Tierra Adentro
Cartel oficial del debate Peterson vs. Žižek
Cartel oficial del debate Peterson vs. Žižek

 

Primero como farsa y después como circo de tres pistas

A finales del año pasado, Jordan B. Peterson (1962), estrella emergente de la derecha light y anti corrección política, se enfrascó en un debate con un bot que reproduce citas de Slavoj Žižek (1949). El filósofo esloveno no tiene cuentas personales en redes sociales, sin embargo Peterson, como los usuarios de ELIZA e inteligencias artificiales más sofisticadas, creyó involucrarse en una profunda reflexión del Ser en la que solo quedó explicado su ser.

 

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Peterson, comediante y mártir, se convirtió en una figura pública a finales de 2016, cuando se opuso vía YouTube a la propuesta C-16 del congreso canadiense. La reforma a la ley, que fue aprobada en 2017, contempla cambios en el acta canadiense de derechos humanos y el código penal para proteger de la discriminación a la expresión y a la identidad de género. De acuerdo con Peterson, la C-16 abría el camino a la imposición de los pronombres neutros. Mientras que leyes previas en Europa prohíben ciertos discursos (como el negacionismo del Holocausto o el reconocimiento del genocidio armenio), una ley de este tipo sería la primera en obligar a la creación de un discurso específico.

Expertos en la ley canadiense consideraron que Peterson hizo una interpretación errónea, y que el uso incorrecto de los pronombres neutros bajo ninguna circunstancia podría calificarse como discurso de odio. Pero el debate, primero en las universidades canadienses y después en los medios estadounidenses, ya tenía vida propia, y Peterson hábilmente consiguió asignarse el papel de la voz sensata y no-racista del nuevo conservadurismo.

Se apresuró también a publicar su segundo libro y primer éxito de ventas: 12 reglas para vivir. Un antídoto al caos. A juzgar por la portada, es un libro más de superación personal, pero el contenido lo distingue a medias del género. Peterson se retrasa en elucubraciones científicas para apoyar lugares comunes razonablemente aceptados fuera del canon de la autoayuda, como que tener una actitud positiva, aunque sea impostada, permite a las personas tener una relación más asertiva con los demás; o que las buenas compañías son a la larga más beneficiosas y satisfactorias que nuestros intentos de salvación de amigos que no desean más que hundirse en la amargura y la autocomplacencia.

 

 

No son ideas lo suficientemente innovadoras o radicales para justificar su reconocimiento creciente, sin embargo Peterson ha encontrado otros flancos para practicar sus habilidades en la discusión: la influencia de la teoría crítica (a la que llama marxismo cultural) en las universidades, la imposición de leyes a favor de la equidad, la idea de que la performatividad de género no tiene relación alguna con la biología, la brecha salarial entre hombres y mujeres, los mitos y tabús de la izquierda.

 

Lo que nos están dando

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Basta ver una entrevista o algún especial de RT (pero no sobra leerlo) para darse cuenta de que Žižek es una bestia mediática. Su hábito desagradable de sacudirse la nariz como los cocainómanos es ya un sello de garantía y un tic gozoso para sus seguidores. Su mérito inicial, la recuperación de Lacan en tiempos de tal reichianismo que la Redacción de Tierra Adentro escribe desde un acumulador de energía orgónica, fue nutriéndose con su capacidad para poner en cuestión cualquier acontecimiento global (de la crítica liberal a la victoria de Donald Trump al éxito de Roma).

La fama de Peterson y el debate con su bot no dejaron a Žižek indiferente, pero consideró que la popularidad del autor canadiense se debía a la incapacidad de la izquierda para abordar temas incómodos. Peterson aprovechó para retar a Žižek a un debate.

 

 

El resto está a punto de ser historia: este Viernes Santo 19 de abril de 2019, en el Ralston College de Savannah, Georgia, se llevará a cabo el debate entre Žižek y Peterson. El primero, según el cartel del evento, acudirá en defensa del comunismo, y el segundo del capitalismo, con la Felicidad como tema central. Los boletos están agotados, pero por 285 pesos puede verse el debate en pago-por-evento,  y en la Ciudad de México algunos espacios ya han anunciado que tendrán transmisión en vivo.

Profecía: no se espere un debate violento o agresivo, ni en las antípodas ideológicas. Žižek y Peterson comparten el desprecio a la corrección política, el Partido Demócrata de Estados Unidos y a la censura desde la academia. Además, Žižek es un conversador lúcido y entretenido, y está muy dispuesto a encontrar validez en los razonamientos de sus oponentes, como hizo con David Horowitz en el programa de Julian Assange. Y Peterson es fiel al noveno mandamiento de 12 reglas para vivir: “Da por hecho que la persona a la que escuchas puede saber algo que tú no sabes”.

 

 

Será un enfrentamiento interesante entre un peso crucero y un peso medio del pensamiento actual. El debate que preferiría Žižek (y la Redacción de Tierra Adentro) sería Žižek vs. Chomsky. Pero Noam Chomsky, como el zorro, como JD Salinger, como Juan Rulfo, es más astuto, y sabe que un debate con Žižek sería visto, inevitablemente, como la mala segunda parte de su debate con Michel Foucault en la televisión holandesa.

Y es que no todo tiempo pasado fue mejor, pero los setenta estuvieron muy bien.