Musk: breve historia de una veneración imbécil
Me apena comenzar un párrafo con una excusa. Desde que le propuse la idea de este texto a mi editora, en diciembre de 2024, han pasado apenas tres meses y los disparates radicales de Elon Musk no han hecho otra cosa que aumentar de forma exponencial. Me vi obligado a modificar el ángulo de las críticas cuando, cerca de terminar el año, en el bodrio que antes solía llamarse Twitter, el billonario declaró que el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (Alternative für Deutschland, AfD) era la única opción para salvar a su país. Elmar Brok, ex miembro del Parlamento Europeo, calificó con temprana puntería la intromisión de Musk como una “fantasía de dominación mundial de los reyes tecnológicos de Estados Unidos”.1
¿El hombre más rico del mundo reculó en sus pronunciamientos al darse cuenta de los alcances de su (nada discreta) intervención mediática? No: un mes más tarde, a través de la plataforma de la que es dueño, sostuvo una charla con la líder de AfD en la que ella aseguró, entre otros absurdos, que Hitler no era de derechas, sino más cercano ideológicamente al comunismo.2 ¿Desde entonces limitó Musk sus dislates para no comprometer la obvia influencia que posee en la administración trumpista? No: atacó a los jueces federales que bloquearon (mediante mecanismos institucionales propios de un país que se pretende demócrata) acciones de la agenda política en turno, provocando que se dispararan las amenazas contra la seguridad de los magistrados.3¿Procuró el supuesto genio moderarse en público a fin de tranquilizar el convulso panorama de su país? No: el 20 de enero de 2025, en un acto que alarmó a cualquier ser humano con medio gramo de materia gris entre frente y nuca, concluyó su discurso en la inauguración presidencial haciendo un saludo nazi perfectamente articulado.4,5,6 Aterra pensar en la lista de desatinos potenciales en los que Musk podría incurrir de ahora en adelante.
Bastará el ejemplo de Henry Ford para recordar que no es nueva la figura del magnate que, fuertemente opuesto a los movimientos obreros y partícipe de actividades panfletarias, se vale de su poder para influir en grupos de extrema derecha.7 Donald Trump, por otro lado, ilustra cómo es que la clase billonaria estadounidense puede formar su imagen pública a través de una suerte de mitologización pop: no sólo fue presentador de televisión y un invitado recurrente en franquicias de lucha libre, sino que se interpretó a sí mismo en los cameos que hizo en películas como Home alone (1992) y series como The Fresh Prince of Bel-Air (1996).
Acaso Musk adquirió impronta de estos trucos mediáticos. Desde que apareció en Iron Man 2 (2010), ya contaba con fanáticos lo suficientemente incautos como para decir que él era el Tony Stark de la vida real (¿hace falta mencionar todos los clips en YouTube atiborrados de comentarios repitiendo lo mismo?). Posteriormente, actuó de sí mismo en un capítulo de The Big Bang Theory titulado “The Platonic Permutation” (2015), en el que los productores decidieron mostrarlo como un billonario humanista, capaz de participar en labores de voluntariado; para la misma franquicia, en la serie Young Sheldon (2017) dieron un paso extra, relatando que fue gracias a los cuadernos de la infancia de Sheldon Cooper que Musk pudo desarrollar los cohetes de Space X (chistecillo que, con la conveniente excusa de la ficción, deforma el hecho central de que Musk no ha diseñado, ni técnica ni ingenierilmente, ninguna de las naves aeroespaciales de su empresa). Las apariciones se han repetido en, por poner unos ejemplos, The Simpsons (2015), South Park (2016), Rick and Morty (2019) y Men in Black: International (2019).
Con su reiterada presencia en el cine y la televisión, Musk ha procurado proyectar la fachada de un multimillonario poco convencional, divertido y abierto a satirizarse. A mí me parece que, después del avivamiento criptofascista que vino con Trump, la mayor desgracia política que le ha ocurrido a Estados Unidos en la última década fue el éxito de Musk en convencer al público —moderado y conservador— de su supuesta genialidad. Porque, vaya, hay que enunciarlo con toda la seguridad posible: el tipo vive en las antípodas de la lucidez. Es errático, caprichoso, voluble y, por encima de todo, ridículo. Su conducta pública —a menudo marcada por saltitos infantiles, chistes carentes de gracia y afirmaciones demenciales— carga el espíritu patético de quien no entiende los motivos que lo vuelven indeseable. Robotizado, incómodo, en vano intenta excusarse con un diagnóstico de neurodivergencia que no debería, bajo ninguna perspectiva, justificar su imbecilidad política y sus modos de dictadorcito tecnócrata.
Musk no sólo es un farsante: es un hipócrita. Alrededor suyo se han aglomerado todas las cantaletas ideológicas de la derecha libertaria estadounidense (pro libre mercado, pro reducción del Estado, pro beneficios fiscales para el empresariado, y un zizekiano and so on) que lo encumbran como la cristalización última del Gran Capitalista. Mezquino, ha querido hacerse pasar por un sujeto innovador, self-made, que alcanzó el éxito tras imponerse a los tortuosos obstáculos del Estado. Pero la realidad no corresponde con esta historia.
En 1995, con su hermano Kimbal y Greg Kouri, Musk se valió de fondos de inversores privados (incluido, oh sorpresa, su padre) para cofundar Zip2, una empresa de software que proporcionaba guías locales para periódicos; cuatro años más tarde, la venta de la empresa le otorgó ganancias de 22 millones de dólares, los cuales usaría para fundar una banca virtual que terminó fusionándose con PayPal.8 Creó SpaceX en 2002 y comenzó a invertir en Tesla Motors a partir de 2004.
Hay que hacer hincapié en lo anterior: Musk no inventó Tesla. La empresa de vehículos eléctricos fue fundada en 2003 por Martin Eberhard y Marc Tarpenning. El magnate de origen sudafricano entró como inversor principal en 2004, se convirtió en presidente y luego en CEO tras orquestar la salida de Eberhard tres años más tarde. Éste incluso demandó a Musk en 2009 por difamación y por atribuirse el título de fundador, caso que se resolvió con un acuerdo que reconoció a cinco cofundadores de Tesla; es decir, Musk se ganó el epíteto a posteriori, reescribiendo la historia oficial de la empresa a su favor.9
Al párrafo anterior se le podría debatir el hecho de que la compraventa de empresas es una dinámica normal dentro de un mercado dinámico y saludable, cosa que no abollaría ni un poco la reputación de Musk como un tipo voraz y astuto que supo cómo poner en práctica los principios del laissez faire. Y el asunto es ese: él falla incluso en respetar las directrices de su supuesta postura anti-Estado, anti-ayudas y anti-intervenciones. Tesla recibió un préstamo de 465 millones de dólares del Departamento de Energía de los Estados Unidos en sus primeros años; además, sus ventas se han visto históricamente impulsadas por créditos fiscales federales en la compra de vehículos eléctricos.10 Peor aún: durante la última década, Tesla y SpaceX ganaron al menos 18 mil millones de dólares en contratos federales del gobierno norteamericano.11
Aunque en sus cameos televisivos pretenda ser un tipo humanista y empático, Musk se ha distinguido por liderar empresas con dinámicas laborales problemáticas. Trabajadores de Tesla han acusado a la compañía de fomentar una cultura hostil y de reprimir la coordinación de sindicatos. Además, la fábrica de Tesla en Fremont, California, ha sido objeto de al menos 10 demandas por discriminación racial generalizada y acoso sexual (incluida una interpuesta por una agencia estatal de derechos civiles).12
De forma irónica —viniendo de un tipo cuya fortuna ha dependido de las ayudas del Estado— Musk se encuentra en una cruzada por promover recortes masivos en gastos gubernamentales. A partir de 2024, sin ser un funcionario público en forma, apenas se convirtió en asesor del Departamento de Eficiencia Gubernamental (Department of Government Efficiency, DOGE) comenzó a proponer la disminución de subsidios a las energías renovables, así como la eliminación de regulaciones ambientales. ¿Hay, además del negacionismo al cambio climático, un motivo puntual por el que Musk buscaría mermar estas regulaciones? Sí: su beneficio personal como dueño de SpaceX. En lo que representa un claro conflicto de interés, ha intervenido en la Administración Federal de Aviación (Federal Aviation Administration, FAA) para que el sistema de internet satelital de Starlink sea utilizado en la gestión del espacio aéreo estadounidense y, de paso, que las restricciones a los lanzamientos de SpaceX disminuyan.13
La evidencia sobra: Musk le ha demostrado al mundo que no existe matiz ético alguno que le preocupe. Protegido por la agenda del neoconservadurismo gringo —con todo y su tufo conspiranoico y negacionista—, se sabe exento de represalias ante sus malas prácticas como asesor gubernamental. Otros14 han advertido ya que su culto a la personalidad ha generado una burbuja de valoración dañina para cada uno de los mercados que toca; basta asomarse a Twitter cada quincena para enterarse de que un post suyo generó una nueva polémica en el mundo de las inversiones.
Musk pretende que su renuencia a seguir las reglas no es más que una muestra de su genialidad disruptiva. Con terrible éxito, ha convencido a hordas de technobros de que su conducta está enraizada en la irreverencia y la originalidad. Lo cierto es que su aversión a las normas es una excusa para su corrupción moral y política. Ya sea eludiendo leyes laborales, obligaciones fiscales o normatividades de toda clase, ha instrumentalizado el discurso ideológico alrededor de su movimiento para blindarse ante las críticas y los llamados a rendir cuentas: quienes buscan señalarlo son, claro, enemigos del progreso que él enarbola. La tendencia estadounidense debería alarmarnos. ¿Qué porción de nuestro futuro será determinada por las afinidades de billonarios que no temen socavar instituciones democráticas en nombre del mercado? ¿Qué nos protege de que, con insistencia, más figuras así salten del empresariado a la política con el único fin de allanar el camino hacia la monopolización del poder?
Referencias
- Watling, T. (2024, 21 de diciembre). Backlash as Elon Musk claims only far-right AfD can “save Germany.” The Independent. https://www.independent.co.uk/news/world/europe/elon-musk-afd-germany-twitter-x-b2668302.html
- Wesolowski, K., & Klug, T. (2025, 11 de enero). Fact check: AfD head called Hitler “communist.” He was not. Dw.com; Deutsche Welle. https://www.dw.com/en/fact-check-afd-head-called-hitler-communist-he-was-not/a-71274756
- Eisler, P., Spector, M., Parker, N., & Raymond, N. (2025, 5 de marzo). Exclusive: Judges face rise in threats as Musk blasts them over rulings. Reuters. https://www.reuters.com/world/us/judges-face-rise-threats-musk-blasts-them-over-rulings-2025-03-05/
- Pengelly, M. (2025, 20 de enero). Elon Musk appears to make back-to-back fascist salutes at inauguration rally. The Guardian; The Guardian. https://www.theguardian.com/technology/2025/jan/20/trump-elon-musk-salute
- Connolly, K. (2025, 21 de enero). “The gesture speaks for itself”: Germans respond to Musk’s apparent Nazi salute. The Guardian; The Guardian. https://www.theguardian.com/technology/2025/jan/21/the-gesture-speaks-for-itself-germans-divided-over-musks-apparent-nazi-salute
- Hagen, L. (2025, 15 de marzo). They look like Nazi salutes. Here’s why some people think they’re a joke. NPR. https://www.npr.org/2025/03/15/nx-s1-5305259/musk-salute-humor-controversy
- Lauer, S. (2024, 4 de octubre). “Henry Ford, l’inventeur du siècle américain”, sur France.tv : un visionnaire et inquiétant démiurge. Le Monde.fr; Le Monde. https://www.lemonde.fr/culture/article/2024/10/04/henry-ford-l-inventeur-du-siecle-americain-sur-france-tv-un-visionnaire-et-inquietant-demiurge_6343640_3246.html
- Garnett, A. Grace (2025, 16 de marzo). PayPal. Encyclopedia Britannica. https://www.britannica.com/money/PayPal
- Kanellos, M. (2009, 21 de septiembre). As Tesla Settles Lawsuit, Five Founders Emerge. Greentechmedia.com; Greentech Media. https://www.greentechmedia.com/articles/read/news-flash-there-are-five-founders-of-tesla-motors
- Butler, D. (2025, 26 de febrero). Elon Musk’s business empire is built on $38 billion in government funding. Washington Post; The Washington Post. https://www.washingtonpost.com/technology/interactive/2025/elon-musk-business-government-contracts-funding/
- Tucker, P. (2025, 14 de febrero). Pentagon officials are bracing for Musk’s DOGE. Defense One. https://www.defenseone.com/policy/2025/02/pentagon-officials-are-bracing-musks-doge/403037/
- Jin, H. (2022, julio). Tesla hit by new lawsuit alleging racial abuse against Black workers. Reuters. https://www.reuters.com/business/autos-transportation/tesla-hit-by-new-lawsuit-alleging-racial-abuse-against-black-workers-2022-07-01/
- Is Musk Using the FAA to Benefit Himself and His SpaceX Subsidiary, Starlink? (2025). Campaign Legal Center. https://campaignlegal.org/update/musk-using-faa-benefit-himself-and-his-spacex-subsidiary-starlink
- Kirkham, C. (2025, 10 de marzo). Tesla’s stock defied gravity for years. Is Elon Musk’s EV party over? Reuters. https://www.reuters.com/business/autos-transportation/teslas-stock-defied-gravity-years-is-elon-musks-ev-party-over-2025-03-10/