De Ruinas Tropicales y correspondencias
Morelos vive un momento efervescente en la escena cultural. No se trata de la impresión de un recién llegado que resulta deslumbrado por la retórica cultureta gregaria, ni de una lectura superficial, sino de un sumario de elementos que reunidos resultan un corpus más que notable.
Por ejemplo, Ruina Tropical es un movimiento propuesto por Davo Valdés, Amaury Colmenares y Faby Valdés que genera eventos artísticos multidisciplinarios en espacios no institucionales; este colectivo se ubica en Cuernavaca y toma la ciudad por asalto, involucrando artistas de todas las disciplinas, con un fuerte acento en la producción literaria y la fotografía. El jueves 14 de jukio del año pasado, la lectura de cuentos 4LETRAS en Casa Tikal, con escritores como Roberto Abad, Diego Gallardo, Eduardo Oyervides, Tigram Contreras y Abraham Villaseñor, fue una cita de lecturas aceptables y una concurrencia nutrida, de hecho todos los eventos se caracterizan por tener una gran participación de público, lo que cumple uno de los objetivos del colectivo: la generación de nuevos públicos, aunque eso a veces resulte en una ruidosa convivencia como en la lectura de poesía 4LETRAS en el bar Penny Lane, donde la poesía de Denisse Buendía Castañeda, Ivana Melgoza, David Cerqueda, Lu Schaffer y Rodrigo Bazán luchó palmo a palmo con el ruidazo ambiental, con una victoria para quienes particparon, cabe decirlo, porque no era el típico cuchicheo de bar, sino una auténtica conflagración de estruendos felicísimos de ambos bandos, con la poesía arrancando aplausos y desbordando las manifestaciones jubilosas.
La poesía está viva y goza de una vitalidad singular en Cuernavaca, florece como florecen las ruinas de Mirada Ruin, proyecto fotográfico de Bernardo Ávila que documenta esa decadencia urbana elemental a todas las urbes, que en el caso de Cuernavaca es aún más dramático y paróxico cuanto de exuberante y colorido tiene la fastuosa reapropiación de la naturaleza de las construcciones citadinas, que la hermana en su florida decadencia con La Habana, Detroit y Chernobil.
Ruina Tropical también es música con Loquera Morelanse, serie de presentaciones de grupos como Los Pápalos, Akapulke, Old Wave, Chronos; algunos de ellos participaron también en la intervención masiva de la nueva sede de la compañía de circo Submarino Morado, una enorme construcción en forma de redondel que está en obra negra. El evento llevó el nombre de Grietas y participaron artistas como Cisco Jiménez, Lalo Lugo, Patricia Couto, Minerva Ayón, Natalia Efe, Eduardo Casillas, Pedro Mantecón, Ale Marzana, Josemaría Bahena y Claudio Rousselon, y los músicos Augusto Herrero, Lolo, Diego Álvarez Icaza y Pedro Mantecón.
Ruina Tropical se enlaza a través de sus integrantes con otros movimientos, como La Rabia del Axolotl, una plataforma colombiana de difusión de arte latinoamericano, y con la revista La voz de la tribu, de la UAEM. En esta red de correspondencias arbitrarias, me es inevitable pensar en la ciudad de León y su Poesía Mugrista, movimiento poético multidisciplinario encabezado por José Zarzi, Pedro Mena y Carlos Hugo González, que como una bocanada refrescante irrumpió en bares y cantinas con poesía, música rompedora, multimedia y artes visuales, degenerando luego en el más formal Encuentro de Poesía de León, programando lecturas de escritores como Rocío Cerón, Ángel Ortuño, Julian Herbert y León Plascencia Ñol. Continuando con los paralelos, la ciudad de Cuernavaca vive la florescencia cultural después de una larga noche de violencia y atrocidades que no terminan de acabar, pero que ya no alcanzan los niveles de alarma de hace escasos años, cuando la captura con lujo de violencia del capo Arturo Beltrán Leyva generó un abanico de reacciones violentas y sumió a la ciudad y la región en la depresión moral y económica. En estos días el crimen organizado se deja sentir con fuerza en León, cuando antes Guanajuato era considerada una “plaza libre”, es decir al margen de las acciones violentas que han bañado de sangre al resto del país, como si se tratara de una excepción a la regla, un islote de paz en medio de los tiroteos de Michoacán y Jalisco.
Las acciones culturales en este contexto violento entonces, pueden-deben ser entendidas como acciones de resistencia y disentimiento, retomando espacios públicos que le pertenecen a todos y no al crimen organizado y sus aliados en los gobiernos. Esta reapropiación es necesaria para expiar el miedo y evitar que éste nos paralice como sociedad, es entonces cuando el arte debe ser ariete y cuña para la acción social, el arte como factor de cambio en una sociedad lastimada; los artistas de Morelos han aprendido esa lección que quizá ahora le tocará aprender al Bajío… Al menos ese es el discurso dominante entre los artistas cuando se les pregunta si el arte puede aportar algo de luz tras la oscurana que vive nuestro país, cuestión que sirve de eje al documental que realiza el cineasta Adrian Castillo, sobre los artistas de Morelos. Este documental es derivado de otro proyecto mayor, un catálogo de artistas de Morelos que dirigen, al margen de las instituciones oficiales, Ricardo Ariza, Ulises García, Denisse Buendía y Miguel Izquierdo. Este trabajo monumental se propone reunir artistas de todas las disciplinas y áreas afines como la gestión cultural y la curaduría, desde artistas emergentes, hasta artistas de larga trayectoria como Roger Von Gunten y los escritores Javier Sicilia y Francisco Rebolledo.
Algunos foros que animan la vida cultural de la ciudad son el restaurante La Maga, un foro bastante activo para músicos y exposiciones, sede de El Rapidín, una iniciativa de Belem Recillas que semana a semana convoca a artistas visuales para elaborar pequeñas piezas en vivo y que ha resultado un exito; L´Arrosoir, otro sitio siempre lleno que presenta ágilmente exposiciones de gran calidad y que es el centro de reunión obligado de la comunidad cultural; Celofán, una cooperativa de artistas con una tienda que exhibe y vende lo que producen; y LAMULI, Laboratorio de Arte Múltiple e Impresos, un taller de producción y galería que ofrece clases de grabado y producción gráfica con artistas, así como el multiforo Aquí Estuvo Zapata.
Mención aparte merece el colectivo Lunámbulas, una agrupación de poetas feministas que echan mano del performance, la música y la poesía para poner a discusión temas como la violencia de género, los feminicidios (Morelos presenta uno de los índices más altos del país, y es por decreto federal un Estado en Alerta de Género), el aborto y la equidad de género. Además del colectivo, las cuatro Lunámbulas, Xochiquetzal Salazar, Barbara Durán, Amatista Lía y Denisse Buendía Castañeda, tienen por separado una nutrida agenda relacionada con los derechos humanos, la literatura, el feminismo y la música, como es el caso de Amatista Lía que recién compuso letra y música del Cabaret Concierto para Locas, Putas y Feas, de la aguerrida showgirl Minerva Valenzuela.
Por si fuera poco, el estado de Morelos fue el invitado del Festival Cervantino en 2015, llevando a tierras guanajuatenses una buena comitiva de artistas morelenses, sobretodo grupos musicales-multimedia, que aunque grande y variada, sin embargo, apenas representa una breve selección de todo el panoráma musical de la entidad. Por nombrar algunas: Neoplen, Las Galletas de Mr. Esqueleto, Cuarteto Magatama, Never After Before, Som Bit, Libertad de la tierra, Fake Fémina, Cuarenta Días, Rinno, La Banda de Tlayacapan Brígido Santamaría, Son de Tepoztlán, Jesús Peredo Flores, Tembembe Ensamble Continuo, BaNdula, Los Amos del Recreo, Sociedad Acústica de Capital Variable, Ary Ehrenberg , Javier Ocampo, Elías Xolocotzin, Marte Roel, Moises Regla, Raquel Punto, Galo Íñiguez, Leonardo Requejo, Capital Sur, ÁdadA, Leika Mochán, Seres Lunáticos, Ikal Gallo y Sesar Adjuster, Zeñal & Zación, Casa del Sur, Valsian, María Cantú, Kamikaze Beat Band, La Bolonchona, Djémbere y, mi favorito, el power dúo La Perra.