Tierra Adentro
Portada de "La bestia que habito" (Herring Publishers, 2022).
Portada de “La bestia que habito” (Herring Publishers, 2022).

Pelo humano

 

El documental que vi hoy

sobre el satanismo

me recordó

a la exhibición que visité

en el Palais de Tokyo.

Era una instalación

de varios trabajos

de Anne Imhof

que también era

multimedia, incluía

arte sonoro, pintura,

fotografía analógica,

arte encontrado,

arte audiovisual,

performance, música,

escultura y hasta

un tipo de antiarquitectura,

pues había desmantelado

varios cuartos del Palais

hasta volverlo un edifico

abandonado. Me llamó

la atención que no

hubiera nada hecho

con Realidad Virtual,

ni con textiles ni espejos

ni con pelo humano.

Pensé en la exhibición

porque parecía elevar

la estética del Heavy Metal.

Dominaba el color negro,

lo oscuro y el graffiti

de calaveras y diablos,

elementos disruptivos

de la imagen pública

de los satanistas.


 

 

Otros

Durante mi almuerzo

miraba la calle y vi un hombre

no muy joven

no muy grande

 

Se detuvo y caminó

dando pasos hacia atrás

 

Volvió a pasar

una grieta sin pisarla

y siguió avanzando

 

No pisó las otras grietas

que encontró

 

No tuvo que regresar

otra vez

 

Asociamos un vector

a nuestros pasos

que coincide con la punta

de los dedos de los pies

o nuestros ojos

 

Como el trazo

del espacio

en una coreografía

 

Ese día hizo otros

de sus pasos


 

 

En las sombras

Ernesto conoce

el placer verdadero

cuando vende suficiente

para no morir

de nuevo.

 

René utiliza

a dos o siete hombres

para olvidar

que aún le falta

quien lo mire

desde adentro.

 

Todas las noches

Iván visita

el otro panteón

y cuida que su otra tumba

siga abierta.

 

Para afirmar su poder

Julio decide mantener

el cuerpo inmóvil

y el puño duro

en su ataúd.

 

Martín se perdona

todas sus muertes.

Trae ramos a los nichos

de sus presas.

Y al suyo también.