Juan Manuel Espinosa Aranda. Director General del Centro de Instrumentación y Registro Sísmico, A.C.
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El CIRES es una asociación civil que opera el Sistema de Alerta Sísmica Mexicano (SASMEX), que en años recientes alerta sobre sismos a la población de las ciudades de Acapulco, Chilpancingo, Morelia, Oaxaca, Toluca y el Distrito Federal. El ingeniero Juan Manuel Espinosa Aranda, Director General y fundador de este Centro, formado como investigador en la UNAM, explica su funcionamiento, el reto tecnológico y humano que representa su futuro, así como los problemas con las “alarmas sísmicas” y las “apps de alerta sísmica”.
El CIRES fue propuesto por el Dr. Emilio Rosenblueth Deutsch, a través de la Fundación Javier Barros Sierra. Se fundó en junio de 1986 a raíz del terremoto de 1985 en el Distrito Federal, con el objetivo de mitigar daños por sismo al reforzar el trabajo de toma eficaz de datos de los efectos de los temblores en el suelo, desde entonces realiza sus trabajos desde el Instituto de Ingeniería y el Servicio Sismológico Nacional, en la UNAM, con fines de investigación. El número de aparatos que los especialistas en ingeniería sísmica recomendaron se instalaran en un inicio, rebasaba por mucho la capacidad de respuesta del ámbito universitario. Además, se tiene la experiencia de eventuales problemas en el ámbito administrativo de la UNAM, como las huelgas, que ponen en riesgo la continuidad de ciertas tareas: sería desastroso que se perdieran datos por una anomalía administrativa. Por ello, se veía como una ventaja básica que el CIRES fuese una asociación sin fines de lucro, que contara principalmente con el apoyo del gobierno del Distrito Federal, porque es la ciudad más afectada por el riesgo sísmico. Nuestra responsabilidad es buscar que eso se mitigue. En enero de 1986 se publicó Investigación para aprender de los sismos de 1985, un informe técnico en el que se exponen aspectos para investigar diferentes ámbitos en los que el terremoto de 1985 afecto a la ciudad; hemos tenido casi treinta años para prepararnos.
Tenemos a nuestro cargo una red de ochenta instrumentos donados por la Fundación ICA, el Conacyt y el gobierno del Distrito Federal (conocida como la Red Acelerográfica de la Ciudad de México o RACM); esta Red permite obtener el registro de los efectos de los sismos en los diferentes tipos de suelo de la ciudad. Son datos públicos para conocer, estudiar e investigar. El conocimiento obtenido a través del acervo de la RACM ha logrado mejoras sistemáticas en los reglamentos de construcción de la ciudad. Los datos generados por la Red están en función principalmente de sismos fuertes, que son los que preocupan, y sus distancias a la ciudad.
En cuanto a desarrollo de tecnología, fabricamos equipos electrónicos y realizamos los diseños del sistema, aunque se trata de producciones realmente pequeñas. En más de veinte años no ha habido una sola falla provocada por un rayo en las instalaciones a nuestro cargo. Para evitar la corrosión y mejorar la respuesta de los instrumentos, estos operan bajo atmosferas de gas inerte. Proporcionamos desde servicios de operación y conservación hasta diseño y desarrollo de equipos con calidad internacional y refacciones para registro sísmico, incluyendo la renovación de aparatos obsoletos. Formamos recursos humanos de universidades mexicanas, que apoyan las diversas tareas del Centro. Se cuenta además con la asesoría de especialistas en diversas disciplinas y colaboradores con alta disponibilidad y profesionalismo para asegurar que, cuando ocurra un sismo, se tengan los resultados esperados.
La Alerta Sísmica
En 1989, el gobierno del Distrito Federal apoyo el desarrollo y construcción del Sistema de Alerta Sísmica, con el objetivo de proteger a la comunidad escolar y accionar automáticamente algunas medidas de mitigación en caso de que se presentara un sismo fuerte. El sistema comenzó a operar experimentalmente en 1992 en algunas escuelas públicas de formación básica con el apoyo de autoridades de la SEP. La idea original de la alerta funcionó muy bien porque los sismos que llegan a ocurrir en la costa de Guerrero tardan casi sesenta segundos en llegar al Distrito Federal, y los niños eran capaces de realizar acciones de prevención en lapsos menores antes de que el sismo fuera percibido.
La Alerta Sísmica es pionera en el mundo a raíz de que en 1993 se incluyó su difusión pública. Ese año se logró un convenio con la Asociación de Radiodifusores del Valle de México para que retransmitieran la señal de alerta cuando fuera necesario. Desde entonces telecontrolamos muchas de las radiodifusoras del Valle de México y algunas televisoras que han decidido participar. Además de las radiodifusoras, y siguiendo la idea original, la señal llega también a varias escuelas de manera directa. Entre las funciones automáticas que se operan con su aviso, se incluye detener el Metro del Distrito Federal. Es uno de los servicios automáticos que se han logrado involucrar. Empezamos en las escuelas anticipando los efectos de sismos moderados, casi siempre de magnitud mayor a cinco, y llegamos hasta las radiodifusoras con avisos de Alerta Pública si el sismo —según indiquen los parámetros para su pronóstico— se presume como fuerte, posiblemente de magnitud igual o mayor a seis.
El criterio para emitir el aviso de alerta a la población se discutió en grupos multidisciplinarios, cada uno experto en su área. Un sismo de magnitud cinco en la región de Guerrero puede ser percibido por personas que viven en suelo blando del Distrito Federal. Con frecuencia la gente dice: “yo sentí que tembló”, así que se envía un aviso de Alerta Preventiva para estos sismos. Se decidió también que el aviso de Alerta Puública se haría para sismos de magnitud mayor a seis. Debe quedar claro que se trata de un proceso empírico. No teníamos, en ese entonces, ningún referente en el mundo, excepto nosotros mismos.
Contamos con un Sistema Automático Confiable: nadie interviene durante la función final de alertar. Esto se hace automáticamente con software y programas de comunicación muy elaborados que hemos desarrollado en el Centro. Podemos comparar el Sistema de Alerta con un robot y, para asegurar que el robot funciona, tiene que estar haciendo una tarea regular. Si no la hace, nos avisa y revisamos las anomalías. Irónicamente, esto nos convierte en los esclavos del robot, pero con eso logramos un alto porcentaje de éxito.
Desde el punto de vista de la ingeniería, si sabemos dónde se originan los terremotos, podemos colocar sensores en esa región. Como no tenemos la precisión de su localización, instalamos una red densa de sensores que cubren razonablemente las zonas sísmicas probables. Cada sensor utiliza algoritmos de reconocimiento que permiten asignar un rango de magnitud estimado del sismo en el momento en que está empezando a ocurrir para transmitir el aviso de alerta a la población. Actualmente contamos con noventa y seis sensores en servicio. Tal vez con cien sensores adicionales tendríamos la cobertura ideal para la región sísmica del sur de la República Mexicana, que incluya a Chiapas, la zona del Istmo y Veracruz.
Para difundir los avisos de Alerta Sísmica a la población, en 2008 agregamos una herramienta de difusión de avisos de emergencia como la que se utiliza para advertir de peligros naturales en Estados Unidos. La National Oceanic Atmospheric Administration (NOAA) hace la determinación de peligros de diferente tipo, de manera similar a nuestros atlas de riesgo, y transmite avisos a la población que se encuentre en zonas vulnerables. Se trata de radios receptores que, al captar un mensaje de la dependencia a cargo por alguna emergencia, se activan solos, y advierten del peligro. Esa herramienta tiene un grado de desarrollo avanzado y depurado para los fines que fue concebido. Este radio receptor incluye una referencia electrónica para que se tenga conocimiento de en qué lugar del país, ciudad y región está instalado y, dependiendo de los atlas de riesgo, puede alertar sobre diferentes tipos de calamidades. Es una herramienta muy evolucionada, pero que sorpresivamente no servía para avisar de terremotos. Nos dimos a la tarea de revisarla, estudiarla y comprender sus códigos y formatos. Perfeccionamos el radio receptor y lo registramos como Sistema de Alerta de Riesgos Mexicano (SARMEX), y sus mejoras tecnológicas han sido reconocidas internacionalmente, al punto que será propuesto para su utilización en California, Estados Unidos, donde no han liberado alguna alerta sísmica. La forma de alertar sismos a la gente en California sería una copia de lo que hacemos en el Valle de México, lo cual nos parece meritorio.
En México estamos a la vanguardia del desarrollo tecnológico. Se realizó una inversión de cincuenta mil de estos equipos comprados por el Gobierno del Distrito Federal, y otros cuarenta mil adquiridos por la Secretaria de Gobernación, que se entregan a entidades como Guerrero y Oaxaca. Es una herramienta muy elaborada, poderosa y bastante confiable. Además, tiene la ventaja de avisar sobre otros peligros, lo que la convierte en una herramienta ideal como medio de comunicación para protección civil, salud, medio ambiente, etc. Para el caso de sismos, el SASMEX tiene pregrabado el sonido oficial de la Alerta Sísmica. En el mercado sólo hay un distribuidor del radio receptor SASMEX. Se está promoviendo que otras marcas ofrezcan este mismo desarrollo, de manera que pueda ser más económico, ya que ahora es relativamente caro.
Existen otras alertas comerciales, pero no están avaladas por el CIRES. Por ejemplo, SkyAlert presenta varios productos pero sólo uno de ellos ha sido valorado positivamente: SkyAlert USB. Otras compañías ofrecen detectores de movimiento tipo péndulo, que han sido muy cuestionados por su desempeño y servicio. Para regular estas iniciativas comerciales, se prepara a nivel gubernamental una norma sobre este tipo de alertas: que especifique, por ejemplo, la manera de redistribuir la información, de manera que su atraso o su participación no afecte el fin del sistema en cuanto a la rapidez con que se emite la alerta. SkyAlert sólo tiene permiso para retransmitir el aviso de alerta que nosotros generamos en un servicio por medio de radio comunicación tipo bíper. Este no es el caso para el producto SkyAlertApp, cuya aplicación para telefonía celular depende del internet móvil, que no es un buen método dado que su efectividad depende de la demanda, hora del día y del tráfico que pueda haber en la red: si se intenta enviar un mensaje de alerta, este mecanismo de transmisión no da prioridades, porque los teléfonos no están diseñados para esta modalidad. Adicionalmente, SkyAlert ha anunciado que está invirtiendo en sensores, acelerómetros, pero que no tienen la resolución adecuada para medir temblores. A veces los temblores son tan pequeños que hacen falta herramientas de otro tipo para poderlos observar y medir. SkyAlert asume que generar un aviso de Alerta Sísmica es más sencillo de lo que parece, y lo que van a lograr es un servicio que no está certificado ni contrastado con ámbitos serios de la comunidad científica. Es importante que todos los que se sumen a este esfuerzo tengan un mínimo de tecnología y de conocimiento del fenómeno sísmico.[*]
Hay, sin embargo, otra modalidad en los teléfonos celulares. Para comprenderlo, digamos que se trata de un número telefónico comodín que todos los teléfonos celulares reconocen. Cualquiera de los que estemos vinculados a una célula que dirige un mensaje al número comodín recibiremos esa llamada como si fuera un bíper y simultáneamente nos enteramos. Sin embargo, esa función tiene que estar habilitada por el concesionario. El gobierno puede tener la facultad de solicitar al concesionario que le proporcione ese servicio. O el concesionario, en reconocimiento a sus clientes, podría ofrecerlo en las células donde fuese necesario. Esta sería una herramienta que conviene que se integre.
Ahora que el servicio del SASMEX ha probado su utilidad, lo que sigue es incorporar mayor número de herramientas de difusión: a través de radiodifusoras, televisoras, radios especiales, medios de comunicación y dispositivos que surjan, siempre y cuando consideren las restricciones y características para aprovechar el mayor tiempo de oportunidad de la Alerta Sísmica. La tecnología móvil, como lo hemos mencionado, puede servir no sólo para alerta sísmica, sino para advertir de otras amenazas una vez que exista cobertura para la comunicación de datos.
Vamos en la dirección correcta, pero no sé si vamos suficientemente rápido. Es mucho lo que hay que corregir y perfeccionar. Con facilidad nos distraemos porque hay otras prioridades en el día a día y, como se menciona en la sabiduría popular china, “un gran terremoto regresa cuando el anterior ya se nos olvido”. Cuando ocurre un sismo es común que la gente se pregunte cómo obtener un dispositivo o algo que los alerte. Hoy en día contamos con tecnología mejorada y normas de construcción orientadas para reducir daños ante sismos, pero hay que garantizar su continuidad y promover la práctica de simulacros; el éxito de la Alerta Sísmica dependerá en gran medida de conocer que acciones realizar cuando suene la alerta. Este es un tema que escapa a la tecnología y a la ciencia sobre sismos; es un tema de educación, comunicación, sociología, política y cultura de protección civil en torno al contexto de riesgo y sistemas de alerta temprana. Hay escuelas donde algunos profesores no promueven la práctica de simulacros, acciones fundamentales para la cultura de la prevención. A los terremotos no hay que temerles: hay que informarse y tomar medidas de prevención.
[*] Nota del editor: en julio de 2014 el Instituto Federal de Telecomunicaciones emitió un comunicado donde pide calma y prudencia en el uso de aplicaciones para alerta sísmica.