De los hombres que escriben poemas en las paredes de los baños públicos
I
los que reconocen el canto del diablo en pared vecina / recurren diariamente al sacrificio de las serpientes / los que sentados con pelo y agua / sueñan plaga de muchachos adormecidos tras la puerta / los que jalan la palanca para el sonido del disimulo / mientras el galope de las cabras hace eco de montaña /
los que abandonan la metáfora / y prefieren una embestida real por la espalda
aquellos que adoloridos rugen por dentro de cabina en cabina
aquellos que silenciosos miran por debajo y encuentran un espejo
aquellos que vaciados dejan rastro de blancura esparcida
aquellos que insatisfechos con marcador permanente deciden
anunciarse
porque la oferta y la demanda así lo dictan
porque las heridas emanan sangre cada dos días
porque las hemorragias se cortan amarrando cuerpos
II
aquellos que tantas veces /
tú que la primera vez que te encontré / estabas escrito bajo el dispensador de papel:
Por todos ustedes que
Estrujan los muslos
Rodillas con otros
Para su salvación también
Estoy aquí
Todo todito entero
Utilicen de mí desde uñas hasta
Ojos
443 159 1616 Juluis
(perpetuo tu cuerpo cuando leí)
anoté el número /
dos días después /
te marqué
III
da miedo, Juluis
ver un hombre herido
escrito en la pared de un baño público
(hombre lobo que se anuncia: maravilloso / quimérico/ proverbial)
sonó el teléfono: sonó el teléfono: sonó el teléfono
voz humana/ aullidos
contestaste:
las consecuencias eléctricas
entraron por oído
se alojaron en el ocre sentimental
de mis órganos
rasgaron de gravedad las paredes hemorrágicas de mi cuerpo
debí colgar antes de que péndulos mis piernas
y brazos
sostuvieran la mochila donde:
un espejo
un autorretrato
una libreta
un lapicero
saliéramos a buscarte
IV
tú, que la segunda vez que te encontré
(de cuerpo atómico frente a mí
con tus dedos incendiándose)
manipulabas un mandala de alambre
y me contaste la historia:
los monjes tibetanos: hace más de tres mil años: relajación y meditación: las formas sagradas: los movimientos: el origen del universo: la evolución de la vida: la nada: la gran explosión: el átomo: las galaxias: el Sistema Solar: la Tierra: los elementos: agua: aire: fuego: tierra: la dualidad: bien: mal: Yin: Yang: luz: oscuridad: la vida en la Tierra: la Flor de Loto: el Hombre: sus manifestaciones: las culturas: el tambor: la rueda: una corona para el rey: otra para su reina: un salvador y su cáliz sagrado: los seres de otros planetas: las naves espaciales: regresamos al origen: el átomo
fingí poner atención
la historia ya me la sabía
me imaginé
me perdí
en tus sopletes dedos industriales
quemándome
V
tú
que la tercera vez que te encontré
te vi de lejos
y pensé que era yo
con más años y lunares
y pensé que eras mi padre
(fotocopia de mi vida[1])
y te vi
Hermoso–fuerte–orgulloso–seguro–arrogante
respetado y (deseado) por los demás[2]
y te vi
de puerta abierta hacia explotar en el pasto
anunciándote en las paredes continuamente
respondías a otros el teléfono
lavabas tus manos/ veías el espejo/ contemplabas el vértigo
de tus ojos/ sonreías
y pensé que era yo, Juluis
escribí: Narciso
en la primera página: un puñado de muchachos
escribí dos puntos: bitácora de voces masculinas
tropecé en mayúscula con tu nombre (maravilla del mundo)
acantilado
de signos
imágenes
VI
y después
las tardenoches
los llanos de verdeoscuro
las nubes rojas de ciudad
de estar arriba
tú
ladrillo
sobre mí
con semento entre nosotros
erigíamos una barda en pocos minutos
las noches
las sombras
el ruido de los grillos
de estar arriba
tú
siempre huías
dejándome en el derrumbe
VI
la noche puede caer dentro de la vena antes que la jeringa:
mil abejas queriendo atravesar los tímpanos
la bala que encierra el corazón
(ojos de cristal meth el temblor de la vista)
las ganas de salir al crucero de sombras
las ganas de salir a buscarte, Juluis
verte con un dedo tapar un poro nasal
y con el otro respirando azul marino
cuéntame una de tus historias
verte, Juluis, decirte, Juluis
vamos a Tres Puentes
a las escaleras de S a n t a M a r í a
a Plaza de Armas, Juluis
a donde quiera que existas
allá te comparto mi jeringa, allá te inyecto, Juluis
donde las avestruces de la noche miran y comen
que nos coman por los ojos
(ojos de cristal meth)
la bala que dejó escapar el corazón
arde en las puntas de la uñas
(el temblor de la vista)
Juluis, brinca las calles y los cuerpos tirados
esos que ya no te sirven, esos que inyectaste una vez
los que gotean blanco de la mitad de su cuerpo
los que explotaron por la magia que trasmites
bríncalos, Juluis
no entienden que eres mago
el que viene en busca de todos, el cuentacuentos
bríncalos, y te espero en algún lugar
con la sustancia entre las piernas
y con la liga amarrada al brazo
[1] Eros Alesi
[2] Ídem