Tierra Adentro

Después de un periodo de trabajo de casi dos años, los diez artistas seleccionados para participar en la cuarta edición del Programa BBVA Bancomer presentan sus proyectos artísticos y obras resultantes en la exposición De la formación a lo público, en el Museo de Arte Carrillo Gil. A lo largo de sus cuatro ediciones, este programa ha pretendido impulsar la carrera de artistas jóvenes mediante una beca para la producción de obra, asesorías con artistas, curadores e investigadores de arte contemporáneo, el montaje de una exhibición colectiva y la publicación de un catálogo. A partir de estas características, es ineludible pensar en las exposiciones que se desprenden del programa como semilleros generacionales y termómetros de las nuevas propuestas, cuya selección está dada por un marco institucional. Sin embargo, para escapar de estos reduccionismos, Willy Kautz y Mónica Amieva, coordinadores curatoriales de la muestra, han adoptado una estrategia distinta para esta edición. Al asumir las limitantes temáticas y de relación discursiva entre los proyectos, implícitas en el modo de selección, han escogido centrarse en los procesos formativos de los artistas, con la finalidad de que desarrollaran una investigación artística que desemboque en una presentación pública dentro de un espacio expositivo museístico.

La curaduría de De la formación a lo público trata de visibilizar el proceso de las investigaciones de los artistas, los andamiajes teóricos y métodos de los cuales se valen, así como sus retos y soluciones. Por lo tanto, no se fuerza un discurso compartido o generacional, ni hay interés por empatar la producción de los artistas seleccionados en una misma línea. Cada práctica tiene tiempos y contextos específicos; son búsquedas lideradas por un individuo, pero unidas a un trabajo en conjunto en diferentes niveles, desde la producción hasta el diálogo, la mediación y la inserción en una comunidad o grupo social, con una clara intención de volver público el trabajo realizado. Es así que, sin buscarlo explícitamente, los puntos de contacto entre los modos de hacer y los proyectos se revelan y cobran mayor relevancia en la exposición.

Si tuviéramos que hallar denominadores comunes entre las obras que componen De la formación a lo público, encontraríamos la repetición, la memoria, la recreación y la subversión como temas y métodos recurrentes, en formatos escultóricos, instalaciones, performances, reportajes, fotografías y videos. Las piezas se construyen a partir de diferentes estratos de inserción en ámbitos públicos, que van desde el reconocimiento de prácticas individuales hasta dinámicas identitarias, familiares, sociales, comerciales, gremiales, tradicionales y comunitarias.

En la obra de Chantal Peñalosa, Tenemos muchos recuerdos de ese lugar, lo único que no recordamos es el día que dejamos de ir. – Testimonio 34, Plaza Cuchumá, a través de fotografías y esculturas, la artista deja constancia de las actividades repetitivas y cotidianas que realizan los dependientes de un centro comercial en decadencia en Tecate, Baja California. Los dobleces diarios de ropa que ejecutan las lavanderas junto con las inyecciones y baños a los perros que atiende el veterinario se materializan y perpetuan en los objetos de cerámica. Similar es el proceso de Omar Vega Macotela en Nosotros San Marcos, obra compuesta por heliografías, videos y esculturas de cera, que preservan los ritos de caza de don Guadalupe, oriundo de dicho poblado. La mirada del cazador obtiene protagonismo al capturar imágenes con una cámara, mientras que sus experiencias se cargan de nuevo valor al ser registradas y compartidas.

En Where’s the Beef ?, obra de Cristóbal Gracia, se activa el paralelismo disímil que una pieza puede tener en dos contextos distintos. En
la Ciudad de México, la escultura Muro articulado, de Herbert Bayer, se hallaba en el olvido 
hasta hace unos años, cuando el patronato de
la Ruta de la Amistad la recuperó. Por el contra
rio, su réplica, ubicada en un centro comercial
en Denver, Colorado, tiene una connotación incluso afectiva por parte de los usuarios de dicha plaza, quienes la conocen como «The French Fry Stack». Ante la negativa de un permiso para efectuarlo en la Ciudad de México, fue en Denver en donde Gracia, con apoyo de una cadena de comida rápida, convocó a un concurso para saber quién podía comer más papas fritas, un gesto irónico si lo entendemos como la ingesta de los componentes de la escultura.

Daniel Aguilar Ruvalcaba revive los estragos causados por la crisis de 1994 en su familia en ¿Por qué no fui tu amigo? Uno de los factores que contribuyó a su quiebra fue un préstamo emitido por Bancomer. Con una sólida táctica de crítica institucional, Ruvalcaba se comprometió a saldar la deuda de un homónimo de su padre, siempre y cuando este participara en las recreaciones de los episodios ocurridos en esa época. Actuando en el límite de los esquemas del programa, el artista produjo obra que después vendió y, con ese pago, liquidó la deuda de Juan Manuel Aguilar. Una vez más, la reactivación de la memoria se une a la imaginación subversiva para denunciar las crudas consecuencias de la vinculación con la institución bancaria a través de sus mecanismos inherentes.

Al repetir el título de la exposición varias veces, De la formación a lo público también puede leerse como «a lo público de la formación». No se trata ya de un proceso lineal con un final definido, sino de una retroalimentación continua, donde los proyectos artísticos se construyen en diálogo con su inserción en sociedad. Los trabajos de estos artistas dependen de relaciones comunitarias y reflexiones públicas; las estructuras formativas se fortalecen al ser expuestas. Este ejercicio expositivo funciona como recordatorio sobre la permanente bidireccionalidad e interdependencia de la formación.