Poemas
Nocturno del viaje
Voy resuelta
contra los lestrigones
para canjearles
lo que no seré.
Me precipito entre resuellos
y empaco
los sobrantes de certezas.
Ya mi vientre armoniza
un redoble de platillos y
marca un beat
cuatro por cuatro.
Voy resuelta contra el viento del Sur
que me susurra antiguos consejos.
Aquí surco una calzada.
Entre la multitud
silenciosa de la plaza
advierto que arribé
a un puerto cuyos rostros
me son familiares:
hombres y mujeres celebran
el nacimiento de un
niño con la primavera,
alzan sus copas,
se revuelcan unos con otros,
escupen mientras ríen.
¡Empeñaron su alegría
en el dolor del Hombre!
Huyo de ahí como el
músico después del concierto,
que se dirige a otra escena
con su idéntico repertorio
y la misma gente.
En cualquier lugar seremos bufones,
jamás el rey.
Avanzo hacia el malecón
con mi féretro Samsonite.
Aspiro hondo:
quise exiliarme de la amargura
pero la empaqué junto con el traje de baño.
Postal
Bienaventurados aquellos que
volverán
al tiempo y a la esquina del primer beso
frente al Walmart,
donde saborearon unos Chesterfield
para cuando reine la obligación
y el aburrimiento
consortes de la adultez
Guarda aquella imagen
para continuar pese a Nosotros.
Bienaventurados los amantes
que continuarán asistiendo
como los perros al basurero
porque de ellos será
la tierra baldía.
Background
Sonrisa de niño en la feria
(aquí ya no está tu nombre)
el mío se fue tras de aquél
—nos vemos pronto.
Mudanza
En usted Señorita,
—joven prisionera
de sus insomnios—:
Hay más de veinte tazas de café,
medio millón de músculos en tensión que se
pulsan bajo la mesa
e inventariados por la espuma voyerista
trago a trago:
es el miedo a equivocarse.
Hay decenas de miradas
de quédate,
vamos por unos Marlboro —dices—
Una invitación para que el otoño llegue
Tantos kilómetros de lluvia
sobre Insurgentes
dentro el Peugeot 206
hasta topar con tantos
ven a mi habitación y quédate.