Suave septiembre
Proemio
La noche engendra
La partitura muerta,
Odio secular Un gajo de epopeya negra.
Navegaré hondamente por las olas
Entre la oscuridad y la tiniebla
Cólera majestuosa,
Correo Chuan,
Espesura desértica.
Le diré a la épica sardina:
La Patria es obscuridad y neblina.
Grave Patria:
Estrangulada en la selva hambrienta.
Antes de la caída de las hachas
Gritan muertas de miedo las muchachas.
El pájaro carpintero destruye un teléfono negro.
Primer Acto
Patria: cenagosa cresta de maíz,
Tus talleres el palacio de Krum.
El Niño Dios te escrituró:
establos, aldeas, corrales, ciudades, chozas, cabañas, almacenes, industrias, estaciones, graneros, granjas, molinos de agua, talleres, fabricas, crestas, peñones, cuestas, desfiladeros, laderas, linderos. Sórdidas umbrías, bosques amarillos, pedriscos, agua, turbios riachuelos, praderas, huertos, sembradíos, viñedos, pastizales, zarzales, pajizales escaldados, espinales, pantanos…
El Diablo:
Un mar negro
y muchos mexicanos.
Mexicanos harapientos
Mexicanos enlodados
Mexicanos hambrientos
Mexicanos huraños
Mexicanos perdidos en México
Demacrados por el trabajo
Endurecidos por el frío
Con bolsas haraposas
Con dilgos y horquillas
Mexicanos contrahechos
Mexicanos baldados
Greñudos, tiznados
Descalzos, lacerados
Mexicanos elementales: Iracundos
Bestiales
Rabiosos
Sobre tu Capital, campesinos con pértigas en carretela;
Jóvenes y ancianos precipitados, animales ciegos, toros
furiosos.
Grita el palomo colipavo: Incontenible:
Temerario:
Majestuoso:
¡¡¡Arriba el pueblo mexicano!!!
Arriba dónde, Arriba Cristo
Entre los hombres, uniendo los países, uniendo a los poetas,
Sumando a los muertos, llevándolos al cielo.
Patria: tu mutilado territorio se cubre de pavesa,
tizne,
escoria,
se impregna de humedad y frío,
el tren va por la vía,
devorando con martillos las jugueterías,
la galana pólvora,
el rudo patán,
el aeronauta, el escritor oscurantista.
Todos en el tren entrenados.
Millares comen masa.
Regresan al poder los caudillos homicidas
Grave patria (Bulgaria):
miles de creencias,
fe en el delfín ascendido,
tenacidad para la vida,
jariosa raza de bailadores de jarabe.
Corazón salvaje.
Lumbre en cada Corazón.
La bandera se iza.
Sonora miseria alcancía; madrugada terruño,
Calle sacudida en temor y tormenta.
Santo olor de la panadería:
Masa para el pueblo millar.
Cuando nacemos. La tragedia comienza.
Cuerpos muertos.
Cadáveres sangrientos.
Con poemas en el pecho.
Recubren
Laderas,
Vallejos,
Senderos.
En México reina la muerte
En México reina la muerte
En México reina la muerte
Campesinos ametrallados.
Huyen con pavor dondequiera.
Entre chillidos de ancianos,
niños
y mujeres espantadas.
Trueno de nuestras nubes
sobre las tierras labrantías.
Intermedio
Allí en
El centro de total turbulencia,
Solitario,
Como demente,
El temerario, épico
Poeta,
Sicilia,
El cañon legendario
Dispara, proyectil
Tras proyectil…
Y él en el postrero instante
Radiante y colosal exclama:
¡¡¡Muerte a Satanás!!!
Y su cañón voltea
Retumba la tierra
su Granada directo
al congreso de los constituyentes.
Crujen los esqueletos, la cuerda estaba lista,
Las montañas tenebrosas se oscurecían,
Permanecía el poeta
Colosal, sobre su pecho el crucifijo,
La Mirada al porvenir.
¿Qué significa perder un hijo?
Segundo acto
Escúchame loarte,
Declama aquella ira funesta de Cuauhtémoc[2].
Cuauhtémoc[3] fue la fuerza bruta.
Guerrero demoniaco.
Tlacochcálcatl de su majestad real el rey Moctezuma
Águila de garras negras.
Destripando la tierra
Antiguo tlatoani
Sin cruces, ni medallas, ni cintas
Hoy nosotros no creemos ya en héroes.
Tenochtitlán sin agua dulce.
Moctezuma y Tecuichpo perecieron
No triunfó Cuauhtémoc[4].
¿Qué es para el Hécuba?
zócalo de cenizas
sus plantas.
Se fragua lo que sufriste:
La piragua prisionera, al azoro de tus crías,
El sollozar de tus mitologías, la Malinche, los ídolos a nado,
Expansión secular de la avidez divina,
Cada muerte es diversión,
Cada lamento, chanza,
Muerte, exterminación y sangre.
Hasta cuándo
Omnipotente Zeus
Huichilopotzli
Indra
Tohr
Jehová
Quetzalcoatl
Sebaoth
Responded hasta cuándo.
Señor Jesús de los balcanes.
Rey de México y Bulgaria.
A través del humo los fuegos
Tus oídos fustigan el grito de los asesinados,
El gemido de los mártires innumerables
En vagones ardientes.
¿Quién engañó nuestra fe?
(Los poetas asesinados lo sabemos)
Bulgaria Mexicalli dirige sus grúas al cielo:
en línea recta
desde el último gran edificio.
¡Abajo Dios!
bomba al corazón
asalto al cielo.
¡Abajo Dios!
Cadáver precipitado
al abismo universal.
¡Abajo Dios!
Ven Dios a sufrir con nosotros.
La pira está ardiendo.
Hay una muerta en el desierto.
El Ángel pasa y la mira.
Los calzones llenos de sangre,
La blusa corrida hasta la oreja
Y la falda bajada hasta el huesito.
Niña patria: tú eres el cadaver,
Violado por el padre, enterrado por la madre,
No tengas miedo.
Ya vendrán sus asesinos. Y los asesinos de sus asesinos.
Nena llegó la hora. Se hará justicia.
(Los poetas asesinos lo sabemos)
Levántate, anda
No tengas miedo.
¡todo lo escrito
por filósofos y poetas
se realizará!
¡Suave patria!
¡Sin Dios!
¡Sin Señor!
azul incienso
palmas bendecidas,
desfilo
pala al hombro
¡Dios mío sólo tenías 16 años!
llena de sombra,
viva entre sombras,
(todo lo que existe sombra).
Aquí en la tierra nuestra tierra
septiembre será mayo
Trueno de intemperie.
La vida humana
será infinita progresión
Arriba hacia arriba
Bulgaria Mexicalli
Arriba hacia Arriba
la tierra será paraíso.
[1] Remix libre de la Suave Patria de Ramón López Velarde y Septiembre de Geo Milev (Traducción: Pedro de Oraá)
[2] Cuauhtémoc se dio a la tarea de reorganizar el ejército mexica, reconstruir la ciudad y fortificarla para la guerra contra los españoles. Envió embajadores a todos los pueblos solicitando aliados, disminuyendo sus contribuciones y aun eliminándolas para algunos. Después de sitiar Tenochtitlán por 90 días, el 13 de agosto de 1521, los españoles, que eran comandados por Hernán Cortés, lo capturaron en Tlatelolco.
[3] La canoa en la cual huían de Tenochtitlan él, su familia y sus más allegados guerreros, fue alcanzada por un bergantín español piloteado por García Holguín. Cuauhtémoc exigió ser llevado ante Cortés.“Señor Malinche, le dijo Cuauhtémoc a Cortés, ya he hecho lo que soy obligado en defensa de mi ciudad y vasallos, y no puedo más, y pues vengo por fuerza y preso ante tu persona y poder, toma ese puñal que tienes en la cinta y mátame luego con él”. (Bernal del Castillo)
[4] El oro que los españoles habían no era suficiente para repartir de forma satisfactoria entre toda la tropa española, por lo que iniciaron suposiciones por parte de los mandos para obtener más oro. Algunos españoles juzgaron que después de la Batalla del Canal de los Toltecas, los aztecas habían recuperado el botín y lo habían echado a la laguna o lo habían robado los tlaxcaltecas o bien los propios soldados españoles. De ahí que fueran los oficiales de la Real Hacienda, y sobre todo el tesorero Julián de Alderete, y no Cortés, que se limitó a consentirlo, los que ordenaran —Bernal Díaz y López de Gómara así lo argumentan — el tormento de Cuauhtémoc y Tetlepanquetzaltzin. De acuerdo a los libros de Díaz del Castillo, López de Gómara y las acusaciones hechas a Cortés posteriormente en su juicio de residencia coinciden en que fueron torturados mojándoles los pies y las manos con aceite y quemándoselos.