Tierra Adentro
Ilustracción realizada por Rosario Lucas
Ilustracción realizada por Rosario Lucas

 

A es de placer anal,

Porque el cuerpo es el primer territorio político que conocemos y el ano que nos une -a todes- es el sitio del cuerpo donde se condensan nuestros sistemas políticos de exclusión y de odio y de separación; el sitio donde apre(he)ndemos a obedecer y cerrarnos y dejarnos cerrar, quedándonos aislades, soles, separades de nuestro mismo cuerpo. Y el ano es también el sitio de nuestra liberación: liberación del placer y del cuerpo, liberación de nuestro sentir y ocupar el mundo, liberación de nuestras opciones. Cuando une cuir redescubre los territorios anales (porque siempre es un volver, siempre es un recordar), pasa de blanco y negro a tecnicolor, de segunda a tercera dimensión, de buscar placer como algo externo y separado a saberse fuente infinita de placer y conexión. En esos momentos, la imaginación es la medida de las acciones posibles y cada momento donde el cuerpo se siente desde el cuerpo desborda las opciones existentes. El joto hace del ano una herramienta social, una fuente de políticas anales de la inclusividad radical que va mucho más allá de la penetración, triste imaginario sexual de la colonialidad donde lo único que importa es dominar-subyugar-silenciar. Genera políticas anales que se alejan de viejos modelos donde la población se domina, se subyuga y se penetra: se orientan al diálogo -quien sepa de anos sabrá que cuando se le habla y se le seduce, el ano se abre en un gesto profundamente político-; se orientan al cuidado mutuo -quien sepa de anos sabrá que yo me cuido el mío y también te cuido el tuyo cuando me lo confías, porque nadie se puede ver el suyo propio. Y, antes de todo esto y más, el ano es territorio de placer, de risa y de existencia exuberante.

 

B es de bisexual,

Porque por demasiado tiempo la bisexualidad se ha definido sólo en relación con un binario sexo-genérico triste y reductivo que nos deja a tantas y tantos y tantes fuera; porque las y los y les cuerpos que desean y experimentan placer con otros cuerpos son muchos y diversos y porque es tiempo que les miremos a los ojos y digamos existen, existimos. La sexualidad es fluida y diversa o no es.

 

C es de cruising (léase ligue)

Porque poco sabe la mirada machista de los territorios secretos de nuestra sexualidad pública; de esos parques tan centrales y conocidos y frecuentados donde una mirada, un guiño, un leve movimiento de manos nos une y nos conduce a una meseta de placer donde sólo estamos tú y yo y aquellos que nos miran con igual placer. Poco saben de esos baños y aquellos callejones, de estas esquinas de calle y aquellos paseos -siempre un lugar público y abierto- donde la masculinidad usa su privilegio para alcanzar el placer de un beso, un agarrón, una mamada y una culeada. El joto que liga construye ciudad en su camino, trazamos territorios de placer, de reconocimiento y de hermandad en momentos de placer compartido con un destello de travesura en los ojos y un pequeño saltito en cada paso. Nuestro placer anclado en la ciudad, transformándola poco a poco, un orgasmo a la vez.

 

D es para dedear

Porque con el dedo trazo los límites de mi piel y de tu piel y los borro, porque el acto penetrativo va tanto más allá del pene y porque mi dedo es sólo el índice del placer; porque como nos enseñó Paul Preciado el cuerpo entero es un órgano erótico y mi contrasexualidad es mi camino de liberación. Dedear, diddling y dulzura. Porque en darme dedo me re-conozco, dibujo mi cuerpo en derecho propio, porque mi dedo invita a tu dedo a una danza orgiástica donde ya no sé dónde termina mi cuerpo y dónde inicia el tuyo y si esto no es política qué es. Porque el dedo es el primer dildo que conocemos, una llave que nos abre candados que ni imaginábamos existían.

 

E es para esfínter

Porque no se trata sólo de controlar la salida sino permitir la entrada y qué mejor metáfora política para nuestro México cada vez más diverso donde cada día trae el reconocimiento de una y uno y une más de nosotres. Porque en la existencia cuir aprendimos a protegernos y sobrevivir sacando al machirulo del espacio inmediato, y florecemos al dejar entrar al otro cuir que aún no conocemos, ese cuerpo desconocido que nos aterra y atrae – y así podemos hacerle todas y todos. Un esfínter sano se mide en función de su capacidad de dejar pasar y no tanto de detener flujos por completo, ahí donde uno se cierre definitivamente tenemos problemas.

 

F es para fiesta

Porque la violencia feminicida y homófoba busca callarnos en sumisión y silencio y nosotres conocemos el poder de mirar de vuelta con alegría en los ojos y lágrimas en las mejillas mientras cuidamos de nuestres caídes y nos tomamos de la mano. Esas reuniones adolescentes donde ensayamos gestos y modismos son los espacios donde aprendemos a cuidarnos, y estas reuniones adultas son territorios que expandimos por la ciudad, y ahora estas festividades donde tomamos calles y plazas y oficinas públicas son nuestro regalo al mundo. Porque conocemos íntimamente el poder político de celebrar la vida cuando la violencia necrófila nos rodea, desde el machirulo golpeador hasta el psiquiatra con su diagnosis, el sacerdote con su condena y el servidor público con su encogida de hombros. Porque como dijo Rosa, si en esta revolución no hay baile yo no quiero ser parte de ella.

 

G es para gay

Porque rechazar una identidad transnacional sólo porque viene de fuera es resabio de nacionalismo rancio, como si alguien de fuera nos estuviera enseñando nuestro propio placer. Gay porque al re-conocerme no rechazo mi mexicanidad, mi identidad racial o étnica o lingüística, a veces ni una identidad de género, vato vato. Gay porque me quiero nombrar y nombrarte, y porque reniego que el mercado rosa tenga control totalitario de esta palabra-identidad, la retomo y te invito a retomarla y darle la forma que te guste.

 

H es para hormona

Porque cuando se calienta la hormona sabemos lo que sentimos y lo que queremos y buscamos y nos encontramos, la hormona es nuestra guía-vereda-recompensa, y también porque el binario sexogenérico se derrumba ante la fluidez del sistema hormonal que se resiste a las categorías de hombre/mujer. Porque la chamba de la hormona es enviar señales y qué hacemos les cuir si no enviarnos señales continuamente: todo está bien, salgamos a la calle, aquí se liga, ahí es mejor no entrar, aquí puedes ser tú. Cada señal y cada encuentro una transformación del espacio social y el territorio político hacia una homeostasis menos violenta, menos exclusiva, menos necrófila. Hormona con h de homosexual y hembra, de hija/hijo/hije y de hombre, con h de hogar del cual nos echan tan seguido y que terminamos reconstruyendo más grande y mejorts, con espacio para todes.

 

I es para infancias cuir

Las infancias cuir están floreciendo y esto es causa de celebración. Durante siglos la infancia ha sido una estadía vital marcada por la violencia simbólica y real, por el silénciate o te silencio, siéntate o te siento, cállate o te callo y hoy, aunque no niego que esto permanezca, volteo a mi derredor y veo infancias trans, infancias cuir, infancias jotas llenas de vida y alegría con una sabiduría en sus ojos que sobrepasa mi imaginación más salvaje. Marlene Wayar y Susy Shock subrayan que es nuestra responsabilidad, de todas y todos y todes, cuidarnos y criarnos con amor responsable y sincero, amor que no tema decirme cuando me estoy lastimando, y amor que me acobije cuando afuera haya tormenta. Las infancias cuir son esos territorios que no tienen límites de edad y en los que todes y todos y todas podemos encontrarnos, los territorios donde jugar contigo e invitarte a jugar conmigo es un gesto de amistad y amor, donde las normativas sociales de raza y género y sexualidad y toda esa bola de cosas que los adultos dicen y hacen no importan, porque si algo sabe le infante es divertirse y reír. Que cada une de nosotres encuentre los caminos a esos territorios de infancias cuir y llevemos a nuestres amigues, que cada infante cuir que nazca tenga entrada automática estos territorios y que nos cuidemos todes.

 

J es para joto

Porque el orden machista se ha empeñado por siglos en usar el vocablo joto para identificarnos en público, asociándonos con un comportamiento femenino (como si el chisme, el regocijo y la domesticidad no fueran acciones políticas para organizarnos colectivamente o alimentarnos y criarnos) y un comportamiento sexual penetrativo (como si permitir la entrada de otro cuerpo a mi cuerpo no fuera signo de valentía, coraje y sobre todo de amor). Porque soy joto, jotito, jota, jotazo, jotx, jotote. Joto porque mi jotería tiene más de México que todas sus ‘tradiciones’ de cananas y pistolas, tristes metáforas de penes que quieren tocarse y no se atreven o se castigan por hacerlo, tiene más que sus tradiciones de charros y tequila, tristes remplazamientos de homosociedades donde nos queremos y nos apoyamos, y de mecos y meados que quisieran saborearse el uno al otro y no se atreven. Méjico se escribe con jota.

 

L es para lesbiana

Porque sin ellas nuestra historia de activismo social y cambios legislativos sería mucho más corta y son ellas quienes hoy llenan los puestos de servicio público con orgullo, inclusión y transformaciones; porque sin querer escribir por ellas ni ocupar su lugar, reconozco que ellas me han enseñado y me siguen enseñando a crear mundos, aquellas mujeres que renunciaban al orden sexual y buscaban compañía en otras mujeres, las Frida Kahlo y Chavela Vargas y tantas otras que se perdían entre las tristes tradiciones familiares que no pueden ver el deseo femenino ni cuando les escupe en la cara, dos solteras amigas de la vida viviendo juntas.

 

M es para marica

Porque me dijeron maricón, marica y mariquita pensando que asociarme con María (la madre o la puta, quién sabe) sería insulto y no supieron el poder que me regalaban -lentes para ver las estructuras simbólicas del patriarcado y señalárselas a quien esté a mi lado: mira mira, eso de ahí es misoginia — mira mira, esto de allá es violencia feminicida encubierta — mira mira, aquello es odio internalizado necrófilo disfrazado de buena moral. Maricón, porque soy todos y todas y todes les sujetes excluides sistemáticamente por onvres que buscan acumular dinero y poder y quieren poner nombres en papel como si eso les diera derecho de propiedad de algo — el propietario está más cercano al esclavista de lo que se imagina, con su ilusión de ser dueño y señor de un complejo ecosistema que lo sobrepasa por mucho. Marica, mariquita y orgullosamente maricón porque es lo menos que puedo decir para honrar a aquellos que la violencia homófoba ha silenciado en muerte y no quiero que sus vidas se nos olviden ni que sus asesinos pasen desapercibidos.

 

N es para nies

Porque qué mejor locus corporal que el perineo para entender el nivel de miedo epistémico que caracteriza al patriarcado. El perineo, ese espacio de piel y músculos entre genitales y ano que se asocia con el primer chakra, fuente de nuestra energía más vital, permanece innombrado y silenciado; la zona erógena que compartimos todes, donde nuestros sistemas nerviosos nos regalan un área cargada de terminaciones y puntos sensibles que nuestros dedos rápidamente re-conocen aunque nuestros lenguajes nos lo nieguen: ni es culo ni son huevos, ni es culo ni es vagina. La estrategia simbólica de no nombrar cuerpo (que nuestras hermanas conocen íntimamente con toda su experiencia con instituciones médicas) se revela como estrategia de dominación. Pero el nies es, está y lo conocemos todes. Quienes no, bajen este libro en ese instante, busquen un lugar cómodo y seguro y tomen su dedo índice para explorar hasta encontrarlo, en esos músculos y esa piel y esas glándulas se esconden universos de placer, disfruten 😉

 

O es para orgullo

Porque es 2023 y si lo sabe dios que lo sepa el mundo entero. Porque en mi orgullo te encuentro, aliada y aliado que desde tu corporalidad también violentada por la colonialidad del género y de la piel puedes verme sin confusiones ni sombras ni ¿será…? Nuestro orgullo es una herramienta emocional, psíquica y política, una de las llaves que les cuir hemos encontrado y nos y les regalamos; llave que no sé ve hasta que se ve y entonces se ve en todos lados, cambiando de forma constantemente para ajustarse al candado específico que necesita ser abierto para salirnos que de la cadena de monogamia heteropatriarcal, o las cadenas del músculo y lo esbelto, o la fantasía del niño como futuro político siempre idealizado que nos ciega de las infancias que nos rodean y nos habitan a todas y cada una de nosotres, o las cadenas de la racialización que la colonialidad tan hábilmente esconde de pigmentocracia sutil en frases como mejorando la raza, o las cadenas de la misoginia brutal que siguen separándonos en machines y les que ‘se le nota’, que siguen haciéndonos objetos de burla y violencia. Para todas estas cadenas y más -porque sé en el centro de mis huesos que tú conoces tus cadenas mejor que nadie y que hay muchas que para mí ni se ven- el orgullo es una llave infalible; porque somos y con eso basta para gritar y reír y llorar y compartir vida, orgulloses de nuestra existencia.

 

P es para puto

Porque una palabra-arma no se desactiva escondiéndola en una cueva y papi Freud ya nos avisó que la represión tiene consecuencias violentas. No, una palabra-arma es una espada de doble filo, que corta a quien la usa y a quien la recibe, separándonos en un yo-otro que contiene todo un orden sociopolítico fundamentado en la exclusión, un yo-otro donde el puto siempre es otro, donde el yo queda entronado como el único cuerpo que vale y decide y actúa; un yo-otro que ‘mantiene’ un sistema político-económico ilusorio y frágil fundamentado en la destrucción del entorno natural y social a partir de la extracción del otro, cuerpo que también soy yo. Puto porque la palabra-arma se desactiva cuando le quitamos el filo a la espada en ambos lados y le cuir es especialista en limar filos -volvemos a las políticas anales, que por encima del filo que corta y penetra valoran la suavidad que cuida y acaricia. Puto puto putito puto puto putote puto puto puta puto puto. PUTO puto PuTo puto pUtO puto PutO puto pUTo puto P U T O puto puto puto puto. Porque puto se ha usado por suficiente tiempo como una cadena de la masculinidad heternormada, colonial y violenta y ya BASTA; puto el que lo lea y puto el que lo escriba, putos todos y puto nadie, puto mi padre y puto tu padre y puto mi hermano y puto el tuyo y puto yo y puto tú; putos todos los hombres y puto el que lo niegue, puto el que putee y puto el que no y si ya estamos en esas pues ven, vamos a putear.

 

Q es para queer

Porque nosotres decimos cuir en español y recordar es poder y recordemos las ramas que nos han dado el fruto de la palabra: Queer que en el inglés británico se usa para describir algo raro o diferente, algo un poco divertido y sin-sentido, a veces algún cuerpo borracho o sintiéndose algo rarito, que les angloparlantes jotos y lesbianas y trans e inter y más empezaron a usarla para autodefinirse al menos desde finales de 1800s. Dicen los etimólogos -arqueólogos y detectives de palabras- que queer viene del viejo alemán quer que significa diagonal y que ésta viene del viejo sajón thwerh que significa en contra y torcido y que luego ésta viene del viejo sánscrito terk que significa voltear, retorcer, girar y doblar; girar como el huso del hilo que con sus giros hace de muchas fibras, una. Cuir porque con la lengua se juega -si no pa’ qué- y porque en cuir cabemos todes, putos y putas y jotos y maricas y lenchas y trans y vestidas y tantes más que aún no nos han compartido su nombre. Cuir porque la palabra no nos da significado ni nos identifica, es un refugio y un techo para cobijarnos en la tormenta, un rebozo bordado, un espacio para armar la fiesta e invitarles a todes y todas y todos.

 

R es para reciprocidad

Porque les cuirs aprendemos rapidito que mi placer está atado a tu placer y no los puedo desconectar y el camino del placer recíproco me lleva a un camino político fundamentado en el cuidado mutuo: porque cuando yo te cuido, me cuido y porque qué bonito es contestar tu cuidado con el mío. La reciprocidad nos sitúa siempre en una relación de iguales aunque parezca que no lo seamos, porque en toda relación recíproca ese dar y recibir relaciona de forma interdependiente, paradójicamente otorgándonos una autonomía relativa que sólo nos imbrica más y más en un tejido colorido donde con cada relación, cada unión, cada hilo que se retuerce con otro, se abren más espacios para otres. La primera acción recíproca que les cuirs aprendemos es el mirar(nos), el mirar a otre y decir ‘hola, te veo’ y contestar con una mirada que dice ‘te veo también’ y regalarnos miradas y existencias en las miradas; es un regalo que ofrecemos con nuestro ser entero y nuestras experiencias y nuestras tristezas y nuestras alegrías.

 

S es para Salvador Novo

Porque sin buscar a ningún padre, es bonito recordar a quienes vinieron antes y fueron visibles y nos hicieron espacio en la imaginación y las calles, y Salvador era experto en perseguir los caminos del placer y llevar a otros de la mano por esas veredas y callejones; Salvador es un nombre que recordamos de una multitud de jotos y putos y lesbianas y trans de esas primeras décadas de nuestro México moderno y mágico, aquellos innombrados en fotografías policiales, posando en desafío y retando a los polis y a nosotres a mirarles de frente, a verles los ojos y sonreír con elles; es recordar a aquelles que tampoco temían re-conocer su placer, nombrándolo para sí mismes y para sus pares, compartiéndolo y al hacerlo armando nichos, enclaves y utopías breves; porque no nos engañemos, nuestra presencia púbica y pública tiene raíces en nuestras historias y nuestra gente; nuestro existir no es una copia, aunque digan que el gei lo es y el maldito mercado rosa siga invadiendo nuestras playas y destruyendo nuestros hábitat y gentrificando ciudades.

 

T es para trans*

Porque transición y tránsito y transacción y transmutación y transformación y transmigración son todas acciones que no son exclusivas de personas trans y que nos atañen como partes de una sociedad; porque sin el poder de la transmutación no nos vamos a salir de ésta, se los digo yo que vengo del futuro y lo he visto poblado de tantes hermoses cuerpes trans. Trans* porque mi cuerpo es mi decisión y hago con este espléndido territorio lo que quiera y ninguna regla ni ninguna ley me puede contener aunque movilice toda su violencia para hacerlo. Trans porque no hay nada más hermoso que la transformación de oruga a mariposa y ésta requiere de una completa disolución del cuerpo de la oruga para que las células imaginales hagan su chamba y le den forma al nuevo cuerpo y mariposas somos todos y todas y todes.

 

U es para unión

Porque la unión hace la fuerza y porque en mis amigas y mis amigos y mis amigues me reconozco y les brindo un espejo para que se reconozcan, porque si nos lastiman a une nos lastiman a todes y porque todes para une y une para todes, y todos, y todas; porque llegar a la unión implica un viaje y nuestras experiencias colectivas están marcadas por una travesía que inicia en el roto patriarcado nacionalista y nos conduce través del disentir con esas órdenes, y en esas comunidades estamos y cabemos hombres y mujeres, bugas y jotos, maricas y lenchas, hasta onvres y madres católicas y evangélicas: ven, únete a estos mundos nuevos.

 

W es para wuawis

Porque entre el ano y los dedos y el nies no hay que olvidar la boca, ese orificio que habla y produce sonido y significado y que contiene dentro de sí la lengua con la que lamo y saboreo y escurro y discurro por tu cuerpo y tu existencia, porque wuawis es la palabra callejera de mi juventud con la que nombrábamos aquello que en los libros de ciencia aparecía como sexo oral, como si se tratara sólo de una parte corporal y un acto ‘sexual’; porque basta de reducir nuestros placeres y nuestras corporalidades a las estrechas categorías que la ciencia moderna-colonial nos da como migajas; nosotres elegimos cómo nombrar nuestros placeres y así como los nombramos, nombramos nuestras existencias. Porque reírnos y usar los nombres que nos hemos dado de cara a la ciencia y su insípida apropiación de los placeres es otra forma de resistencia política, y resistir es más rico cuando lo compartimos.

 

X es para XXY (intersexualidad)

Porque aunque los médicos sigan debatiendo su existencia y sus categorías y sus características y que no sé qué más estamos y somos; queremos y sentimos. El binario no se ve más ridículo y frágil que cuando se enfrenta a un pequeñísimo cuerpo infante y decide movilizar una violencia quirúrgica antes que hacer espacio para esta nueva vida; porque recordamos a les nuestres que han experimentado esta violencia con cariño y cuidado y rabia y un juramento colectivo a oponernos a esta violencia; porque qué chiste y qué sentido tiene exigir nuestro lugar en sociedades binarias-coloniales si no mantenemos el espacio expansivo y abierto para incluirnos en nuestras diversidades corporales; porque ser inter está in y no tenemos por qué someternos a ningún orden binario de sexo, de género, de moral, de cuerpo, de placer, de posición sexual, de ningún tipo.

 

Z es para zona

Porque está la zona rosa y la zona erógena, la zona roja y la zona metropolitana: territorios espaciales y corporales donde se nos encasilla tan seguidamente, como si ser joto o lesbiana fuera sólo cuestión de qué hago con mi pito o mi culo o mi vagina -esa zona genital- y no fuese una cuestión de autonomía corporal y de lo erótico de toda mi piel y todos mis órganos y todo lo que a través de mis sentidos me estimula. Nuestra zona es la zona de la vida misma, aparecemos por igual en humanos y animales, en pingüinos que forman parejas homosexuales y crían pingüinitos y en macacos y delfines y jirafas y leones y elefantes y más; donde existe el sexo, existimos. Relegarnos una zona de la vida, de la ciudad y del cuerpo es una estrategia fallida. Nuestra zona es la zona donde estemos y estamos en todos lados. Mirémonos. Reconozcámonos. Abracémonos. Celebrémonos y compartámonos.


Autores
Iván Eusebio Aguirre Darancou creció en Sonora entre Pitiquito y Hermosillo. Estudió Licenciatura en Letras en el Tec de Monterrey y doctorado en Washington University en St. Louis. Enseña cine, literatura y medios enfocados en México en la Universidad de California, Campus Riverside. Escribe sobre cuerpos contraculturales, (homo)sexualidades disidentes y políticas del cuidado. Forma parte de un colectivo de teatro del oprimido y sigue aprendiendo a escribir y sentir desde el cuerpo.