Tierra Adentro

Introducción 

Escuché su nombre por primera vez cuando tenía nueve años. Eran los años noventa cuando fui partícipe, por medio de una conexión familiar, de un evento que convocó en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, a escritoras de distintas partes del mundo para honrar la obra de otra escritora feminista, Rosario Castellanos. Fue así como surgió mi interés en la literatura feminista al ver a decenas de mujeres congregadas en Chiapas.

Desde aquella época, todas esas voces que hablaban sobre mujeres, sus poemas y sus palabras, permanecieron dentro de mí. En aquel Encuentro Nacional de Mujeres, uno de los diez organizados en Chiapas1, donde se reunían únicamente mujeres que escribían, el nombre de Alaíde Foppa se me grabó para siempre. Así me enteré de la existencia de esta poeta, feminista y revolucionaria y de corazón guatemalteco.

Desde los años ochenta, tanto pensadoras, como intelectuales, artistas y activistas centroamericanos venían a Chiapas y narraban los episodios dolorosos del conflicto armado y el horroroso genocidio en Guatemala, uno de los eventos más terroríficos de la historia del siglo XX en América Latina. Estos hechos se sumaron a algunos de los recuerdos que hoy forman parte de la memoria colectiva que me habita y de los que tuve conocimiento desde pequeña. Fue determinante también escuchar algunos de los poemas de Alaíde Foppa, en voz de mi madre, conversaciones sobre su impulso para conformar Fem, la primera revista feminista de México, y  transmitir Foro de la Mujer, el primer programa de radio feminista del país.

En los años setenta, mi madre, que fue alumna de Alaíde Foppa en la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, sufrió al ver desaparecer su colección de la revista Fem. Una tía, sin mucha conciencia de lo que hacía, en su afán de satisfacer a la iglesia católica y apostólica, quemó desafortunadamente casi todos los ejemplares. Con ello, se llevó una parte valiosa del archivo personal y familiar, así como lo que pudo haber sido mi iniciación feminista, pero, en cambio, esta infortunada pérdida aumentó, años más tarde, mi curiosidad por conocer la historia de Foppa, una de las fundadoras de dicha revista.

En aquella época mi madre me contó por primera vez, al recordarla con los ojos humedecidos por el llanto, de su profesora de la UNAM, quien había sido criada en Guatemala y, posteriormente, exiliada en México. Dicha profesora le prestaba libros y la invitaba a pasar a su recibidor donde había una mesita muy coqueta para tomar café en su casa de la Calle Minerva, situada en la Colonia Florida de la Ciudad de México2. Yo no tenía ni idea de quién era Alaíde, ni qué había hecho, ni por qué mi mamá se emocionaba cada vez que hablaba de su maestra de la UNAM, pero me sorprendió el impacto profundo que produjo en su camino y, más que eso, la lamentable e inesperada desaparición de una de las iniciadoras del feminismo en México.

Mi intención al escribir este artículo habría sido otra si la figura de Alaíde Foppa no se hubiera cruzado por mi camino. Su vida está cincelada en mi memoria y este breve artículo pretende contribuir a recuperar algunos de los temas que Alaíde exploró en sus creaciones y escritos, durante la etapa más visible de su activismo feminista en la ciudad de México, y que impactaron, años más tarde, en los movimientos y en las teorías feministas de la época: la genealogía del Año y del Día Internacional de la Mujer, el feminismo marxista, el salario para el trabajo doméstico, entre otros asuntos. Alaíde marcó a toda una época de feministas como mi madre, gracias a quien hoy las nuevas generaciones conmemoramos el 8 de marzo y gozamos de distintos derechos.

El origen de 1975, Año Internacional de las Mujeres y del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer

Alaíde Foppa, nacida en 1914, creadora de la primera Cátedra de Sociología de la Mujer, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, creó el programa radiofónico Foro de la Mujer 3 para recordar a distintas escritoras feministas marxistas y a defensoras de los derechos de las mujeres, para informar sobre las actividades antifascistas de solidaridad con mujeres, realizadas en resistencia en distintas partes de América Latina y el Caribe, así como para dar a conocer los debates, discusiones y explicaciones históricas sobre distintas conmemoraciones relacionadas con las mujeres.

En junio de 1975, por resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas y en coincidencia con la conmemoración del Año Internacional de la Mujer, se celebró por primera vez el Día Internacional de la Mujer, para promover el principio de igualdad de hecho y de derecho entre hombres y mujeres. En México, Alaíde Foppa emitió un programa en marzo de 1976 en el que contextualizó el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer,  como un día que había pasado desapercibido para muchos países. 

Según la narración de Alaíde (1975) “…el origen socialista de este día lo hizo poco grato a los países capitalistas y desarrollistas, por lo que fue sustituido rápidamente por un día nacional de la mujer”. En cambio, de acuerdo a la narración de la escritora, “en los países socialistas el 8 de marzo tenía un carácter fuertemente obrero” (renovado cada año).

El Día Internacional de la Mujer, según explicó Alaíde en su programa, se instituyó en 1910 por iniciativa de una de las mujeres que participó en los movimientos revolucionarios de principios de siglo XX, Clara Zetkin, feminista socialista, alemana de nacimiento y amiga de Lenin.

Según narró Alaíde, en 1907, Clara Zetkin, en colaboración con Rosa Luxemburgo, celebraron en Stuttgart, paralelamente al 7º. Congreso Internacional Socialista, la Primera Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, a la cual irónicamente asistieron escasas mujeres.

De acuerdo al relato de Alaíde, la conferencia se había dedicado fundamentalmente a promover el derecho al voto de las mujeres, pero también las condiciones y retribuciones para “la mujer trabajadora”. En 1910, se celebró la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en Copenhague, así como el 8º. Congreso Internacional Socialista. De acuerdo a lo que Alaíde relató en la emisión de 1976, en esa ocasión asistieron más mujeres y el evento se caracterizó por la posición pacifista de las mujeres que asistieron, a pesar de que Europa estaba en plena guerra. 

La segunda conferencia de Copenhague, en agosto de 1910, se caracterizó por la asistencia de mujeres de los cinco continentes y, algo que llamó la atención de Alaíde en aquel momento, es que las mujeres de Estados Unidos y Canadá asistieron ilegalmente a la reunión. Con la sutileza que la caracterizaba, Alaíde explicó que aquellas conferencias sirvieron para tratar algunos de los temas urgentes de aquel momento: “protección a la maternidad”, “seguros para la mujer y el niño”, así como “igualdad para la mujer y el hombre en las condiciones de trabajo”, asuntos que aún hoy en día tienen vigencia. 

El feminismo solía identificarse, de acuerdo a Alaíde, “con la lucha por el sufragio”, posiblemente porque desde el siglo XIX, “las mujeres pelearon por mejorar sus condiciones de trabajo, en una época en la que millares de mujeres trabajaban en las fábricas y en otros momentos por el derecho a obtener trabajo”, que en términos de Alaíde, es “el derecho a ganarse la vida”. 

En aquella emisión, de acuerdo al análisis de Alaíde, la conferencia de Copenhague se enfocó en remarcar el interés de la lucha feminista  en el marco de la lucha revolucionaria y es en ese evento de 1910 en el que quedó instituído el Día Internacional de la Mujer. 

Más tarde, en el Congreso Internacional de Mujeres Socialistas de Basilea, la posición pacifista de las mujeres fue reiterada por Clara Zetkin, de acuerdo a lo narrado por Alaíde. Así la periodista y escritora feminista recuperó las palabras de Zetkin de la siguiente manera:

Si nosotras las mujeres, mujeres y madres (dirá), nos lanzamos contra el homicidio en masa, no es porque seamos cobardes o incapaces de sacrificarnos por grandes fines e ideales. Hemos pasado la dura escuela del orden capitalista y en esta nos hemos convertido en combatientes. Por eso estamos dispuestas a darlo todo, hasta el último aliento, todo lo que somos y lo que podemos por la causa de la paz, de la libertad y de la felicidad de la humanidad. (Zetkin en Foppa, 1975).

En 1926, en México, de acuerdo a lo narrado por Foppa, se celebró por primera vez el Día Internacional de la Mujer, durante el gobierno del presidente Calles, muchos años antes que la ONU lo instituyera en 1977. Según la perspectiva de Foppa, en México, existía ya un movimiento feminista, que se puede constatar con un evento anterior, el Primer Congreso Feminista de Yucatán de 1916, promovido por mujeres emblemáticas como Elvia Carrillo Puerto, protagonista en el asunto del sufragio femenino4.

En la Ciudad de México, de acuerdo a lo compartido por Alaíde en la misma transmisión, fue Margarita Robles de Mendoza la iniciadora del movimiento. Ella propició el Primer Congreso de Mujeres en 1922 y, para Alaíde, fue ese grupo feminista quien presionó la realización del Día Internacional de la Mujer en México. De acuerdo al relato de Foppa, durante 25 años, la conmemoración se celebró solemnemente en el Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México. 

Así, Alaíde ilustró lo que significó para un país como México, en la época del presidente Adolfo Ruiz Cortines, década de los cincuenta, el logro de instituir el Día Internacional de la Mujer:

la lucha por el sufragio llega a su fin (…) y las mexicanas obtienen el voto. La revolución se ha institucionalizado. No concuerda con el gusto oficial, el carácter internacional y revolucionario del 8 de marzo. Nadie piensa en Clara Zetkin y la obtención del voto, aunque sea algo casi puramente simbólico, es un acontecimiento digno de ser recordado y celebrado. Sin peligro por lo demás, de que se mezclen en esa celebración, manifestaciones de descontento. (Foppa, 1975)

Posteriormente, en la misma emisión, Foppa reflexionó ampliamente sobre el hecho, nada casual, de que se entendiera feminismo como sinónimo de la lucha por el sufragio y todo lo que implicó la obtención del voto:

Hoy que todos hablan de feminismo con convencimiento, con desconocimiento, con ironía o con tolerancia, es bueno recordar qué es lo que quieren o lo que que han querido las mujeres, o algunas, o muchas, desde hace casi dos siglos. La lucha por el sufragio, que se inicia con las ideas de la revolución francesa, fue, es cierto, la bandera de las feministas, tanto que casi se confundió feminista con sufragista y si ese era el objetivo de la lucha podría decirse que la lucha ha terminado y que las mujeres no tienen nada que reclamar. La verdad es otra (…)  y tampoco es cierto que lo único que las mujeres pedían era el voto, mucho más entrañable, mucho más profunda, ha sido la lucha por el trabajo y por la educación. (Foppa, 1975)

Cabe destacar que el interés en el feminismo marxista de Alaíde Foppa se puede apreciar en emisiones como la mencionada, en donde reflexionó sobre cómo posiblemente la artesana de la época medieval estaba en mejores condiciones que la obrera del siglo XIX, después de una revolución que había aclamado la igualdad y la libertad para la humanidad. Además, Alaíde reflexionó sobre el trabajo femenino no calificado, mal pagado y combatido por los propios obreros, las asociaciones de mujeres obreras o asociaciones fraternales de mujeres asalariadas, como las lenceras, comadronas, planchadoras, y algunas que se manifestaron en esa época a través de publicaciones.

Por otro lado, en la segunda emisión de su programa de radio5, dedicado al Año Internacional de la Mujer, Alaíde Foppa abordó no tanto los acontecimientos que vivió en aquella Conferencia Internacional de la Mujer, sino que recuperó algunos de los debates puntuales entre algunas de las participantes y remarcó cómo a pesar de que en muchas partes del mundo los derechos alcanzados por las mujeres se habían logrado, en casi ningún lugar, las alternativas para las mujeres eran las mismas que para los varones. 

Además, Alaíde relató que la Conferencia Internacional de la Mujer fue el primer espacio al que asistieron únicamente mujeres y en el que en la representación de todos los países había mujeres. También reflexionó sobre por qué sucedía esto y así Alaíde preguntó “al aire”, con valentía e ironía, en un medio difundido en un país sumamente sexista y machista: “¿acaso son las mujeres menos inteligentes que los hombres para exponer y hablar de ideas y exponerlas? Parece que no, si juzgamos por las que han hablado en estos días”.

Por otro lado, Alaíde expuso cómo en esa época la discriminación o marginación de la mujer todavía existía y no estaba sustetada por motivos racionales. Según esta autora,  dicho hecho hacía que se justificara la batalla por la igualdad en todos los campos: educativo,  laboral, político y hasta familiar. Además, añadió la importancia de que las mujeres pudieran tener la misma igualdad de oportunidades que los varones, así como participación en el desarrollo de sus países.

Críticas feministas al marxismo en el pensamiento de Alaíde

1975 marcó un momento importante a nivel nacional en el que se sintió la necesidad de un cambio a nivel político, económico y cultural para las mujeres en México. Los debates entre marxismo y feminismo estuvieron presentes entre las pensadoras de la época, debido a que Marx contribuyó enormemente al desarrollo del pensamiento feminista al conceptualizar la importancia de la lucha de clases y de las personas por liberarse de la explotación.

Alaíde Foppa no fue ajena a todos estos debates e incluso en su poesía plasmó un cuestionamiento heredado del marxismo y de la crítica feminista frente a la naturalización de la femeninidad, la asignación obligatoria para las mujeres de las tareas del hogar, así como las formas de ser y los compartamientos dados como naturales para las mujeres. En esa línea, en su poema “Mujer”, Alaíde escribió:

“No la madre bendita (….)

No la que vive

porque la dejan vivir. 

No la que debe siempre 

decir que sí.”

Además, la relación entre la teoría y la práctica, herencia del marxismo en el feminismo, así como el trabajo como fuente de la acumulación capitalista, fueron ideas que permearon en el pensamiento de Alaíde Foppa, pero, sobre todo, las herramientas del feminismo para hacer una crítica al marxismo. 

Este es uno de los aportes más importantes a nivel teórico del movimiento feminista de los setenta y principios de los ochenta del siglo XX en México y del que Alaíde formó parte, especialmente, de los grupos de mujeres que se identificaron con la campaña “Salario para el trabajo doméstico” y que contribuyeron enormemente al desarrollo de una teoría feminista-marxista en distintas partes del mundo.

En el artículo “¿Salario para el trabajo doméstico?”, publicado en la revista Fem en 1977, Alaíde expuso sus preocupaciones sobre cómo la explotación de las trabajadoras no asalariadas quedó invisibilizada a través del salario y cómo las tareas de las mujeres en las casas no han sido reconocidas como un trabajo. 

Junto a algunas otras pensadoras como a Mariarosa Dalla Costa de Italia y Selma James de Estados Unidos, autoras del “El Poder de La Mujer y La Subversión de La Comunidad”, Alaíde criticó a Marx por ignorar problemas cruciales para la vida de las mujeres como el ámbito de la reproducción de la vida, el trabajo doméstico, la procreación, la sexualidad, otras formas de explotación de las mujeres, entre otros asuntos.

Hace un par de años, el “Día de las Madres, que en México se celebra el 10 de mayo, escribí un artículo en un periódico local en el que me preguntaba si este día no podría servir, en vez de para celebrar la idea dominante de “madre”, asociada a la figura de eterna sacrificada y abnegada, para reivindicar el salario doméstico para las madres, quienes históricamente se han ocupado de los trabajos domésticos y del cuidado de los niños y las niñas y de los animales y las plantas, entre otras muchas labores6.

Explorar los archivos, escritos y creaciones de Alaíde puede ser un camino para pensar en estas posibilidades de resignificación y, más para quienes como yo, hemos descubierto a través de la maternidad que todo lo que sabíamos de feminismo marxista era pura literatura.

Reflexiones finales

Un frío recorre el cuerpo cuando un ser querido desaparece, como si quien lo recuerda también se esfumara y solo quien lo ha experimentado puede entender por qué dan ganas de llenar con sus palabras y poemas los diarios y los muros del país. Vivir con la angustia de si ese ser algún día regresará es peor que saber que ya murió. 

Mi mamá impartió en la UNAM, como profesora adjunta, el curso de Sociología de la Mujer, curso que, a su vez, había sido impartido por Alaíde, quien desapareció en Ciudad de Guatemala el 19 de diciembre de 1980. Durante años me pregunté, ¿cómo habrá sido para ella nombrar a su profesora desaparecida? ¿Cómo habrá sido querer gritar inútilmente su nombre? ¿Para qué pintar las esquinas y encender velas en vez de ir a la lápida para llevarle flores? ¿Cómo habrá sido no volver a verla en la Facultad? Alaíde ya no podría volver nunca a recorrer los pasillos de esa Facultad. 

A lo largo del tiempo hemos intentado comprender por qué mi tía quemó aquellos ejemplares de Fem. Durante un tiempo llegué a pensar que era normal y algo gracioso de una mujer conservadora que se resiste al llamado inevitable del feminismo a formar parte de sus filas en un país machista y patriarcal. Posiblemente le asustaban las ideas sobre el aborto, la sexualidad, el lesbianismo, la educación sexual y reproductiva, los anticonceptivos, las disidencias sexuales, entre otros asuntos, que hoy forman parte de los recuerdos colectivos de nuestras luchas vitales

Durante años nos hemos entristecido pensando en lo que habría sido si Alaíde no hubiera corrido con esa suerte. Tal vez las revistas que quemó mi tía nunca hubieran desaparecido y tal vez yo habría heredado una brillante colección de artículos feministas. 

No obstante, el legado de Alaíde Foppa es innegable, gracias a quien hoy podemos apelar al derecho a vivir una vida sin violencia, a la igualdad salarial, al derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, al respeto a la orientación sexual, al reconocimiento de las identidades de género y las luchas por la despenalización del aborto. Sin duda, su vida debe ser recordada, su obra explorada y analizada con mayor profundidad para que las nuevas generaciones conozcan su historia, multiplicarla.

  1. Estos Encuentros fueron homenajes dedicados a: Dolores Castro Varela, Enriqueta Ochoa, Thelma Nava, Beatriz Espejo, Cristina Pacheco, entre otras. Hubo otro en 1999 de carácter internacional que fue el Primer Encuentro Internacional de Poesía “El eco de su voz”, organizado en homenaje a Rosario Castellanos y otro más, también internacional en 2004.  Estos Encuentros fueron, organizados por Marisa y Socorro Trejo Sirvent, y en ellos participaron algunas de las siguientes escritoras:  Raquel Huerta Nava, Ethel Beautelspachers, Lolita Albores, Marta Crocker, Gladys Fuentes Milla, María del Rosario Bonifaz, Rosario Eldvridge-Thomas, Gabriela Valderas, Elba Macías, Citlaly Xochitiozin, Verónica Volkov, Cordelia Vázquez Villatoro, Ámbar Past, Blanca Margarita López Alegría, Elva Macías, Elda Pérez Guzmán, Marianne Toussaint, Yolanda Gómez Fuentes, Petrona de la Cruz, Clara del Carmen Guillén, Guadalupe Olalde, Beatriz Muñoz, Marlene Villatoro, Norma Domínguez de Dios, Silvia Tomasa Rivera, María Eugenia Díaz de la Cruz, Claudia del Valle Arizpe, María Auxilio Ballinas, Guadalupe Olalde, Marisa y Socorro Trejo Sirvent, entre muchas otras, cuyo número fue creciente, conforme aumentaron los encuentros en la primera década del siglo XXI.
  2. Trejo Sirvent, María Luisa (2023). Alaíde Foppa: feminista, escritora y periodista. En Krauze, E. y Manzano, A. M. de los A. (2023). Diálogos poéticos. Creadoras y académicas. Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México (pp. 142-152).
  3. Foppa, Alaíde (1976). “Día de la mujer”. Foro de la Mujer, Archivo de Podcast Radio UNAM, 01, L080321, marzo: https://www.radiopodcast.unam.mx/podcast/verserie/367#
  4. Rocha Islas, Martha Eva (2011). Feminismo y revolución. En: Espinosa, Gisela y Lau Jaiven, Ana. Un fantasma que recorre el siglo. Luchas feministas en México. 1910-2010, pp. 25.59
  5. Foppa, Alaíde (1976). “Día de la mujer”. Foro de la Mujer, Archivo de Podcast Radio UNAM, 02, M100321 https://www.radiopodcast.unam.mx/podcast/audio/25464
  6. https://prensacomunitaria.org/2021/05/dia-de-las-madres-salario-para-el-trabajo-domestico/