Carta desde la cárcel
21 02 2021
Con la Mochila al Hombro desde la cárcel de Matamoros de la más alta seguridad
El día anterior, sábado, escuché el programa sobre mi caso con la participación de Paco Taibo II, Fritz Glocker y Humberto Macías. Se llamó algo así como “César Montes, una leyenda viviente”.
Profundamente agradecido por la participación de cada uno y la conducción del programa de una hora de duración. Inmerecidamente elogiosos. Queda sólo aclarar algunos aspectos mencionados.
1.- No fui deportado por error. Aclaré que tenía asilo político, entregué todos los documentos pertinentes que acreditaban el trámite.
2.- Demostré fehacientemente que mi padre era mexicano y estaba en trámite mi nacionalidad mexicana.
3.- No se investigó debidamente mi situación migratoria totalmente legal. Desde el primer momento me dijeron que sería deportado.
4.- Luego que acredité mi legalidad, dijeron que me llevarían a la Ciudad de México al Instituto Nacional de Migración en la noche misma de mi detención. Mintieron porque me llevaron al aeropuerto internacional Benito Juárez e intentaron embarcarme en un vuelo comercial a Guatemala, a lo que me opuse.
5.- Tuvieron que obligarme con violencia a subirme en un vuelo especial, esposado de pies y manos en tal forma que fue una tortura violando todos mis derechos humanos, siendo conducido a Tapachula, Chiapas, en contra de mi voluntad.
6.- Exactamente en 24 horas, estaba siendo entregado en la frontera de Guatemala, sin que hubiera ningún trámite de extradición. No hubo tiempo para hacer ningún trámite y tampoco hubo nadie de Interpol.
7.- Fui víctima de una detención ilegal, un secuestro, técnicamente hablando.
8.- Víctima de ilegal deportación, de una extradición irregular, ilegal, delictiva.
9.- No se respetó mi condición de persona de la tercera edad con casi 80 años.
10.- Se burlaron leyes estatales y federales por mi detención ilegal hecha como vil secuestro y por mi entrega ilegal al gobierno de Guatemala que tenía y tiene persecución política en mi contra por mis ideas revolucionarias.
Salí al estrecho corredorcito donde se ve el cielo con altus stratus moviéndose lentamente de norte a sur, señal de que seguirá el frío. Se pueden ver las copas de cipreses y los altos laureles de la India contrastando con lo originario. La vista se enmarca con las filosas concertinas electrizadas y los altos muros. Supe que habitan muchas ardillas en el bosquecito.
En la azotea camina un guardia penitenciario que de lejos me saluda. Fue él quien me trajo saludos de algún campesino beneficiado con tierra que gestionamos en el Fondo de Tierras. Son de Crucero Cakija, un proyecto productivo rentable que produce café en oro y cardamomo seco.
Frente a mi juegan cartas guardias y presos todo el día. Están los guardias más constantes: el de cara de tepezcuintle de bigotes recortados, el panzón, el vende dulces de cardamomo, el rijolillo. Al fondo se escucha la poco romántica música mono tonal, con letra de retraso mental. Salen brevemente los pandilleros ultra tatuados, me saludan con respeto, fumando sus puros de marihuana, permanentemente hablándome en su slang: “¿Tuanis comandante? ¿sólo escrituras? me llega comanche”.