REDUCTIO AD ABSURDUM
Así pues, el límite sólo podrá ser trazado en el lenguaje, y lo que reside más allá del límite será simplemente absurdo.
Ludwig Wittgenstein (introducción al Tractatus Logico-Philosophicus).
1 El mundo es todo lo que acaece.
1.1 El mundo es la totalidad de los hechos, no de las cosas.
1.11 Éste fue uno de los hechos del mundo: alguien marcó un número telefónico. El número telefónico era el suyo y no otro.
1.112 Como hecho, marcar el número de otro, el personal o cualquiera del directorio telefónico de cualquier ciudad, forma parte del mundo según 1.1, acaece, y resulta inmediato y natural. Llamar al número propio es un suceso un tanto particular, igual que las consecuencias que esta situación conllevó, inexplicables para la lógica.
1.2 Si algo se muestra como inexplicable en momento alguno, el hecho acaecido en sí, entonces se puede acudir a la tentativa de exponerlo por partes, ir a lo que da en llamarse un hecho atómico.
2 Lo que acaece, el hecho, es la existencia de los hechos atómicos. El hecho atómico es una combinación de objetos (entidades, cosas).
2.1 De este modo, el teléfono empleado para llamar, mismo que bien podría ser descrito por sus propiedades internas, acaeció en un espacio de posibles hechos atómicos (incluso, de todos los estados de cosas). Como objeto era simple, conformando un hecho del mundo distaba de serlo.
2.11 Yendo a más profundidad en esta combinación compleja de posibilidades de los hechos atómicos, desde su oficina ese alguien de la historia marcó su propio número telefónico. Situación llamativa, porque al carecer de la costumbre de marcar al número propio, de dárselo a otros para que le llamasen, lo buscó primero en la guía telefónica. Su nombre N, su apellido M, aparecieron en el listado para regocijo suyo y ahí miró los dígitos.
2.112 Marcar un número, girando el disco o presionando teclas, podría en sí mismo conformar un hecho digno de estudio y discusión. Lo analógico ante lo digital. Al hacer girar el disco del aparato de diseño retro, con el auricular pegado al oído, NM recordó que los dígitos marcados: ocho, eran en efecto los de su número. El suyo y sólo el suyo. A veces se olvidan detalles de tal tipo, pero basta un pequeño estímulo a la memoria para reconocer lo empolvado en rincones y escondrijos.
2.113 El aludido vivía solo en un departamento (decorado al estilo retro). Nadie más estaba en casa, como hubiese podido ser un huésped. De modo que el hecho de marcarse a sí mismo constituía una actitud de ocio ante su escritorio, con los otros oficinistas al lado hojeando revistas de sucesos o en sesiones electrónicas de chat. Por sola curiosidad, pues, llamó a sabiendas de que nadie contestaría. El tono de marcado, que se prolongó durante varios segundos, le hizo pensar en esos números de los que no se obtiene respuesta, como los de clientes que no se encuentran al otro extremo de la línea.
2.114 En casos como el anterior es común que el tono de llamada se interrumpa por un sonido intermitente, repetitivo, y que quien llama cuelgue. NM esperaba el sonido monótono para devolver el auricular a su sitio y continuar con el trabajo acumulado sobre el escritorio.
2.2 Alguien contestó al otro extremo de la línea…
3 La figura lógica de los hechos es el pensamiento.
3.01 La proposición 3 significa que un estado de cosas es pensable, i.e., podemos hacernos una figura de él.
3.1 El primer pensamiento de NM consistió en que alguien había realizado una intrusión en su departamento, lo que descartó al instante, dado que un ladrón no contesta llamadas, antes bien, desactiva los teléfonos que encuentra en el sitio del atraco. Por supuesto, de un número equivocado no se trataba: pese a su diseño old fashioned, el teléfono que yacía sobre su escritorio contaba con los últimos aditamentos tecnológicos, entre ellos la pantalla diminuta que hacía aparecer en una luz roja el número marcado, el suyo. Ocho dígitos que parpadeaban.
3.11 El primer pensamiento, descartado, fue suplido por otro más inquietante. NM conocía esa voz, la de ese alguien que le respondía.
3.2 ¿Qué es alguien?: una palabra, un enigma. De los enigmas no puede hablarse.
4 El pensamiento es la proposición con significado.
4.001 El lenguaje disfraza los pensamientos, con más razón los significados. ¿Qué significaba aquello?, ¿de quién era la voz que le respondía?
4.1 Reiterando: Alguien marcó un número. Alguien contestó. A NM le resultó familiar la voz, aunque, si de algo estaba seguro, era de que nunca antes había sostenido un diálogo telefónico en que la escuchase. Descartado estaba que se tratara de una máquina contestadora en la que cierta voz digitalizada responde algo así como: por el momento no me encuentro, si desea dejar su mensaje… NM jamás había comprado dispositivos contestadores, pese a que la oficina en la que desempeñaba sus servicios (una agencia de consultoría y publicidad) había hecho popular un eslogan referente a tales artefactos.
5 La proposición es un valor de verdad de la proposición elemental. (La proposición elemental es una función de verdad de sí misma).
5.01 En sí mismas, la proposición elemental y su valor de verdad permiten enunciar hechos. Incluso, facultan la posibilidad de una narrativa, asumida esta última como forma de conocimiento.
5.1 Para proseguir exponiendo este hecho, aclaremos con precisión qué es propiamente un hecho. En el espacio infinito de lo factible, un hecho se reduce a una proposición. Una proposición es, por ejemplo: alguien marcó un número de teléfono. Otra, alguien respondió a la llamada.
5.11 Una proposición no puede referirse a sí misma.
5.2 NM había oído esa voz en algún sitio. Con intriga, y el corazón a punto de saltarle del pecho, decidió preguntar a su interlocutor con quién hablaba. Al recibir respuesta, NM supo de quién era la voz. Hacía algunos años, a la hora de la comida, uno de sus compañeros oficinistas había colocado su grabadora de bolsillo al centro de la mesa. Momentos después la accionó y reprodujo lo dicho por los comensales en la charla de sobremesa. Las risas habían llenado el espacio al oír cada cual su propia voz grabada, o ver las reacciones de los otros oyéndose. A NM le desagradó escuchar su voz, que en nada coincidía con la que registraba su tímpano al oírse hablar él mismo desde ‘dentro’. Hizo un mohín.
5.21 No había vuelto a oír esa voz hasta ese instante. Aún más, la voz, respondiendo a la pregunta hecha, dijo: mi nombre es NM, ¿qué desea?
5.211 Que uno se responda a sí mismo desde otro sitio en una llamada telefónica no es un hecho lógico. Resulta natural que cause escalofrío escuchar la propia voz, y no otra, contestando al extremo opuesto de la línea.
5.3 Una proposición cumple, forzosamente, 5.11. Lo contrario es absurdo, equiparable a responderse a sí mismo desde la distancia, entendida como la posibilidad espacial conformada por el cable de una línea telefónica.
5.31 No es una proposición lógica, por tanto un hecho del mundo, lo enunciado por 5.21.
6 La forma general de una función de verdad es: [p, î, N(î)]. Ésta es la expresión general de la proposición.
6.001 Esto (críptico a primera vista) no dice otra cosa sino que toda proposición p es el resultado de las sucesivas aplicaciones de cierta operación N(î) a proposiciones elementales î. En otras palabras se obtiene una proposición a partir de otra(s) más simple(s).
6.002 El problema consiste en que es imposible la obtención de una proposición como : NM llamó por teléfono y, en otro punto del espacio, NM respondió.
6.1 Recapitulando, lo ocurrido distaba mucho de ser un hecho lógico. Sin conocer los fundamentos de la ciencia lógica, y con tales los del mundo, NM lo supo. Ya no pudo decir más. Sus compañeros oficinistas repararon en la cara que de pronto ponía.
6.11 Si una pregunta puede formularse, entonces puede responderse. La pregunta referente a este suceso no es: ¿quién contestó? ¿Acaso era algo? Si algo no puede siquiera preguntarse, entonces no puede responderse, tal es el contra recíproco al inicio de esta proposición.
6.2 El hecho, toda vez acontecido, consistió en que quien había llamado, NM, de profesión oficinista, comprendió en un microsegundo significativo la totalidad de los hechos del mundo, vio por vez primera todo lo que acaece. Iluminado de la luz interior que sólo puede ser forzada por el horror, se apretó el tórax a causa de una punzada penetrante…
6.3 Guardemos silencio: la muerte no es un acontecimiento de la vida (no se vive la muerte). Inútil sería insistir en la cuestión: ¿qué contestó?
7 De lo que no se puede hablar hay que callar.
[…] Reductio ad absurdum. Cuento publicado en la revista Tierra Adentro y el libro Hic Svnt Dracones. […]