Dos poemas de Manuel Becerra
Mujer mirando un esqueleto de ballena
Usualmente con ojos melancólicos
observa las costillas circulares hasta llegar
a la cola apelmazada como un abanico.
Después regresa por el camino poroso
de lo que antes fuera su vientre
y sube por las mandíbulas inacabables.
Ahí se detiene en las cuencas
que fueron sitio, seguramente,
de flores de yeso y estrellas de sal.
Hallada bajo el infernal desierto de Chile,
se puede leer en el escaparate
del Museo de Historia Natural de Boston.
Imagina el llamado en forma de aullido
bajo los pesados pliegues del agua acomodándose.
Es posible también vislumbrar
el mecanismo sanguinario de caza en grupo
y el torso colosal en la superficie,
primero para ser una isla de cormoranes
y después, sumergiéndose
para atraer a un círculo sonoro de gaviotas hambrientas.
Del vínculo que han generado se desprende un acorde menor.
Podrían armonizar pulso y ciclo menstrual.
Una de ellas sostiene una teoría
más allá de la muerte,
su corazón aéreo de cien kilos.
La otra duerme un infinito sueño de calcio.
Fábula de Donna y su caballo
“Dentro de él había un pozo indescifrable”, dijo.
Cada uno de nosotros es a su manera un caballo.
Era una historia de amor o no sé,
no estoy seguro. Lo contó una amiga
que a su vez era la historia de Donna
y su regalo de verano
que era un caballo ¿Recuerdas? Trataba
de ella que vivía en el norte
y decía que cada vez
que lo guardaba en el establo
algo de uno se quedaba en el otro
en medio de la noche turmalina
y él parecía sonreír radiante
al día siguiente con sus grandes dientes
de madera o de niño, qué sé yo,
y sentía a sus costados
los muslos solares de Donna
y así giraban los días como una
gran rueda sobre el campo pero un día
un hombre apareció con un anillo
y una gran piedra que él mismo halló entre las piedras
y Donna asintió con la cabeza y se casaron
y entonces algo cambió por completo
porque entre Donna y el caballo
hubo un lenguaje roto como el asma,
asma de amor diría algún día un Chileno,
y murió porque no había más vallas
que saltar ni más mujer por la cual
habitar las colinas, las colinas
fueron más breves y entonces
Donna dijo eso ¿recuerdas?
“Dentro de él había un pozo indescifrable…”
y también dijo “Se rompe el corazón
a los hombres mas no a los caballos”.