Según el relato de Buenaventura de Bagnoregio, Francisco de Asís habría recibido los estigmas —signos de la Pasión de Cristo— en 1224, dos años antes de su muerte.
I
El padre de tu padre se lo contó una noche al volver de la milpa, cuando no había luz eléctrica y ese calor sofocante del que siempre se ha quejado se colaba por las ventanas.