Tierra Adentro
Desolación. Óleo sobre papel, 2013. Pintura de Aurora García.

Plany per la mort del meu gos

Avui m’ha arribat la carta de ma mare i em diu, entre altres coses: ―besades i paraules― que algú va matar el meu gos.

“Bordant-li a la mort, com abans a la lluna i al silenci, el gos va abandonar la casa del seu cós, ―m’explica―, i se’n va anar darrera la seva ànima amb el seu pas extraviat i generós dimecres passat. No vam saber la causa de la seva sang, va arribar rajant angoixa, trontollant, arrossegant-se gairebé amb el seu udol, com si des de el seu paisatge esquinçat hagués volgut acomiadar-se de nosaltres; tristament estès va quedar ―blanc i trencat― als peus del que abans havia estat el teu llit de ferro. L’hem plorat molt…”

I, per què no?jo també he plorat;la mort del meu gos sense paraules em dol més que la del gos que parla, i engana, i riu, i assassina.El meu gos essent gos no mossegava. El meu gos no envejava ni mossegava.

El meu gos era corrent, humil ciutadà del lladruc-carrera, el meu gos no tenia argolla al coll, ni llistó ni sonalla, però era esbarjós, enamorat i ferotge. Als set anys vaig tenir l’escarlatina, i per allò del gemec i el caprici d’estar demanant diners cada estona, em van portar el gos de molt lluny dins una capsa de sabates. Era minúscul i senzill com el blat; després va anar creixent admirat i displicent junt amb els meus turmells i el meu sexe; va saber de la meva primera llàgrima: la xicota que marxava, la xicota de les trenes de raïm i la veu de lliri; va saber del meu primer poema balbucejant quan va morir l’àvia; el gos va ser en el seu temps de lladrucs el meu amic més amic.

“Bordant a la mort, com abans a la lluna i al silenci, el gos va abandonar la casa del seu cós ―diu ma mare― i se’n va anar darrera la seva ànima ―els gossos tenen ànima: una banyadeta com un trinat― amb el seu pas extraviat i generós el dimecres passat…” Ai, en aquesta trista tristesa en la que m’enfonso, la mort del meu gos sense paraules em dol més que la del meu gos que parla, i extorsiona, i discrimina, i burla; el meu gos era corrent, però deixava un cor per petja; no tenia argolla ni sonalla, però els seus ulls eren dos panderos; no tenia llistó al coll, però tenia un gira-sol per coa i era la pau de les seves orelles llargues dues llengües de diamants.

Traducción por Miquel Deya

Llanto por la muerte de un perro

Hoy me llegó la carta de mi madre y me dice, entre otras cosas: —besos y palabras— que alguien mató a mi perro.

“Ladrándole a la muerte, como antes a la luna y al silencio, el perro abandonó la casa de su cuerpo, —me cuenta—, y se fue tras de su alma con su paso extraviado y generoso el miércoles pasado. No supimos la causa de su sangre, llegó chorreando angustia, tambaleándose, arrastrándose casi con su aullido, como si desde su paisaje desgarrado hubiera querido despedirse de nosotros; tristemente tendido quedó —blanco y quebrado—, a los pies de la que antes fue tu cama de fierro. Lo hemos llorado mucho…”

Y, ¿por qué no? yo también lo he llorado; la muerte de mi perro sin palabras me duele más que la del perro que habla, y engaña, y ríe, y asesina. Mi perro siendo perro no mordía. Mi perro no envidiaba ni mordía. No engañaba ni mordía. Como los que no siendo perros descuartizan, destazan, muerden en las magistraturas, en las fábricas, en los ingenios, en las fundiciones, al obrero, al empleado, el mecanógrafo, a la costurera, hombre, mujer, adolescente o vieja.

Mi perro era corriente, humilde ciudadano del ladrido-carrera, mi perro no tenía argolla en el pescuezo, ni listón ni sonaja, pero era bullanguero, enamorado y fiero. A los siete años tuve escarlatina, y por aquello del llanto y el capricho de estar pidiendo dinero a cada rato, me trajeron al perro de muy lejos en una caja de zapatos. Era minúsculo y sencillo como el trigo; luego fue creciendo admirado y displicente al par que mis tobillos y mi sexo; supo de mi primera lágrima: la novia que partía, la novia de las trenzas de racimo y de la voz de lirio; supo de mi primer poema balbuceante cuando murió la abuela; al perro fue en su tiempo de ladridos mi amigo más amigo.

“Ladrándole a la muerte, como antes a la luna y al silencio, el perro abandonó la casa de su cuerpo —dice mi madre— y se fue tras de su alma —los perros tienen alma: una mojadita como un trino— con su paso extraviado y generoso el miércoles pasado…” Ay, en esta triste tristeza en que me hundo, la muerte de mi perro sin palabras me duele más que la del perro que habla, y extorsiona, y discrimina, y burla; mi perro era corriente, pero dejaba un corazón por huella; no tenía argolla ni sonaja, pero sus ojos eran dos panderos; no tenía listón en el pescuezo, pero tenía un girasol por cola y era la paz de sus orejas largas dos lenguas de diamantes.


Autores
nací en la isla de Mallorca en 1981. Estudié Filología Hispánica, Humanidades, Teoría de la literatura y Literatura Comparada, un curso de adaptación pedagógica para impartir clases y un máster en edición. Compaginé estudios y trabajo, primero en el sector turístico en la isla y después, ya en Barcelona, para Tusquets Editores y Editorial Ariel. La suma de todo me ha permitido fundar Editorial Foc, una editorial digital que deberías visitar en www.editorialfoc.me
(Oaxaca, 1947) es pintora y lingüista. En 2007 ganó el VII Concurso Nacional de Pintura Janssen-Cilag. Ha expuesto su trabajo en diversos espacios como el museo José Luis Cuevas y el Centro Nacional de Rehabilitación. Ha participado en diversos talleres de artes plásticas en la Academia de San Carlos, de la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM.
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