En la película se limitan a dejarla en el vientre de Jessica, con quien mantiene conversaciones. Así nos privan de verla de niña, secuestrada por los Harkonnen durante la batalla final y asesinando a Baron Harkonnen. Es un personaje interesantísimo, moralmente complejo y generalmente inquietante. Creo que ya es definitivo que solo la veremos adulta, en la tercera entrega, interpretada por Anya Taylor-Joy. Su arco narrativo no se explica bien sin ver su infancia, sin que ella asesine al Baron, por quien es poseída en el tercer libro (les dije que habría spoilers). Pero bueno, quizá empleen algún artilugio para compensar en la tercera película, ojalá.

El otro nacimiento es el de Leto, el primer hijo de Chani y Paul. En la película parece que el ataque de los Harkonnen contra la casa Atreides sucede y a los meses viene la venganza (menos de nueve meses, por lo menos, por aquello del embarazo de Jessica). En el libro pasan más de dos años. En ese tiempo se desarrolla la relación entre Chani y Paul, la aceptación y el liderazgo de este último entre los Fremen y, claro, el nacimiento de Leto. El bebé es asesinado por los Sardaukar en uno de los ataques previos a la batalla final. Tanto el tiempo como el bebé me parecen que funcionan como elementos narrativos que acercan a los personajes de Chani y Paul, profundizan su relación. El dolor de la pérdida también explica, en parte, los actos despiadados que Paul permitirá y hará (básicamente es Daenerys Targaryen con un último giro, George Lucas no es el único George en tomar cosas de Dune). Me da la impresión de que en la película la relación de Chani y Paul parece más de novios de comedia romántica que una relación compleja y firme. 

Esto último se liga a una de las últimas escenas de la película, Chani alejándose de Paul y de los victoriosos Fremen. Me parece bien que se exploren los celos, la incertidumbre de Chani hacia su pareja al escuchar que se casará con Irulan, la hija del emperador Shaddam IV, pero no veo cómo beneficia a la historia el que se aleje en un berrinche o que dude de la profecía. En el libro, Paul declara que no consumará su matrimonio con Irulan, su unión es meramente política, la única descendencia que tendrá será con su concubina, Chani. Al inicio del segundo libro, 12 años después, parte de la trama gira en torno al intento de Chani de volver a embarazarse, con Irulan envenenándola para que no lo logre. Chani, a pesar de eso, se embaraza y da a luz a gemelos, Ghanima y Leto, pero fallece poco después. 

Ya por último, me brincó que no aparezca Thufir Hawat o ningún mentat en la segunda película. Esto me hace temer que están desrarificando a Dune, la están dejando meramente en el viaje del héroe, en el ascenso y descenso de Paul. Cuando mucho de lo que atrae a los lectores es lo raro del universo de Herbert. Los mentats, estas computadoras humanas, además de los navegantes, son elementos que no solo vuelven a esta obra algo original, sino que también construyen un mundo coherente con los actos políticos y violentos de los personajes. El valor de la especie, en gran parte, radica en los efectos que tiene en los navegantes, en que su consumo permite la navegación espacial, por lo tanto, el comercio. Creo que están infravalorando la capacidad de comprensión del espectador de cine promedio, cosa que hicieron los creadores de la serie Game of Thrones en sus últimas temporadas. 

El resto de los cambios me gustaron, no me molestaron o me parecen mínimamente importantes. El cambio de tono de los personajes, en la primera película se ven serios, solemnes, en la segunda traen ese humor facilón que está de moda en las grandes producciones: no todo tiene que ser chistoso; o la simplificación de la política, por ejemplo, la CHOAM no figura, su exclusión se entiende por la falta de tiempo. 

Ya para finalizar, me gustó bastante la segunda película, aunque sigo prefiriendo la primera, quizá por eso de la fidelidad a lo raro, el tono y el ritmo, quizá por Oscar Isaac. Pero me emociona genuinamente que Villeneuve continúe con la saga al adaptar Dune Messiah, y ojalá se anime para con Children of Dune, dudo montones de God Emperor of Dune, pero en una de esas, hasta ahí se atreve. Celebro esta adaptación cinematográfica de un libro que me encanta, cosa que no siempre sucede, como con la odiosa serie de Rings of Power, pero bueno, eso ya es un coraje para otro texto. 

"Duna. Parte dos". Cartel de la película. Denis Villeneuve, 2024.
“Duna. Parte dos”. Cartel de la película. Denis Villeneuve, 2024.