Tierra Adentro
Ilustración de Luis Ham

|declarado desierto|

retazos 

Para Félix Obed Valdovinos 

 

 

                          ¡debiste haberme dicho que íbamos soñando! 

Guillermo Fernández 

 

 

 

un desierto es un cuchillo sobre el corazón

del que ama diferente

una puñalada sobre tu corazón

es su aridez / el frío / su calor. 

* 

un hombre 

deja su cuerpo

a merced de otro hombre

y lo consume 

como la sal exige 

la redención del agua 

 

con la sed en los ojos 

contemplamos  

el esqueleto de los primeros mares 

 

nuestro deseo yendo hacia un remanso 

que decida hospedarnos.   

* 

nadie merece dormir a la intemperie 

cuando hace frío         afuera del amor

nos refugiamos                 

 

aunque sea en el desierto 

donde un amante apenas 

sobreviva. 

* 

nos vendría bien el agua y el adobe

para hacer una casa 

un jardín donde no falte sombra: 

 

a la luz cenital 

la desgarra nuestra semejanza. 

* 

podemos llamar odio a los desiertos  

que no admiten nombrarse como tales 

 

dicen que es el amor 

lo que siempre termina por matarnos. 

* 

en esta habitación dejo mi soledad pastar  

te busca / olfatea  

 

es demasiado el blanco 

para el cuerpo de ambos 

no hay miradas  

que no quieran mojarse  

en este amor que viaja a la garganta 

 

(yo amaba esa blancura 

pero él no  

llegaría a saberlo). 

* 

un hombre que no acepta

la espina –esa palabra dura 

y ponzoñosa–

para nombrar su amor 

y mata  

como hacen los desiertos

con la carne 

 

es mucho                                                          

para un amor que nunca                  

tuvo casa 

en esta boca abierta

que no dice tu nombre 

hay una sed tan grande  

que nos desaparece.  

* 

sé que van a decir  

que es un crimen de hombres  

que amaron demasiado 

 

hay mucha semejanza 

 

el riesgo 

de mirar un estanque 

hasta reconocerse 

 

cautivan 

 son miradas tan viejas 

que hablan de lugares que nunca conocimos 

el riesgo es que no llueva 

o que llueva y no haya humedad 

sobre tu corazón 

 

 el riesgo 

es el amor en sí 

y su reverso 

 

el odio. 

* 

te llamarías  

guillermo 

dario  

o paolo 

 

a todos los arrasó el desierto 

 

era una oleada dulce de cuchillos 

cayendo sobre la piel desnuda de sus corazones  

 

confiaron 

 

pensaban que en un verso de sal para la carne 

se hermanaría el deseo 

pero fue una visión 

muy dura 

y con bastante 

         filo. 

* 

mi nombre ocupará el lugar 

de alguna nota roja 

 

describirán la muerte 

con palabras muy torpes          no saben 

cómo tratar el tema 

 

lo asesinó el amor 

la noche o el desierto 

  

lo asesinó otro hombre 

que estuvo antes con él 

en soledad 

desnudos         parece  

que si mata el amor 

lo hace muy bien y en paz 

 

no hay crimen un lío de maricones 

que se fue de las manos         y les basta. 

* 

ya nada va a salvarnos de esta luz tan anciana 

y peligrosa          en ella 

fundamos  

una ciudad muy breve 

donde no  

cabe 

nadie.   

* 

no hay formas de llevar 

este calor por dentro 

y que nadie lo note 

 

los amantes no tienen  

un corazón seguro 

ni siquiera en el cuerpo 

pueden decir que amaron 

demasiado.  

* 

con cuánta agua  

puede lavar un niño  

su mirada 

después de descubrir 

que otro niño le gusta. 

* 

cómo nos dice un cuerpo 

que ya fue suficiente 

 

su olor                     

innecesario 

         para el tacto: la sombra  

que es aceite de alguna  

luz  

pasada 

lo que ya no soporta  

el humo ni tu carne 

lo que ya nadie toca  

de nosotros. 

* 

un cuerpo en medianía  

no es el mismo que ocupa  

esta cama 

 

tu cuerpo nunca sobra: 

 

es una lluvia atroz 

por debajo del vientre 

que acaso tenga un nombre 

pero ya no              

          recuerdo.         

* 

no es que hubiera pedazos de nosotros 

sobre las avenidas 

 

no fuimos un accidente abierto a la mirada 

de los transeúntes                   nuestra ruina 

era algo doméstico 

la costumbre que apenas delataba 

lo triste de estar juntos 

una cierta adherencia 

 

era también la tristeza del cuerpo en solitario 

 

el tacto que no viene 

 

la rutina  

que amanecía  

devorándolo todo 

 

el cuerpo estuvo expuesto 

y acabó sepultado por los años.  

* 

pero íbamos soñando 

 

el hombre que me mató

me amaba 

su amor era distinto al de los otros 

era un amor muy torpe 

nunca entraba el día en el rostro de ambos 

fueron muchos desiertos que entraron en mi cuerpo

pero ya no había amor 

eran las alas negras del enojo 

no hay crimen

van a decir 

 

un lío de maricones 

que atrajo a las arenas 

su torrente de moscas 

 

un delito 

que no debe anunciarse: 

 

en nombre del amor                                          

pueden resplandecer                                         

todas las muertes.